Tanti, nos debemos un baile

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Manuel Cañete
Manuel Cañete
Es presidente de Federación de Asociaciones Vecinales de Gijón.

Constantino Hevia Coto, Tanti para quienes tuvimos la suerte de conocerlo y de tratarlo, falleció esta madrugada a la edad de 70 años en Xixón. Nació en la localidad lavianesa de Tiraña y desde temprana edad se implicó en la lucha por los derechos y las libertades, pagando por ello el precio de diversas detenciones y pasos por la cárcel durante el régimen franquista.

Trabajó en la mina, desempeñó después otras labores, pero los problemas de salud empezaron a pasarle factura pronto y hubo de jubilarse prematuramente. Repartió su vida entre la cuenca del Nalón, Madrid y Xixón. No era una persona que alardeara de sus luchas ni de sus militancias, tampoco se extendía hablando de sus experiencias vitales.

Tanti era una persona excepcional, un ser humano comprometido desde el principio al fin de su vida, siempre dispuesto a embarcarse en batallas sociales de toda índole. Era un currante nato, se prestaba a cualquier labor en la que le requirieran una mano allí donde tocara a pie de calle, ya fuera para pegar carteles o para atender una mesa de venta de camisetas solidarias, para sostener una pancarta, para recoger firmas o para repartir octavillas, lloviera o hiciera sol. Lo mismo apoyaba con su presencia la plataforma Cultura para el Arango que en la Plataforma contra la Contaminación en Xixón.

Nadie recuerda una mala palabra de él y es difícil encontrar a alguien que hable mal de su persona; eso ya dice mucho de su talla humana. Tenía muy pocos enemigos, pero le tocó estar del lado de los derrotados en la lucha interna de su organización política.

Fue un firme defensor de los movimientos sociales y de la izquierda, más allá de su conocida militancia en Izquierda Unida, más allá de orientaciones estrictamente políticas o ideológicas. Por su capacidad de diálogo y por su amplitud de miras no fue, en modo alguno, una persona ortodoxa ni sectaria. Por encima de cualquier otra consideración, creía en la unidad y en la confluencia de los movimientos transformadores.

creía en la unidad y en la confluencia de los movimientos transformadores

Mientras la salud se lo permitió, era de los que pasaba a diario por los locales de la Asociación de Vecinos Evaristo San Miguel, estaba allí hasta última hora, había que mandarlo a casa porque nunca tenía y era un gran conversador. Por desgracia, su ya maltrecha salud se agravó en los dos últimos años y limitó su vida social en la ciudad y en el barrio.

Como anécdota, puedo contar que en las fiestas de verano en el barrio, mientras sonara la orquesta nadie se quedaba sin bailar si estaba él allí, sacaba a bailar a cualquier mujer u hombre que hubiera en su entorno. En ocasiones el fin de fiesta nos hermanaba entonando al alto la lleva el Compañeru, dame tira de Nuberu. Él y yo nos debíamos un baile desde hace tiempo, nos lo seguimos debiendo…

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