Hay pocos territorios que aúnen una naturaleza casi salvaje y un recorrido histórico de miles de años de manera tan evidente como Teverga. Un espacio conformado durante milenios a través de sus tres valles, Valdesampedro, Valdecarzana y Valdesantibáñez, que ha creado un paisaje cultural donde el arte prehistórico convive con el románico más singular o el pasado minero, todo ello enmarcado en un entorno natural y ganadero donde las brañas con sus teitos y corros conviven con grandes extensiones forestales donde los últimos urogallos se resisten a desaparecer y el oso es el vecino más habitual.
Panorámica del concejo. Foto: Toño Huerta.
Todo el territorio del concejo de Teverga forma parte del Parque Natural de Las Ubiñas – La Mesa, declarado Reserva de la Biosfera por la Unesco en 2012. A través de diversos itinerarios, con la vía verde peatonal y ciclista de la Senda del Oso como eje, se pueden visitar rincones que conservan toda la esencia de esta zona montañosa de la Asturias Central donde los verdes de los pastos y bosques conviven en armonía con el azul del cielo y el gris de la omnipresente caliza. Un destino cercano lleno de sorpresas.
Senda del Oso
Senda del Oso. Foto: Turismo de Asturias.
Se trata de uno de los mayores atractivos turísticos del concejo. Es una senda peatonal y ciclista, de baja dificultad y bien señalizada, que discurre sobre una antigua vía de ferrocarril minero, de 1884, que conectaba las explotaciones del mineral de la montaña central asturiana y los hornos de Quirós con la fábrica de armas de Trubia, en el concejo de Oviedo/Uviéu, y el ferrocarril del Norte.
La senda va en paralelo al río, atraviesa bosques y numerosos tuneles. Algunos de los tramos son realmente espectaculares.
Uno de los numeros túneles. Foto: Toño Huerta.
Presenta varias áreas de descanso y multitud de paneles informativos, y puede recorrerse andando o a pie desde el Parque de Invierno de Oviedo/Uviéu hasta Teverga. Su sencillez la convierte en un buen plan para realizar en familia. Hay múltiples opciones para alquilar bicis para niños y adultos.
Osas de la senda del Oso.
Sin duda, el mayor aliciente de la ruta es ver a las osas Paca y Molina que se encuentran en el cercado a mitad de camino, en el concejo de Santo Adriano.
Foto: Toño Huerta
La ruta sigue hasta San Martín, capital del concejo de Teverga, y es una buena manera de entrar en él. Hace unos años se amplió su trazado por el municipio de Teverga, llegando a Cueva Huerta a través de 8,5 kilómetros por zonas boscosas y con un desnivel más fuerte que merece la pena realizar.
Parque de la Prehistoria
Entrada al parque. Foto: Toño Huerta
A escasos tres kilómetros del principal núcleo de población, San Martín de Teverga, se encuentra uno de los equipamientos culturales y turísticos de referencia en Asturias, el Parque de la Prehistoria, un centro que nos permite conocer y entender el arte del Paleolítico Superior europeo a través de un discurso museográfico muy visual y didáctico donde destacan las reproducciones, llamativamente realista, de las principales cuevas y pinturas con representaciones de arte rupestre, como Tito Bustillo, Candamo o Niaux (Francia).
Una de las pinturas reproducidas
Como aliciente, en su exterior cuenta con una amplia zona de pastos donde viven y se reproducen algunas de las especies animales representadas en esas cuevas, como uros, bisontes o caballos tarpanes. El parque, diseñado por el arquitecto catalán Dani Freixes, es uno de los mejores espacios de arquitectura contemporánea de Asturias y ha recibido numerosos reconocimientos por su exitosa integración en el paisaje tevergano.
Edificio del parque de la Prehistoria
Cascada del Xiblu
Cascada del Xiblu. Foto: Turismo de Asturias.
A través de un buen camino que cruza por el hayedo de Montegrande, se llega a una zona conocida como La Fervienza, donde se cruza el arroyo por un puente de madera en un lugar idílico donde el sonido del agua lo inunda todo. Un sendero paralelo al cauce del río nos lleva hasta el Xiblu que, en realidad, es una sucesión de tres cascadas con una altura total de cien metros. Uno de esos espacios donde es posible encontrarse con una xana, las sirenas de los ríos en la mitología asturiana.
Cascada del Xiblu.
Después de la ruta, el hotel y restaurante Casa Manolo en Páramo, es un buen lugar en el que descansar y reponer fuerzas degustando su fabada, carnes y otros platos típicos de la gastronomía tradicional.
Cueva Huerta
El desfiladero de La Estrechura es simplemente impresionante; un estrecho paso por donde la carretera serpentea para llegar a la zona conocida como El Privilegio e iniciar el ascenso al Puerto de Ventana.

En su entrada, el río se sume en las entrañas de la tierra, justo por debajo donde está la gran entrada a Cueva Huerta, una de las mayores cavidades de Asturias con más de 14 kilómetros de galerías exploradas y, donde además de los fenómenos cársticos activos que le dan forma, cuenta con una importante colonia de murciélago.
Declarada Monumento Natural, es posible su visita, solamente mediante reserva, a través de una actividad de turismo activo.

Montegrande

El hayedo de Montegrande es uno de los de mayor extensión de España. Aunque la especie predominante es el haya, acorde a los diversos pisos bioclimáticos podremos encontrarnos también con especies como el roble, abedul o acebos, con una variedad de fauna que va desde pequeños roedores, corzos, ciervos, osos o lobos. Es, además, uno de los últimos reductos del urogallo cantábrico, especie en grave peligro de extinción.
Son varios los caminos que se pueden seguir por este espacio que nos introduce de lleno en la fronda, pero también en grandes claros que fueron aprovechados para la actividad ganadera, como la braña de Las Cadenas, donde destacan sus corros, construcciones circulares y abovedas hechas de piedra.

Puerto de Ventana

Menos conocido que otros puertos, el de Ventana es otro de los grandes pasos de comunicación entre Asturias y León, en este caso a través de Babia. Con inicio en la capital de Teverga, son casi 20 kilómetros hasta alcanzar su cumbre, a 1.587 metros, lo que lo convierte en un mirador sin igual de los valles teverganos.

En su recorrido cruza el hayedo de Montegrande, lo que hace que su ascensión, sea en coche, moto o bicicleta, se convierta en una experiencia para los sentidos. Y si nos gusta la historia, en su parte más alta es posible visitar diversas trincheras de la Guerra Civil española.
Colegiata de San Pedro

En la capital municipal de Teverga, La Plaza, se encuentra uno de los más tempranos ejemplos del románico asturiano. Fundada como monasterio, los orígenes de la Colegiata de San Pedro se remontan al siglo XI. En su exterior conserva numerosos elementos decorativos en forma de canecillos que representan animales de la zona, como lobos y osos.

En su interior gruesas columnas soportan arcos de medio punto con capiteles labrados. Destaca su claustro, rehabilitado en el siglo XVII. Y como sorpresas finales, conserva un Cristo crucificado del siglo XIII y dos cuerpos momificados, las famosas “momias” de Teverga, correspondientes al primer marqués de Valdecarzana y a su hijo, que sería abad de la colegiata.
Iglesia de Villanueva

En la pequeña población de Villanueva se levanta una iglesia que, aunque exteriormente no destaque demasiado, en un interior guarda varios tesoros en forma de capiteles decorados. La iglesia de Santa María data de los siglos XI-XII y es otro de los grandes ejemplos del románico en Asturias.

Soportando los grandes arcos, diversas columnas conservan unos capiteles profusamente decorados, unos con motivos vegetales, otros con diversos animales fantásticos y varios con representaciones humanas de escenas bíblicas.
Brañas vaqueiras

Teverga sigue siendo un municipio ganadero, una actividad que durante siglos ha modelado el paisaje y creado elementos que forman parte de nuestro más preciado patrimonio etnográfico.

En las brañas, asentamientos veraniegos donde pasta el ganado y vivían los pastores, se conservan numerosas construcciones en forma cabañas y cuadras, alguna tan singulares como los corros, circulares con bóveda de piedra, o los teitos, cabañas con cubierta vegetal. Varios itinerarios nos permiten conocer este pasado, como la Ruta de Las Brañas o la Ruta Vaqueira.
Puerto de San Lorenzo

Uniendo el Parque Natural de Las Ubiñas – La Mesa con el Parque Natural de Somiedo, se encuentra el Puerto de San Lorenzo, una amplia ventana a esta parte de Asturias donde, en verano, le podemos poner como banda sonora los cencerros de los centenares de cabezas de ganado que pastan en la zona. Este paso es otro de los habituales en la pruebas ciclistas; sin duda un lugar muy desconocido a la espera de ser redescubierto.

Escalada en Teverga

Teverga es un pequeño paraíso para las personas aficionadas a la escalada. Cuenta con varias zonas como la “aguja” de Sobia, Gradura o Entrago que la convierten en una de las mejores zonas de España para esta práctica deportiva y la más amplia de Asturias, superando las 600 vías.

Una de las zonas más visitas es el entorno de Valdecerezales, en las proximidades de Entrago, donde existe aparcamiento y área de autocaravanas. Con vías para todos los niveles, esta pared cuenta con un desplome donde se encuentran algunas de las de mayor dificultad.
Puerto de Marabio

Otro de los espacios naturales protegidos de Teverga son los Puertos de Marabio, declarados Monumento Natural en 2002. El paisaje es una sucesión de extensos pastos donde existe un destacado complejo cárstico de gran interés que ha provocado que exista un sistema de sumideros y cavidades de más de seis kilómetros.

Es un entorno donde la ganadería es la actividad fundamental, con un pequeño mirador en la cercana ermita de Santa Ana y diversas rutas de montaña como la ascensión al Pico Caldoveiro.
Pozo San Jerónimo

Durante el siglo XX la actividad minera fue muy importante en Teverga, conformando una cultura y sociedad que ha llegado a nuestros días. En sus comienzos se trató de una minería de montaña, es decir, mediante la construcción de galerías para extraer el carbón.

Sería a mediados del siglo XX cuando la gran empresa minera de la zona, Hullasa, profundizaría un poco vertical y construiría el castillete de San Jerónimo, el único de todo el valle. Un pasado minero que se intenta preservar como nuevo recurso de un territorio que se resiste a olvidar su historia.