En defensa del ministro Alberto Garzón

La derecha de la España de 'Los santos inocentes' y de las patronales de la ludopatía y de la explotación animal levantan la veda contra el titular de Consumo

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Paco Álvarez
Paco Álvarez
Periodista, escritor y traductor lliterariu d'italianu. Ye autor de les noveles "Lluvia d'agostu" (Hoja de Lata, 2016) y "Los xardinos de la lluna" (Trabe, 2020), coles que ganó en dos ocasiones el Premiu Xosefa Xovellanos.

Cuando se puso al frente del Ministerio de Consumo alguna gente pensó, pensamos, que Alberto Garzón iba a lo fácil: asumía una cartera de nueva creación (una cartera emancipada, anteriormente subyugada a otras competencias), un ministerio que en apariencia tenía escasas competencias dentro del marco administrativo y legislativo actual. Alguna gente pensó, pensamos, que a Garzón le pasaba lo mismo que a otras figuras precedentes de la izquierda transformadora a las que se les daba muy bien la labor de denuncia desde la oposición pero a las que les temblaban las piernas cuando se les presentaba la ocasión de saltar (impulsadas por los votos de la ciudadanía, eso hay que decirlo) hacia la orilla del poder, en la que no queda otra que faenar en las aguas revueltas de la Realpolitik, asumir responsabilidades, negociar avances, admitir renuncias…

Quizás Alberto Garzón decidió hacer difícil lo fácil, y ese es un atributo de las personas que son conscientes del legado de rebeldía que llevan a sus espaldas cuando les encomiendan un cargo que no es suyo, es colectivo, y que podría suponer una fruta envenenada. Cuando el ministro Garzón se atrevió a meterle mano a las casas de apuestas, los traficantes de la ludopatía (esa droga emergente que venden en barrios obreros, a veces a poca distancia de centros escolares), algunos medios de comunicación que facturan un pastón en publicidad de las grandes empresas de la ludopatía y, cómo no, la España sempierterna sobre la que escribió Miguel Delibes en Los santos inocentes, lanzaron la primera escopetada sobre ese ministro, aparentemente flojo, del Gobierno de izquierdas.

Garzón siguió cubriéndose de gloria cuando anunció medidas restrictivas contra la publicidad de dulces y bebidas azucaradas dirigidas a menores. Algunas de las grandes empresas que se están forrando a costa de vender productos insanos, adictivos, que nos empujan hacia una sociedad de prematuros diabéticos y que en muchos casos utilizan como ingrediente estrella el aceite de palma (chungo para la salud e igualmente chungo para el medio ambiente y para las comunidades indígenas en las zonas afectadas por su explotación) lanzaron otra posta de escopeta como el ministro Garzón: lo acusaron de irresponsable, apelaron a los puestos de trabajo que hay detrás de esa subindustria de la comida basura, soltaron alguna gilipollez amparándose en la libertad de consumo… La España de los señoritos, esa España de Los Santos Inocentes que siguen representando ciertas derechas y ciertos medios de comunicación, volvió a poner el grito en el cielo contra un ministro que, según esas voces rabiadas, lo está haciendo de pena y que, por si fuera poco, es un jodido comunista.

El ministro Garzón, al que en teoría le habían encomendado una cartera ministerial alejada del ruido, siguió pisando charcos. No se le ocurrió otra cosa que conceder una entrevista a un periódico británico en el que criticó el modelo de granjas de ganadería intensiva imperante en España. Las granjas de ganadería intensiva, para que nos entendamos, son esos lugares en los que hacinan, desde el principio al fin de sus vidas, a decenas de miles de animales que normalmente nunca ven la luz de sol y que en algún caso acaban comiéndose su propia mierda; una ganadería espantosa que además genera una huella ecológica inasumible para el planeta.

Estos últimos días se ha intensificado la cacería empresarial y mediática para ‘abatir’ (verbo eufemístico de los cazadores) al ministro Alberto Garzón, que parece haberse convertido en una pieza de caza mayor para esa turba de linchadores.

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5 COMENTARIOS

  1. Todo el mundo sabe que las macrogranjas españolas existen y están desuncidas ante los tribunales europeos por las propias autoriddesde la Unión, -que son de derechas, no se olvide eso- mucho antes de que lo dijese Garzón.
    El gran crimen de Garzón es ser comunista y decirlo.
    Y digo decirlo, porque la inmensa mayoría de ministros de Podemos, también son comunistas, pero no figura esa palabra en el nombre de Podemos.
    Aquí todo depende del nombre, igualico que cuando el Generalísimo Gonzales, tomó la ideología del PP, renuncio al marxismo, etc. y se hizo de derechas.
    Pero con el PSOE si se llama socialista pues la gente aborregada piensa que el gran financiero
    Felipe González, pue es un descamisado socialista.
    Lo dicho, manda el nombre del partido, pues somos incultos.

    • Una pequeña puntualización:
      Esa inmensa mayoría de ministros de Podemos que también son comunistas se refiere
      únicamente a Yolanda Díaz y al propio Garzón

      Los ministros de podemos, creo que hoy son 5, los 2 citados y
      Vicepresidenta de Gob. y ministra hoy Belarra, antes Iglesias (ninguno de ellos comunista)
      Ministro de Universidades, antes Castells, hoy Subirtas (ninguno de ellos comunista)
      MInistra de Igualdad: Montero que no es comunista
      Por lo que no suponen una inmensa mayoría. Ni siquiera una mayoría entre los ministros de UP

  2. Habría que ponerles delante de sus casas las montañas de mierda que genera la ganadería intensiva. Que lidien con los olores nauseabundos, las moscas y las ratas mientras hacen barbacoas en el jardín de sus mansiones, que llenen sus piscinas del amoniaco que se cuela en los acuíferos y brinden con champán mientras disfrutan del paisaje desértico que dejan los pechines.

  3. “Las granjas de ganadería intensiva, para que nos entendamos, son esos lugares en los que hacinan, desde el principio al fin de sus vidas, a decenas de miles de animales que normalmente nunca ven la luz de sol y que en algún caso acaban comiéndose su propia mierda; una ganadería espantosa que además genera una huella ecológica inasumible para el planeta.”

    ¿Realmente crees que no existen normativas, ni controles, ni nada que impida el “esperpento” que tú imaginas sobre este ¡SATÁN de GANADERÍA INTENSIVA? ¡El periodismo documentado también existe! NOTA: Prefiero la ganadería extensiva, pero no prefiero el periodismo no documentado.

  4. Sus comentarios atraviezan los troncos de esos árboles con una horizontalidad vertical que los amarra a la conservación del planeta.

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