Gerard Alegre llega este domingo al VESU Fest a descargar la adrenalina y ese pop melancólico de sonrisa triste y contoneo que lo han convertido en una figura al que algunos asimilan a The Cure y otros le encuentran heredero de El último de la f¡Fila. En este pop alegre/triste se asimila cierto malditismo y una sentimentalidad visceral y feroz que nunca pasa despercibido. Prepara nuevo LP y presenta su último trabajo “Juro y Prometo”.
“Juro y Prometo”. Un juramento y una promesa siempre anuncian un futuro, un porvenir, una esperanza. Este disco mira hacia el futuro?
Creo que sí. No estoy seguro. Mi instinto dice que no mira hacia el pasado.
Niño, discúlpame, me retrotrae a Niño futuro, de Rafael Berrio de la que hizo una maravillosa versión León Benavente. Estás hablándole al niño que fuiste o te estás dirigiendo al niño que vendrá después de cierta redención.
Estoy hablándole al niño que fui. Me da la sensación de que una parte de nosotros sigue siendo ese niño que fuimos con siete años. Creo que cuando cumplimos esa edad, hay una parte de nosotros que deja de cumplir años y se queda con nosotros. Somos el niño que siempre vamos a ser. En mi caso, como tantas otras personas, creo que nos olvidamos que sigue existiendo ese niño.

Qué distingue este disco de tus álbumes anteriores: Voces y de El último vecino.
Creo que en Juro y Prometo incluye diferentes estilos, mientras los anteriores eran más homogéneos.
Tengo la sensación de que es un punto y a parte con diferentes sonoridades.
Este disco lo terminé hace ya tiempo. Ahora mismo, estoy con ganas de hacer el disco de cuatro canciones y todas iguales. Eso va y viene
NO se cansa uno de escribir la misma canción o en el fondo, cada vez que componemos, como una película de Woody Allen, todas son son la misma película, todas hablan del mismo autor.
Sí, yo creo que hago bastante eso.
En alguna entrevista tuya, leí que este disco parte un poco de la pandemia, del final de una relación y de un proceso muy introspectivo, una depresión, de la que saliste airoso. La pandemia provocó grandes bloqueos. ¿Fue también tu caso?
Creo que sí. Pasé por una depresión médica convencional. NO es que estés bloqueado, ni si quiera estás eso. No estás de ninguna manera.
Como una nube negra..
Como la nada.
El tiempo se vuelve más denso.
No sé. En esos momentos, no existe el tiempo. No existe nada. Sólo existe la cama.
¿Cuándo descubriste que habías superado ese escalón de la depresión?
Cuando me encontré en el estudio con ganas de hacer música. No cuando tenía ganas, sino cuando vi que la estaba haciendo. En ese momento, ví que a lo mejor estaba un poquito más cerca de salir de eso. Yo trabajo en la música de modo automático, no lo pienso, no lo planifico. Es muy recurrente, pero hago música igual que respiro. No me gusta esa frase que suena muy manida, pero no encuentro otro símil, otra comparación. Generalmente, no me gusta nada que dice o hace todo el mundo.
“Quizá hay cierta impostura en la que me siento muy cómodo, pero es que ahora me apetece ser muy, muy sincero, Cantar sin filtrar”.
¿Este último disco tiene un punto de redención con el pasado?
¿Qué significa redención?
Cumplir con una deuda que se mantenía con uno mismo
Creo que sí. Porque yo antes del disco venía de sacar unos pocos singles que en el momento que los saqué me gustaban más o menos, pero que después me dejaron la sensación de que no estaba siendo lo suficientemente auténtico. De todos modos, Juro y Prometo no es completamente auténtico.
¿Por qué?
Porque lo siento de esa forma.
Descubres cierta impostura.
Quizá hay cierta impostura en la que me siento muy cómodo, pero es que ahora me apetece ser muy, muy sincero. Cantar sin filtrar.
Esa honestidad brutal o visceral ¿te permite sentirte más autor o te hace creerte en los conciertos más intérprete porque no eres genuinamente tú?
Es curioso porque cuando canto las canciones en los conciertos me siento muy yo sobre el escenario. NO quiero decir que con las canciones de este disco no me sienta yo, pero sí creo que en el directo es completa esa sensación.
Como se plantea un directo de El último vecino.
Se plantea de una manera muy básica y muy punk, cosa que me gustaría cambiar, me gustaría dirigir más los directos. Ahora somos como una banda de quinceañeros que ensaya quince días antes y toca.
¿Te sientes más cómodo en una sala o en un festival, lo digo porque tus discos parece que exigen un poco más de complicidad o de intimidad?
Son sensaciones distintas. Tocar el disco en una sala te permite contar una historia y tocar en un festival son 40 minutos. A mi me gusta tocar mucho más en un festival. En teoría debería ser lo contrario. Me siento artista a la hora de contar historias pero la sensación de tocar durante 40 minutos hitis y después irte es increíble.
¿Eres de los que disfruta cuando compone o es un proceso tormentoso?
Es un proceso tormentoso. Disfruto de la canción cuando comienza a estar acabada. Cuando tengo la estructura completa es cuando la disfruto.
¿Eres adicto a la melancolía cuando compones?, lo digo porque tienen ese equilibrio de la sonrisa melancólica.
Supongo que sí, porque no concibo otra manera de escribir.

En tus primeras lecturas, ¿qué que te ha influido de una manera decisiva?
¿Te refieres a libros?
Efectivamente.
No, yo no leo. Nunca he leído, salvo las lecturas que me obligaban en el colegio. Leer me parece un acto aburridísimo
Pero intuyo que sí escuchabas mucha musica
No paraba y estaba todo el santo día escuchando discos.
Y quiénes estaban presentes. Puedo sospechar que The CUre
Pero los escuché bastante tarde. Cuando era más pequeño escuchaba a Extremoduro, El último de la fila o Héroes del silencio. Ellos fueron configurando un pequeño mundo interior. Siempre veraneaba en un pueblo muy pequeño y muy anárquico. Las canciones de El último de la fila me evocaban esa época y ese lugar, me revolcaba en esa poética. Me coincidían muchas cosas en mi cabeza y de ahí se fue forjando ese tipo de concepto. Me gusta mirar un pueblo y ver sus gentes.
Creo que entre Joe Crepúsculo y tu hay cierta relación de identidad. Una forma muy compleja de construir las canciones y una forma muy atávica de ejecutarla. El quizá sea más luminoso aunque con relámpagos autodestructivos y tu una templanza más melancólica.
Nunca lo había pensado.