Decreto anticrisis: Pedro Sánchez y las políticas del vértigo

El Presidente del gobierno aprueba un tercer paquete de medidas sociales para afrontar la inflación y proteger a la clase obrera

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Víctor Guillot
Víctor Guillot
Víctor Guillot es periodista y adjunto a la dirección de Nortes. Ha trabajado en La Nueva España, Asturias 24, El Pueblo de Albacete y migijon.

El presidente del Gobierno ha ido acumulando atributos desde que llegara a La Moncloa tras su triunfal moción de censura, esa en la que tachó de indecente a Mariano Rajoy en el hemiciclo, mientras éste sucumbía al alcohol en un mesón madriles, enterrado bajo los papeles de la Gürtel, los estragos de unos cuantos ordenadores y los votos del Congreso. Pedro Sánchez ha pasado de ser un gobernante imberbe a un poderoso presidente capaz de adaptarse a las circunstancias y llegar a leerlas como pocos. A penas han transcurrido cinco años hasta hoy, martes, día en el que el jefe de Gobierno anunciaba un paquete de medidas que forman parte de ese concepto que hemos llamado las políticas del vértigo.

Políticas del vértigo son los 10.000 millones en inversión social de este decreto que se suman a los 30.000 aprobados anteriormente. Es la exención del IVA de los alimentos de primera necesidad, es la subvención de 300 millones a los agricultores, es la prórroga de la rebaja a los impuestos energéticos, es la congelación de los alquileres, es el cheque de 200 euros directos y únicos a las familias con rentas menores de 27.000 euros anuales. Son políticas del vértigo la extinción de los 20 céntimos a la gasolina y la ampliación del conjunto de ayudas al Transporte que ponen en un serio aprieto a Isabel Díaz Ayuso. La socialdemocracia viaja siempre en ferrocarril. A veces pienso que a la presidenta de Madrid se la llevará por delante un tren de cercanías, después de mostrarse tan dubitativa con la subvención del transporte público madrileño.

Estación de tren de Mieres. Foto: David Aguilar Sánchez.

Las políticas del vértigo son adaptativas, fluidas, capaces de hacer avanzar y proteger a todo un pueblo, tal y como dijo hoy Pedro Sánchez en la rueda de prensa de final de año en la que, como suele ser habitual, los primeros ministros hacen el balance de su gestión. Las políticas del vértigo comenzaron con una pandemia y continuaron con una guerra. Las políticas del vértigo van por delante de las leyes, y como el tope del precio del gas, incluso por delante de Europa, y es por eso que Pedro Sánchez gobierna armado de reales decretos. Quien ponga en marcha las políticas del vértigo debe ser como Mercurio. De Hermes dijo Homero que era un dios “de multiforme ingenio, de astutos pensamientos, ladrón, cuatrero de bueyes, jefe de los sueños, espía nocturno, guardián de las puertas, que muy pronto habría de hacer alarde de gloriosas hazañas ante los inmortales dioses».

De este Real Decreto que suma tantas medidas salen beneficiadas, en primer lugar, las clases medias y la clase obrera. En segundo lugar, sale reforzado el gobierno en su conjunto y, especialmente, Bolaños, Ministro de la Presidencia, y Belarra, ministra de Servicios Sociales, cuyo protagonismo se ha visto cuestionado por distintas razones. En cualquier caso, ambos se sumaron a la negociación cuando ésta había encallado en el capítulo de vivienda, logrando un acuerdo que pueden defender ante sus respectivas parroquias.

En el paisaje de fondo, también sale fortalecida la ministra de Economía, Nadia Calviño, que no se ha visto comprometida a rebajar el tipo de interés de las hipotecas variables, exigencia de Podemos, y seguirán guiándose por el Euribor actual. El decreto, no obstante, sí contemplará la suspensión de desahucios de familias vulnerables durante seis meses más, en algunos supuestos tasados. Podemos no gana, pero logra un glorioso empate.

Yolanda Díaz y Pedro Sánchez.

Avanzar y proteger. Las políticas del vértigo son políticas que se practican sobre el alambre. El vértigo del gobierno es inversamente proporcional a la estabilidad social que proyecta el paquete de medidas aprobado este martes. Todas ellas exigen un gran sentido del equilibrio para no perder apoyos, para no perder el rumbo de las políticas económicas, para proteger a las capas sociales menos favorecidas. Porque las políticas del vértigo exigen dinero, fortaleza moral, reflejos parlamentarios y una compleja comprensión de la volatilidad del tiempo y la gobernanza. No está demás recordar que dentro de cinco meses habrá elecciones y después una presidencia europea. Pedro Sánchez, como Hermes, seguirá ofreciendo buenas noticias. En breve saldrá a escena Yolanda Diaz y exhibirá otra panoplia de políticas del cambio. Estaremos atentos.

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