Este viernes, vecinos y vecinas de San Lázaro, Otero y el Campillín han anunciado una movilización el miércoles 29 a las 19:30 para exigir la rehabilitación de La Malatería. La convocatoria de la manifestación se produce tras la publicación por Nortes del plan de la Consejería de Derechos Sociales de derribar íntegramente el inmueble para la construcción de vivienda pública. Un proyecto, el del Principado, que estaría financiado por los Fondos de Recuperación de la Unión Europea. Una treintena de personas han acudido para arropar a sus portavoces.
El edificio de La Malatería está ubicado en la calle Gil de Blas y a su lado transcurre el Camino de Santiago. Sobre el mismo solar se encontraba el hospital de leprosos o “malatos” por el que recibió su nombre y cuya actividad se remonta al siglo XII. Tras su derribo se levantó la edificación que hoy conocemos en 1929. El Ayuntamiento aprobó catalogarlo como edificio de interés, pero el acuerdo nunca fue ejecutado. No obstante, para Ezequiel Echaniz, uno de los portavoces del movimiento vecinal, se trata del “edificio más singular de la zona”.
Aunque los planes de la Consejería pasan por transformarlo en vivienda pública, este grupo de vecinos y vecinas aspira a que el edificio tenga usos sociales. Su oposición a este extremo se debe a la imposibilidad de conservar la planta actual en el caso de construir vivienda, ya que su interior “no reúne las condiciones necesarias” para albergar usos residenciales.

En cualquier caso, quieren que el espacio no esté dirigido desde la Administración, sino “que se integre al barrio en la gestión de su propia vida colectiva”. “Nuestra idea es que se haga lo posible por reconvertirlo en un centro social que dé servicio a gente mayor y joven, un centro de día para personas mayores, un coworking…”, nos dice Rogelio García Tuñón, otro de los portavoces. También apuntan a la posibilidad de incluir en el antiguo Cano Mata Vigil la biblioteca del barrio. Entienden Echaniz y García Tuñón que la recuperación de este enclave serviría para dar vida a una zona “que tiende a estar deprimida”, con varios locales cerrados en la misma calle. Algo incomprensible para un punto en el que se reúne la influencia del Parque de Invierno y el Colegio Público Veneranda Manzano.
Los pasos a seguir tras la concentración son una reunión con la consejera, Melania Álvarez, luego ir al Ayuntamiento, instancia encargada de ejecutar los aspectos urbanísticos así como de solicitar la protección del inmueble. Seguirán dándole “movimiento” para incluir a personas jóvenes, “porque entiendan que hay un proyecto para ellos”.