Vida del asturiano José Menéndez: zar de la Patagonia, genocida de los selk’nam

Nacido en Miranda, por entonces una humilde aldea avilesina, Menéndez acabó siendo uno de los hombres más poderosos en Chile y Argentina

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Bernardo Álvarez
Bernardo Álvarez
Graduado en psicología y ahora periodista entre Asturias y Madrid. Ha publicado artículos en ABC, Atlántica XXII, FronteraD y El Ciervo.

Las grandes preguntas nacen del asombro, del deslumbramiento, y luego siguen resonando en la cabeza hasta obligarnos a hacer todo lo necesario hasta obtener algo que parezca una respuesta. Al historiador José Luis Alonso Marchante (Gijón, 1971) esta pregunta le asaltó visitando los lujosos salones del Centro Asturiano de Buenos Aires, al toparse con el busto de su paisano José Menéndez Menéndez (Miranda, Avilés, 1846-Buenos Aires, 1918): “¿Cómo es posible que una persona que viaja a América con 16 años en las bodegas de un barco de tercera clase, hacinado con otros emigrantes pobres, a su muerte sea dueño de toda una flota de barcos?, ¿qué ha pasado?”.

Responder a esa pregunta le llevó siete años de viajes por España y por la Patagonia chilena y argentina, visitar archivos y museos, consultar montañas de bibliografía y quemarse las pestañas descifrando la correspondencia personal del empresario. El resultado es el libro “Menéndez, rey de la Patagonia”, (Editorial Losada), una biografía crítica y desmitificadora de un personaje que para Marchante representa “el antiejemplo del indiano”.  Con su exhaustiva investigación, el historiador asturiano ha llenado en cierto modo un vacío literario e historiográfico que ha sido crucial para la revisión del pasado colonial de la Patagonia: el libro lleva 10 ediciones y 25.000 ejemplares vendidos en Chile, mientras que va por la tercera edición en Argentina. Este año se estrenará en el Festival de Cannes la película “Los colonos”, que está ambientada en la misma época que el libro de Marchante.

José Menéndez FOTO: Tratada por Elena Morales

Con su empeño Marchante ha satisfecho también los deseos del escritor y periodista argentino Osvaldo Bayer, que en su monumental libro “La Patagonia rebelde”, sobre la matanza de obreros y sindicalistas entre 1920 y 1922, decía sobre José Menéndez-“una figura que se manejó como un verdadero zar patagónico hasta su muerte”-que aún le faltaba “el verdadero biógrafo que descubra un ser hecho de egoísmo, brutalidad, inescrupulosidad e insaciables ansias de riquezas o la figura de un hombre que apostaba al progreso sin importarle lo que iba aplastando a su paso”.

La vida de José Menéndez se puede leer como una historia en miniatura del capitalismo. Sin duda, corrobora el autor del libro, “es un caso ejemplar del capitalismo extremo que solo se podía dar en ese momento y en ese lugar”, así como el perfecto “hilo conductor para contar la colonización de la Tierra del Fuego”. Hay apropiación y cercamiento de tierras públicas, corrupción, contactos con las altas esferas políticas, especulación y una fuerte represión contra los obreros. Cuando Menéndez llegó a la Tierra del Fuego, era un territorio inmenso habitado por los selk nam y por manadas de guanacos en libertad. A su muerte, la zona era un páramo surcado de alambradas, cuadrillas armadas que acosaban a los pocos nativos que iban quedando y rebaños de ovejas cuyo “oro blanco” alimentaba a la industria textil británica. Osvaldo Bayer lo escribió así: “El poder en la Patagonia estaba dado por la ecuación: tierra más producción de lana más comercialización más dominio del transporte. Así lo vieron Menéndez, Nogueira y Braun cuando buscaron regir los caminos del mar”.

Nativos selk’nam cazando guanacos FOTO: Tratada por Elena Morales

“Su papel era conseguir las tierras públicas del Estado y mantener el poder del territorio”, explica Marchante, “el dinero venía de Gran Bretaña y allí volvía todo. No hubo riqueza en Patagonia: allí solo quedaron migajas. Los ganadores eran él y la industria textil inglesa, y los perdedores todos los demás: pueblos originarios, a los que expulsaron de sus tierras; los trabajadores de las estancias, que estaban en unas condiciones lamentables; y los chilenos y argentinos, que vieron sus territorios ocupados por extranjeros sin obtener nada a cambio”.

José Menéndez. Foto tratada por Elena Morales.

Del abultado historial de injusticias, corruptelas y canalladas que se le atribuyen a Menéndez, es la cuestión indígena. “Hoy en día, está acreditado por los senados de Chile y de Argentina que hubo un genocidio contra los nativos selk nam”, cuenta el historiador asturiano, “y que Menéndez fue uno de sus principales instigadores”. Al final de su vida, Menéndez llegó a acumular casi medio millón de hectáreas de Tierra del Fuego, la mitad de la extensión total de Asturias, y durante décadas se dedicó a volver productivas esas tierras expulsando y exterminando a los pueblos originarios de la zona, quienes “no eran considerados como seres humanos a tener en cuenta”.

“Hay tres patas en el genocidio de los selk nam”, continúa Marchante, que además de la biografía sobre Menéndez ha escrito “Selk’nam genocidio y resistencia”, “una fueron los grandes terratenientes que limpiaban las islas de nativos; otra fueron los salesianos, que se prestaron a la deportación de los nativos en los mismos barcos en los que se llevaba las ovejas a las islas; y una tercera fueron las autoridades políticas, que fueron copartícipes y cómplices”.

Selknam en las misiones salesianas

Los negocios hicieron de la familia Menéndez una de las más ricas de Chile y Argentina. Sus descendientes han seguido ocupando puestos de poder en ambos países y, durante décadas se han encargado de presentar al patriarca como un esforzado pionero que llevó el desarrollo y la prosperidad a aquellas tierras. “Detrás de toda gran fortuna hay un crimen escondido”, escribió Balzac, y hay que intentar a toda costa que lo siga estando.

Busto de José Menéndez en Punta Arenas

“Los descendientes de Menéndez controlan el poder político y económico en ambos países”, dice Marchante con contundencia, “uno de sus nietos le escribía los discursos de Pinochet; otro fue uno de los grandes historiadores argentinos de la década de los 50-60; otro ha sido la mano derecha de Mauricio Macri durante su etapa como presidente; otro ha sido el principal financista de la campaña de Milei, y otros son los propietarios de Supermercados La Anónima, de los más importantes de Argentina”.

Según explica el historiador gijonés, la reivindicación de la figura de Menéndez ha estado siempre muy vinculada a las élites: “Es una memoria que se apuntala desde arriba. La calle a Menéndez en Punta Arenas, sin ir más lejos, se la puso Pinochet. Pero la gente es muy ajena a esta línea, y hoy la memoria está cambiando tanto que Menéndez ya es una persona non grata a la que nadie se le ocurriría hacerle un homenaje: acumulación de tierras de forma ilegal, genocidio de los selk nam y explotación laboral”.

Tanto está cambiando la memoria del asturiano que, en 2019, en el contexto del estallido social en Chile, los manifestantes derribaron y cubrieron de pintura el busto dedicado a José Menéndez: “Y nadie se ha atrevido a reponerlo”, apostilla Marchante.

Actualidad

8 COMENTARIOS

  1. O sea que pasa de asturianu listu y valiente, a genoçida sin escrúpulos. Así somos los españoles. Capaces de colonizar territorios salvajes y de autodestruirnos con saña. Vecinos nuestros

  2. Conozco muy bien esta historia porque viví muchos años en Argentina y he leído el libro de Alonso Merchante así como muchos otros sobre la colonización de la Patagonia por europeos y la Campaña del Desierto del general Roca. Coincido plenamente en que aquello fue un exterminio de tribus autóctonas que vivían en ese territorio. Lo único que añadiría es que en ese tiempo a los indígenas no se les consideraba como seres humanos con derechos como sucede hoy, de hecho muchos fueron llevados a Europa para exhibirlos en Paris o Londres como si fueran una raza inferior, un eslabón entre el hombre y los animales. En esta ignominia también participaron los salesianos y otras órdenes religiosas. Sin embargo hay que considerar que la gente que iba verlos no tenía ningún escrúpulo moral y que juzgar hoy esos comportamientos con nuestros esquemas de valores no deja de ser un anacronismo pues lo mismo se hacía en Estados Unidos o Canadá con sus aborígenes ( recomiendo leer el libro El bosque infinito de Annie Proulx donde se da pormenorizada cuenta de cómo fue la colonización allí, mucho más terrible que la de Menéndez, Behety y Braun en la Patagonia.

  3. Excelente artículo, hay que divulgar estos genocidios de nuestros compatriotas y denostar sus políticas!!

  4. Excelente artículo.. La Argentina siempre soportó los saqueadores y aventureros sin escrúpulos para el enrrequecimiento por medio de masivas matanzas de pueblos autóctonos… y muchos están catalogados como PRÓCERES… un asco

  5. Es Bueno Saber la Verdad de los Hechos !!!
    Y acabar con los engaños históricos
    Ocurridos no sólo en Argentina sino
    El Toda la América Latina.
    El Tercer Milenio es el Milenio de
    La Verdad, nada permanece ya nunca más Oculto !!!
    Todo se Sabe y se Sabrá !!!

  6. Lleendo esi llibru, vese que los gobiernos de Chile y Argentina fueron dalgo más que “cómplices” y “copartícipes”. Fueron los que ficieron les polítiques que permitieron a Menéndez, Braun y a los capitalistes británicos, que yeren los que pagaben, executar esi xenocidiu. ✊

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