Ovidi Montllor y el veto de Vox al asturiano

El cantautor solía decir que a la gente que no le gusta que se hable, escriba o piense en catalán, suele ser la misma a la que no le gusta que se hable, escriba o piense en general.

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Diego Díaz Alonso
Diego Díaz Alonso
Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y dirige Nortes.

“Hay gente a la que no le guste que se hable, escriba o piense en catalán. Es la misma gente a la que no le gusta que se hable, escriba o piense”. La histórica frase del cantautor valenciano Ovidi Montllor, cambiado “catalán” por “asturiano”, bien podría aplicarse a la nueva concejala de Festejos de Xixón, Sara Álvarez Rouco. Y es que sospechamos que la música y el teatro en llingua asturiana es tan sólo la punta del iceberg de las muchas cosas que ofenden, molestan y desagradan a la nueva edil. Vox ha anunciado que vienen a liberar a los gijoneses de intromisión ideológica en los Festejos, el Festival de Cine y el Teatro Jovellanos, así que ya sabemos que nos esperan cuatro años de control ideológico por parte de la ultraderecha. En Valdemorillo, Madrid, no llevan ni tres semanas gobernando y ya han prohibido una representación de “Orlando”, el texto de Virgina Woolf, de 1928. Prepárense para lo que puede pasar estos próximos años en Xixón. La concejala promete dar espectáculo, de lo contrario, si buscara un perfil bajo y discreto, habría escogido parques y jardines o economía y hacienda.

Como escribía Víctor Guillot en un reciente artículo en NORTES sobre el devenir político de su ciudad, entregar a Vox Festejos es como entregarle el Ministerio de Asuntos Exteriores. Carmen Moriyón no pasará a la historia por un soterramiento del tráfico en el Muro que nunca se hará, pero sí por haberle dado a la ultraderecha las llaves de la imagen de la ciudad. Una imagen de ciudad moderna, cultural y abierta, pero también muy asturiana, a la que Vox quiere dar la vuelta. El veto a la llingua se inscribe en este proyecto para cambiar la imagen de marca gijonesa. “La economía es el método. El objetivo es cambiar el corazón y el alma” dijo Margaret Thatcher e una entrevista. Para Vox pasa algo parecido: “Divertia es el método. El objetivo es cambiar el corazón y el alma”

Un momento de la asamblea. Foto: David Aguilar Sánchez

¿Qué hacer frente a la ola reaccionaria? La respuesta del tejido social y cultural gijonés está siendo ejemplar. La multitudinaria manifestación del Orgullo LGTBI, la asamblea feminista de este martes, el manifiesto en defensa de la música en asturiano, el comunicado de los profesionales de las artes escénicas o el promovido por Cultural Gijonesa, Gesto, Grana, Ateneo Obrero, La Caja de Músicos y la Compañía Asturiana de Comedias marcan el camino de una batalla cultural que conviene dar ahora, antes de que los cambios se normalicen en la ciudad, y los actores sociales y culturales, siempre tendentes a buscar las mejores relaciones posibles con los gestores del dinero público, busquen acomodo.

A 30 kilómetros de Xixón, otro político ultra, Alfredo Canteli, marca sin la necesidad de Vox en su gobierno el camino para las derechas gijonesas: derogación de la histórica participación popular en las fiestas a través de los chiringuitos, reversión de los proyectos de urbanismo sostenible para los que el tripartito había logrado financiación europea, recortes en las bibliotecas de barrio, los comedores escolares y los programas de conciliación familiar, entrega del patrimonio industrial al sector inmobiliario, abandono de los gestos de reconocimiento institucional al colectivo LGTBI…

Agotado el ciclo de las ciudades del cambio con la caída de los últimos ayuntamientos que resistían, Barcelona, Valencia y Cádiz, esta temporada en el exilio interior debería servirnos para construir nuevos movimientos y alternativas políticas frente a la derechización social, cultural y política que experimentan nuestras ciudades. Nos va a costar. Todo está muy dañado.

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