Un asesino de paisanos anda suelto por Xixón

Pilar Sánchez Vicente recupera a la inspectora Sara Ocaña en "La banda del bótox", una novela criminal cargada de sátira social y política.

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Diego Díaz Alonso
Diego Díaz Alonso
Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y dirige Nortes.

El pasado fin de semana Pilar Sánchez Vicente inauguró el maratón literario de la Semana Negra gijonesa con una multitudinaria presentación de su última novela “La banda del bótox”. La historiadora y escritora gijonesa firmó libros durante más de una hora a una cola de entregados fans de la inspectora Sara Ocaña, protagonista de una saga negra asturiana que alcanza con esta su tercera entrega.

Cuenta Pilar Sánchez Vicente que siempre recurre a la literatura criminal cuando necesita tomarse un respiro de la novela negra. En esta ocasión su personaje, Sara Ocaña, la inspectora feminista, lesbiana, motera, obsesiva, vecina del barrio gijonés de Cimavilla, y fatalmente atraída por “las heteros con pinta de modositas” tiene que resolver en una semana los crímenes de un serial killer que deja un reguero de paisanos brutalmente asesinados por diferentes localizaciones de Xixón.

No faltan sangre ni sadismo en los crímenes cometidos por “La banda del bótox”. Y es que Sánchez Vicente reconoce que se lo pasa muy bien con las descripciones de truculentos asesinatos que dejan al lector “imaginar todo lo demás” y ponerse “en la piel de la víctima”. Por eso en esta novela quería explorar qué pasa cuando las víctimas nos son mujeres sino hombres: “Estoy harta de ficción en la que las mujeres somos perseguidas, acosadas, asesinadas, secuestradas y descuartizadas”. Cansada de una larga tradición que viene desde los relatos de Jack el Destripador, esta vez la autora ha querido imaginar un machicidio en lugar de un feminicidio. “Que el mundo no se pare cuando en este país sufrimos un asesinato de mujeres cada tres días me parece increíble” comenta Sánchez Vicente, que ha imaginado una horrible serie de muertes que tienen en común el uso del bótox: “El bótox es muy cruento. Paraliza los músculos y te hace ser consciente de tu propia muerte. Cada año mueren medio millón de ratones de laboratorio en experimentos de la cirugía estética” señala la autora.

Pilar Sánchez Vicente. Foto: David Aguilar Sánchez

Aficionada a la novela negra y criminal desde la adolescencia, Sánchez Vicente reconoce que siempre le tuvo “mucho respeto” al género y que tardó tiempo en atreverse a explorar un tipo de trama en la que “hace falta dejar pistas al lector, y al mismo tiempo saber engañarlo”. No obstante, Vicente reconoce que no le interesa tanto la novela enigma, como la novela negra de autores como Manuel Vázquez Montalbán por la capacidad de la ficción para retratar atmósferas sociopolíticas.

Por “La banda del bótox” desfilan pijos de Somió y candidatos podemitas de clase obrera, abnegadas trabajadoras domésticas y poetas fracasados que viven sin dar un palo al agua, una sufrida bibliotecaria del Natahoyo y camello de la cuenca minera que actúa como soplón de la policía gijonesa… Toda una fauna humana y social descrita por la escritora, a la que no le faltan humor, mordacidad y un costumbrismo que no rehúye los giros y las expresiones asturianas. Literatura desacomplejada y orgullosamente periférica: “si yo puedo disfrutar con una novela ambientada en Nueva York o Los Ángeles por qué alguien no se lo va a pasar bien alguien con una novela ambientada en Xixón”.

Tras esta nueva aventura policial, Sánchez Vicente dejará reposar a Sara Ocaña para sumergirme en una nueva y ambiciosa novela histórica de aventuras, “Madre Bona”, cuya protagonista es una buhonera de hace 5.000 años: “Vais a flipar”.

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