Las guerras adrianas (IV): la primera y la última fila

La Vicesecretaria de Acción Política e Institucional ya es considerada como la número 2 de la FSA

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Víctor Guillot
Víctor Guillot
Víctor Guillot es periodista y adjunto a la dirección de Nortes. Ha trabajado en La Nueva España, Asturias 24, El Pueblo de Albacete y migijon.

Cuentan en la Corte de los Leones que Adriana Lastra ocupa la última bancada del grupo parlamentario socialista. La que fue número dos de Pedro Sánchez, comandante en jefe de su grupo durante la primera mitad de la legislatura anterior, hoy se sienta, defenestrada, en la misma fila que lo hizo Antonio Trevín, ex presidente del Principado de Asturias, ex delegado de Gobierno y afín, entonces, a Javier Fernández, en el transcurso de la gestora que apartó a Pedro Sánchez de la Secretaría General.

En el PSOE no quieren ver a Lady Macbeth. Ni, siquiera, en la última fila del Congreso. Su ausencia es su mejor legado y “en Madrid no pinta nada”, afirman fuentes socialistas. Su nombramiento como Secretaria de Acción Política e Institucional en la FSA y su candidatura al Congreso fueron interpretados hace unos meses como un desafío a la dirección del PSOE y, especialmente, como un reto político y personal al Secretario de Organización, Santos Cerdán, quien controla el devenir orgánico del partido y cualquier movimiento político que trate de desequilibrar a la actual dirección. La periodista Esther Palomera tildó de estruendosa y vulgar la dimisión de Lastra en 2022. Nos contaba entonces en Eldiario.es que Lady Macbeth había dimitido “con un simple comunicado, que no llevaba el logo del partido y que revestía de motivos personales y médicos su renuncia cinco minutos antes de que el presidente fuera a anunciar cambios en la estructura de Ferraz que buscaban neutralizar su poder orgánico y acabar con los enfrentamientos que había generado con la secretaría de Organización, con el Grupo Parlamentario y con La Moncloa”.

Adriana Lastra. Foto: David Aguilar Sánchez

Y ciertamente, si en Madrid, después de todo aquello, no la quieren ver, donde sí se hace perfectamente visible, quizá demasiado, es en la vida orgánica de la FSA y la política asturiana. La Secretaria de Acción Política e Institucional ha intervenido de manera directa durante la última semana, reclamando la dimisión de José Ramón Cuetos Lobo, el Presidente de la Federación Asturiana de Fútbol. Lobo fue justamente criticado por aplaudir a Luis Rubiales tras su intervención en la Asamblea de la RFEF. Lastra fue contundente, firme, beligerante. Ha estado en primera fila, abordando el machismo que impregna el futbol asturiano y, quien sabe, si abonando el terreno para ocupar en un futuro próximo la Secretaría General de la FSA, coordinada con Adrián Barbón, el rey del twit, que viene acumulando aciertos y desaciertos en su política de comunicación durante las dos últimas semanas como un presidente bipolar que tan pronto se eleva como se descalabra.

El fútbol asturiano está tan contaminado del mismo machismo como lo está la RFEF. El fútbol crea monstruos. La cualidad primordial de un monstruo es que es completamente ajeno a su propia culpabilidad. Algo de esto le pasa a Rubiales, algo de esto le sucede a Lobo. Adriana Lastra, Lady Macbeth en estas crónicas adrianas, es consciente del cambio de ciclo político que está viviendo el país. Primero fueron las elecciones generales de Pedro Sánchez, después Eva Amaral en el Sonorama. A continuación Jenni Hermoso y todo el movimiento feminista poniendo en valor el consentimiento de la mujer en cualquier esfera de la vida, tras su triunfo en el mundial de Australia y Nueva Zelanda. La revolución no tardará en extenderse a otras profesiones donde el machismo embarnece el abuso de autoridad, incluida la prensa. Pero en esa revolución, Adriana Lastra ya no está en primera fila o, al menos, no lo está de la misma manera que sí lo estuvo hace cinco años, cuando era Vicesecretaria del PSOE, el mismo cargo que décadas antes, había ocupado Alfonso Guerra.

En la política asturiana, Adriana Lastra sí tiene mucho que decir todavía. Al menos, está encontrando espacio para hacer política. Un espacio tan o más destacado que el que ocupa la Vicepresidenta del Gobierno asturiano, Gimena Llamedo, quien ha asumido la cartera de Igualdad en el ejecutivo de Adrián Barbón e, incluso, tanto o más aún que el de Rita Camblor, la nueva Secretaria de Organización de la Federación Socialista Asturiana. Ninguna de las dos ha intervenido públicamente para exigir la dimisión de José Ramón Cuetos Lobo. A lo largo de septiembre podremos empezar a discernir si Llamedo y Camblor tienen tareas que defender o si, por el contrario, el timón de la FSA está exclusivamente en las manos de Lastra. Curiosamente, en el informativo regional de TVE, Lady Macbeth es quien recibe el trato de número dos del partido, interpelando políticamente como tal. Se diría, incluso, que lo hace como una Secretaria General bis, mientras la relación entre el SOMA y Adrián Barbón se enfría cada día un poco más.

Los Secretarios Locales de la FSA, de vacaciones hasta la semana que viene, son conscientes de todo y están atentos a los movimientos que se sucederán tras la previsible investidura de Pedro Sánchez. El portavoz del grupo parlamentario, Patxi López, sugirió este viernes a los medios de comunicación que el 16 de octubre es mejor que no hagamos planes. A partir de esa fecha, en Asturias, también estaremos atentos a lo que pueda suceder en la FSA. Conviene que nadie haga planes. Conviene que nadie esté el primero ni tampoco el último de la fila.

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