Aníbal contemporáneo

Saludaba con ese saludo tan guapo que tienen muchos paisanos en Asturias: poner la mano en el hombro y decir “Qué tal, rey”.

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Rafa Cofiño
Rafa Cofiño
Es médico de familia, especializado en salud comunitaria y ex director general de Salud Pública del Principado de Asturias.

Eduardo Galeano, en el “Libro de los Abrazos”, repite una pregunta que se hacía el poeta argentino Juan Gelman: ¿Quiénes son mis contemporáneos? La respuesta que sigue es esta: “Juan dice que a veces se cruza con hombres que huelen a miedo, en Buenos Aires, París o donde sea, y siente que esos hombres no son sus contemporáneos. Pero hay un chino que hace miles de años escribió un poema, acerca de un pastor de cabras que está lejísimos de la mujer amada y sin embargo puede escuchar, en medio de la noche, en medio de la nieve, el rumor del peine en su pelo: y leyendo ese remoto poema, Juan comprueba que sí, que ellos sí, que ese poeta, ese pastor y esa mujer son sus contemporáneos”.

Conocí a Aníbal hace muy pocos meses. No soy por ello la persona más indicada para desglosar su importancia humana y política. Ya lo habéis contado y le habéis narrado mejor muchos amigos y compañeros en estas horas después de su fallecimiento. Sólo quiero anotar algunos gestos muy sencillos.

Fuimos a su ayuntamiento en los comienzos de la campaña de las elecciones de julio. Habíamos iniciado una visita por los municipios y nos correspondía comenzar por Mieres por su relevancia política. Aunque no conocía directamente a Aníbal, todos conocíamos a Aníbal. La visita de la mañana tuvo cuatro partes: en la primera parte nos vimos en la sala de juntas del Ayuntamiento. Un ambiente formal y más serio, para tener una conversación sobre hechos y necesidades del municipio. Aníbal fue claro y habló sin traducción (lo que escribía ayer Aitana Castaño sobre como dijo aquello de “No tenemos un putu duru” ). Dijo un par de cagamentos de esos endémicos que tenemos en Asturias y miró de frente. “Y eso ye”. Y yo pensé pa mi “Su madre”.

La segunda parte fue un encuentro con los medios de comunicación en la puerta del Ayuntamiento. Aníbal utilizó exactamente el mismo tono claro y conciso, pero quitando algunas de las palabras más explícitas. Más claro, agua.

Aunque el ritual de seducción ya había comenzado, fue en la tercera parte de la visita cuando me enamoré perdidamente de Aníbal. Suavizó la mirada, encendió un pitu y comenzamos a pasear por el mercau. Era domingo. Cada poco paraba a saludar. Saludaba con ese saludo tan guapo que tienen muchos paisanos en Asturias que ye poner la mano suavemente en el hombro o en la nunca y decir “Qué tal, rey” (Juan Ponte colgó ayer una foto de ellos en redes donde está saludándole así). Esi saludo tan espontáneo que sin querer -o queriendo, no sé- nos hace a todos reyes de golpe, y, por tanto, a todo el pueblo republicano. Y así fue: paseando, parándose un poco, hablando con uno y con otra, mientras nos iba diciendo lo importante ye esto, lo importante es estar donde está la gente.

Suavizó la mirada, encendió un pitu y comenzamos a pasear por el mercau

La cuarta parte no fue ese mismo día sino la siguiente vez que nos volvimos a encontrar. Nos saludamos con un fuerte abrazo y me impuso la condición de ciudadano acariciándome la nuca.

Aníbal es un contemporáneo. Por la forma de mover su mano o de dar un abrazo -como aquella mujer peinando el pelo-, por la forma de querer construir una sociedad más justa y de pasearse sin miedo por las calles de Asturias.

Esperaba la noticia de su fallecimiento desde hace días. Recibí la noticia llegando el domingo a Madrid. Lloré y lloramos mucho su pérdida. En estos tiempos donde es fundamental no dar un paso atrás, no perder conciencia de clase ni dejar de luchar por los derechos de todas las personas nos hacen falta contemporáneos, paisanos sólidos y sin miedo como Aníbal. Lo echaremos mucho de menos. Mi más profundo pésame a toda su familia, amistades, a la gente de Mieres y a sus compañeras y compañeros de partido.

A todas aquellas personas que habéis tenido la suerte de haber sido testigas de su trabajo, su generosidad y de su vida, animaros a tomar el relevo, a seguir trabajando juntas -juntas, juntas, juntas- contemporáneos, contemporáneas, por la Asturias y el país que queremos.

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