Sobre la “imperiosa” necesidad de la Ronda Norte

Los barrios de la zona noroeste de Oviedo han crecido sin buenas conexiones con la ciudad, pero, ¿es atravesar el Naranco la mejor solución a sus problemas de tráfico?

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Antonio Díaz González
Antonio Díaz González
Forma parte del movimiento ciudadano "Imagina un Bulevar" y de la red Oviedo Sostenible.

Los vecinos de la zona noroeste de Oviedo llevan reclamando la mejora de las conexiones con el centro de la ciudad muchos años, y no hace falta un análisis muy profundo para ver que tienen buenas razones en su demanda. Las tenían hace años, y siguen teniéndolas a día de hoy.

La separación que las vías de ferrocarril suponían para estos barrios no ha mejorado esta conexión a pesar de las grandes obras que se realizaron en su momento. A día de hoy las calles que les conectan con el centro de la ciudad son las mismas de los años 80.


Antes de la construcción de la Losa a Ciudad Naranco se accedía por tres vías: la calle Ramiro I, el viaducto Marquina y la calle Nicolás Soria. Actualmente, siguen siendo estos tres los accesos disponibles, a los que debemos añadir la conexión con la glorieta Luis Oliver mediante el paso bajo las vías del tren que prolonga la calle Ernesto Winter Blanco. Los atascos en este acceso hace tiempo que son una constante, y la Policía local es consciente de ellos, dada la frecuencia con la que deben intervenir para dirigir el tráfico que la rotonda no es capaz de regular.

La calle Ramiro I sigue con el mismo trazado de muchos años atrás, con el agravante de que, tras el enorme crecimiento de Vallobín y La Argañosa, todo el tráfico que procede de los barrios construidos en las sucesivas fases de Pórticos, la prolongación de La Argañosa, las calles Favila y Fuente de la Plata, la “ciudad independiente” de Las Campas, y el elegante barrio de La Florida, confluyen en la misma rotonda, bien sea a través de La Argañosa, o de la calle Marcelino Suárez. Es precisamente esta calle la única vía de nueva construcción en los accesos al centro de la ciudad, que luego sigue por la calle Samuel Sánchez con el mismo trazado de los años 80, hasta confluir en una rotonda que ha servido de laboratorio de ensayos de modelos de distribución de tráfico que los vecinos han sufrido en carne propia y pagado con largas horas de atasco.

Las obras de cubrición de las vías del tren no han servido para dar ninguna alternativa a estos ovetenses

Las obras de cubrición de las vías del tren no han servido para dar ninguna alternativa a estos ovetenses de los suburbios, por elegantes que sean sus nuevos barrios y elevado el impuesto de bienes inmuebles que deben ingresar. Sitio había para ello, pero resultó más rentable dedicarlo a construir torres multicolores que se vendieron a precios increíbles. El nombre de torres Tetris con las que el ingenio carbayón las bautizó, además de ajustarse al colorido diseño, también encontró justificación en las terroríficas hipotecas que tuvieron que afrontar quienes, en plena burbuja inmobiliaria, encontraron allí una solución habitacional.

Para acceder a Ciudad Naranco por el viaducto del Ingeniero Marquina es necesario saltarse el tramo de subida peatonal, o semipeatonal, con el riesgo de pagar un peaje en forma de sanción de tráfico, o de llevarse puesto alguno de los viandantes que tranquilamente circulan por allí, para luego circunvalar la obligada rotonda con fuente, y continuar ya hacia la calle Tito Bustillo. Evidentemente, estos bellos elementos urbanos, junto al elegante paseo de la Avda. Fundación Príncipe de Asturias, no aumentan la capacidad de circulación, sino todo lo contrario.

Al puente de Nicolás Soria, que mantiene este nombre a pesar de ser más túnel que puente, parece que le han llegado, por fin, sus obras de ampliación. De lo que no hay noticia es de alguna solución para el cruce al que llega esta calle, donde hay que dar cabida al tráfico de Gral. Elorza, Avda. de Santander y la calle Pepe Cosmen, con todo lo que aporta la estación de autobuses y el tráfico que proviene de la autopista AS-II. Que los autobuses salgan en dirección a la AS-II en lugar de a la autopista Y no es una decisión voluntaria, sino obligada por la imposibilidad de girar hacia Gral. Elorza. Afortunadamente, la calle Río San Pedro es peatonal y no complica el tráfico de este cruce que todavía algunos llamamos “del Cantábrico”. Respecto a las obras de ampliación del puente, nos dicen que, ahora sí, se conectará la estación de autobuses con la de ferrocarril, aunque resulta sorprendente que los dos edificios que flanquean esta calle, uno hotel y el otro de uso residencial, están unidos por una pasarela que, por algún extraño motivo, no fue puesta en servicio para esta unión.

Que esta pasarela, construida hace ya muchos años, no fuera utilizada para esta conexión, mientras que la ampliación del puente fuera usada como motivo de confrontación entre administraciones, lo entenderán los políticos responsables, pero no cabe en la cabeza de nadie.

Además del gran crecimiento hacia el noroeste, también debemos considerar el desarrollo urbano hacia el norte, es decir, hacia Ciudad Naranco, donde edificaciones en el entorno de la antigua cárcel, actual Archivo Histórico de Asturias, así como la urbanización de Prados de la Fuente, dieron lugar a un elevado crecimiento cuyo tráfico rodado debe canalizarse a través de la citada calle Nicolás Soria y la rotonda de Luis Oliver. La ventaja de esta zona es que está relativamente cercana al centro y no precisa el uso del vehículo privado, y prueba de ello es la elevada densidad de tráfico peatonal que circula por las estrechas aceras del túnel, en un ejercicio de slalom peatonal en el que destacan los usuarios avezados de la playstation. Los rastreadores de la COVID’19 deberían analizar este punto como foco de contagios.

Lo más sorprendente de esta situación es que la causa de este aislamiento apenas es visible, ya que las vías de tren han sido cubiertas por la fabulosa Losa, así como múltiples edificios de viviendas y dos grandes (enormes) hoteles. Que se haya pagado la operación de esta obra con aprovechamientos urbanísticos no debería haber sido impedimento para unir estos barrios con el centro de una ciudad que pretende ser de servicios. Se hizo un esfuerzo tecnológico para instalar unas escaleras mecánicas a las que los usuarios de sillas de ruedas tienen imposible acceder, así como alguna escalera metálica digna de un museo de arte moderno, pero ninguna conexión nueva para el tráfico rodado en toda la longitud de la Losa. Tampoco pareció importante dar algún paso a la estación de autobuses desde Ciudad Naranco, ni siquiera peatonal, con lo que hay personas que, viviendo a escasos metros, tienen que dar un largo rodeo para llegar a ella. Claro que calles con nombres como Almacenes Industriales merecen poca atención, y si les incomodan las vías de tren a su lado y la falta de acceso a la estación de autobuses, siempre tendrán la opción de irse a vivir a las torres Tetris.

Como primera conclusión, hay un aislamiento notable de estos barrios, por lo que debemos tener muy en cuenta la reclamación de todos estos barrios de conectarse con el resto de la ciudad, y también con las principales vías de comunicación asturianas. Parece razonable que, treinta años más tarde, revisemos las comunicaciones de todas estas áreas de la ciudad, y consideremos las necesidades de quienes viven en ellas, que son tan carbayones como los de Pumarín o Buenavista.

Parece razonable que, treinta años más tarde, revisemos las comunicaciones de todas estas áreas de la ciudad

Llegados a este punto se plantea como solución la Ronda Norte, ya que todas las ciudades están circunvaladas por rondas completas, parece ser. Sin embargo, no hay planes de ronda norte en Gijón o San Sebastián, ni habrá ronda este en Alicante mientras no se encuentre solución a la dificultad de construir sobre el mar. Sin embargo sí se considera posible atravesar un monte, y esa es la solución que se propone para Oviedo.

La primera consideración es que tal obra no servirá para conectar estos barrios con el centro de la ciudad, obviedad que parecería innecesario recordar, pero sí que servirá para conectarlos entre sí, y para darles salida con el resto de vías de comunicación, siempre que estos barrios estuvieran comunicados con las que tienen más próximas. Así, si la zona noroeste de la ciudad tuviera alguna salida a la red de autopistas de la comunidad, sería importante para los vecinos de Ciudad Naranco tener una conexión con estos barrios, pero bien al contrario, no hay planes de ninguna salida por el Oeste para estos barrios, del mismo modo que la conexión por el norte se sigue limitando a la rotonda Luis Oliver, con sus atascos permanentes.

Citada esta rotonda, el espacio que ocupa, primorosamente adornado con árboles y una pequeña muestra de arquitectura tradicional del suroccidente, podría ser incluido en un plan de zonas verdes para disfrute de los vecinos de Pando. Con una superficie de 4.700 m2, se le puede sumar el pequeño parque situado entre las torres y la rotonda, de unos 3.300 m2, y así alcanzamos 8.000 m2, que según las nuevas unidades de medida del equipo de gobierno, se corresponden con 0,96 tartieres, lo que daría para un nuevo anuncio de puerta verde de la ciudad. Ya encontrarán los vecinos un modo de acceder a ella entre los coches que la circunnavegan igual que lo harán en la rotonda amorfa de la Cruz Roja.

Antes que atravesar el Naranco, sería necesario conectar los barrios del norte y del noroeste con las vías de comunicaciones más cercanas

La primera conclusión parecería decir que, antes que atravesar el Naranco, sería necesario conectar los barrios del norte y del noroeste con las vías de comunicaciones más cercanas. En el caso de Ciudad Naranco, parece imprescindible una reforma de la rotonda causante de tantas intervenciones de la policía local. Son cuatro vías con alta densidad de tráfico las que convergen aquí, cinco contando la calle María Josefa Canellada, lo que no resulta especialmente difícil de solucionar, sobre todo considerando todo el espacio disponible en la rotonda. Además, se podría liberar una parte importante de este espacio que, unido al parque infantil situado junto a las torres de Pando, y al de la Plaza de la ONCE, daría lugar a una gran área verde que los vecinos de esta zona bien se merecen. Una ampliación a cuatro carriles del puente bajo el ferrocarril también sería bienvenida.

Para la conexión por la zona noroeste de la que hemos llamado Gran Argañosa, no hay ninguna vía de comunicación importante tan cercana, y la única alternativa para conectar con la red de autopistas sería aquella conexión vinculada a la operación para urbanizar el noroeste del barrio de Olivares que bautizaron con el nombre de Montecanales. La crisis de la burbuja inmobiliaria hizo desaparecer la opción ligada a esta urbanización, pero no deja de sorprender que una ciudad como Oviedo no sea capaz de afrontar una obra semejante por sus propios medios y tenga que depender de desarrollos urbanos privados para ello, más aún cuando sabemos que el crecimiento que se dio hace años no va a volver. La población de toda esta área bien merece que se destine una parte de las plusvalías e impuesto de bienes inmuebles que pagan todos los años para que se construya esta solución, y no esperar a que se construyan más viviendas unifamiliares en la zona y se complique la disponibilidad de los terrenos necesarios.

A algunas de las asociaciones vecinales de estos barrios, a las que hemos oído reclamar la construcción de la Ronda Norte, deberían pensar si no es más útil, y más fácil, construir esta conexión, que daría salida no sólo a estos barrios, sino también a San Claudio y su entorno.

Todo indica que, una vez conectadas estas dos áreas con las vías de circunvalación exterior, la conexión con el centro se simplificaría gracias a la desaparición de los tráficos dirigidos al exterior de la ciudad. Sería en este momento cuando se debería valorar la necesidad de mejora en la conexión con el centro, y también la necesidad o no de la Ronda Norte.

Dicho de otro modo, la conexión para estos barrios consta de tres tramos:

  • La unión con la autopista del occidente A-63 de los barrios de La Argañosa, Vallobín, Las Campas, Parque del Oeste y La Florida.
  • La unión con la autopista AS-II de Ciudad Naranco y Prados de la Fuente.
  • La unión entre los dos barrios por la falda del Naranco.

Y de ellas, la de menor utilidad es, sin duda, la unión por la falda del Naranco, así que lo que dice el sentido común es que se debe empezar por las más sencillas y útiles, y dejar para el final la más compleja, especialmente cuando las primeras pueden reducir la necesidad de la última.

Finalmente, es necesario destacar que algunos de los terrenos por los que se podía haber trazado esta ronda, la unión de Ciudad Naranco con la autopista AS II, están ocupados por las urbanizaciones de Prados de la Fuente, entre la falda del monte Naranco y los restos del polígono industrial que aún alberga gran número de naves y negocios. La búsqueda de espacio en esta área para una vía de comunicación se ha complicado, y mucho, con este desarrollo, en una muestra patente de la falta de previsión de los equipos que gobiernan el futuro de esta muy noble, leal, y heroica ciudad, pues mientras sus dirigentes se despreocupan de sus asuntos, dejan que crezca sin dotarla de las infraestructuras imprescindibles, Vetusta sigue haciendo “la digestión del cocido y de la olla podrida, y descansa oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana de coro“.

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2 COMENTARIOS

  1. Un análisis muy completo y útil.
    Ahora deberíamos exigir responsabilidades a ese equipo de gobierno de Gabino de Lorenzo que se dedicó a colocar farolas decimonónicas y a “dejar hacer” a los promotores urbanísticos. Sin embargo estos promotores no influyeron en que sus nuevos barrios tuvieran una buena conexión por carretera. El urbanismo en España sabemos que es una asignatura pendiente, pero en Oviedo se nota sobremanera. Ese dejar surgir como setas aisladas a barrios enormes como La Florida o Prados de la Fuente es propio de gobernantes absolutamente ineptos. Oviedo tiene una orografía dificultosa, pero si se trazan primero los viales no ocurre lo que está a punto de pasar si se construye ahora la Ronda Norte, que prácticamente no cabe, habría que meterla ” a calzador” entre bloques de viviendas y colegios, y zonas verdes que sirven a diario para el merecido recreo de los ovetenses.
    Deben pedirse responsabilidades políticas, a ver si es que se puede hacer lo que les da la gana. Un equipo de gobierno decide sin consultar con la ciudadanía, creyéndose respaldado por los votos (muchos de esos votos de gente que no tiene coche y que no piensa en el futuro, por su elevada edad).
    Oviedo quiso volver al pasado con sus farolas decimonónicas, vivió un esplendor urbanístico, el que pudo se compró un piso en los nuevos barrios, mientras los autobuses tardan una enormidad debido a sus itinerarios mal pensados, los coches se atascan, no hay ni un kilómetro de carril bici… Como muy bien explica el autor, seguimos en una ciudad de los 80 salvo actuaciones puntuales como La Losa.
    Sólo hay que visitar otras ciudades de España para ver lo atrasado que se ha quedado Oviedo en cuanto a movilidad urbana. Destrozar el Naranco con una carretera no debería ser la solución. Muchas gracias por su artículo.
    Y todavía tenemos pendiente el Bulevar de Los Prados y redimensionar la antigua Ronda Sur, que le sobran carriles y le falta conexión entre los barrios.

    Curiosamente, con no mucho dinero se podrían solucionar estos dos problemas, dado que a uno y otro lado les sobran carriles. Aumentar los viales peatonales y ciclistas, aprovechar los espacios más grandes para poner equipamiento deportivo , reforestar y aumentar la superficie de parques públicos. Todo eso no sería caro, pero, claro, se preferirían proyectos grandilocuentes y hormigonados como los que se expusieron en el Ayuntamiento no hace mucho para que “el pueblo eligiera”. ¿Qué fue de aquella elección que se hizo acerca de el Bulevar de Santullano? ¿Está metida en un cajón? Qué vergüenza.

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