Las claves del éxito de la campaña de vacunación asturiana

Con más del 70% de la población vacunada, el Principado lidera el ranking nacional y puede convertirse muy pronto en la primera comunidad con inmunidad de grupo.

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Diego Díaz Alonso
Diego Díaz Alonso
Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y dirige Nortes.

Nueve de la mañana. Desde hace meses esa es la hora de la reunión que invariablemente mantienen todos los días el equipo de salud pública del Gobierno asturiano y el Servicio de Salud del Principado de Asturias para analizar la marcha de la campaña de vacunación. Una cita rigurosa que para Rafa Cofiño, director general de salud pública del Principado de Asturias, ha sido una de las claves del éxito de la campaña asturiana. El Principado supera en estos momentos la media española en casi 10 puntos, lidera el ranking nacional con el 71% de su población vacunada y puede presumir incluso de tener a un 14% de sus veinteañeros vacunados con la pauta completa.

¿Ha influido positívamente en este proceso la menor población asturiana con respecto a la de otros territorios españoles? El tamaño importa, pero no es ni mucho menos decisivo frente a otros factores como la planificación y logística, la media de edad de la población y la capacidad del sistema público de salud. Eso explica que otras comunidades uniprovinciales como La Rioja, Cantabria o Navarra, ninguna llega al millón de habitantes, vayan bastante más lentas que otras más grandes y pobladas como como Extremadura, Galicia y Castilla y León, las otras tres regiones españolas con más habitantes vacunados con al menos una dosis.

El médico de familia Javier Padilla, autor del ensayo “Epidemiocracia”, y uno de los expertos que ha asesorado al Principado en la gestión de la crisis sanitaria, apunta que la media de edad es un factor clave. Las regiones más envejecidas han recibido más vacunas en una pandemia en la que la protección de los mayores ha sido objetivo prioritario. “Asturias o Castilla y León han podido vacunar más porque han tenido proporcionalmente más vacunas, pero también porque han sabido hacerlo bien. El Gobierno de Madrid ha tenido un millón de vacunas paradas en la nevera hasta hace poco y parece que solo ahora se ha empezado a poner las pilas” apunta Padilla, que señala que resulta inaudito el bajo ritmo de vacunación en una comunidad como Madrid, sin apenas dispersión rural, y con una población mucho más concentrada que Asturies, Galicia o Castilla y León.

Javier Padilla: “Asturias ha tenido proporcionalmente más vacunas, pero también ha sabido administrarlas”

Ninguna otra campaña de vacunación puede compararse a esta. Todo ha tenido que inventarse casi de cero para hacer frente al reto de inmunizar a toda la población. Administrar más de un millón de vacunas en siete meses ha sometido a una verdadera prueba de estrés a la sanidad pública asturiana. Javier Padilla apunta que Asturias al tener una sanidad menos privatizada que la madrileña ha tenido más músculo para liderar el proceso y dar una respuesta rápida y ágil a la crisis. En opinión de este médico, que ahora es diputado regional de Más Madrid, la privatización del sistema madrileño se ha revelado ineficiente a la hora de responder a una crisis como esta, en la que se requiere liderazgo público: “Nos hemos quedado sin estructura. Han externalizado tanto que ahora les cuesta controlar y coordinar todos esos servicios que han dejado en manos privadas”.

Para Cofiño la coordinación entre salud pública y SESPA ha sido fundamental a la hora de corregir a tiempo posibles incidencias, enfrentarse a las incertidumbres que en el proceso surgieron con respecto a los posibles efectos secundarios de ciertas vacunas o evitar algo fundamental cuando los recursos son escasos, que se desperdiciasen vacunas. La prioridad: lograr que el máximo número de personas tuviesen suministrada al menos una dosis y aumentar así la protección de la población asturiana frente al virus. El sistema de citas automáticas a través de llamadas al móvil y los “vacunódromos”, el uso de grandes espacios para vacunar como el HUCA, el Molinón o los polideportivos, han sido importantes para que la vacunación se mantuviera a buen ritmo, sin altibajos y no colapsase el sistema sanitario. También han cumplido su papel otros “dispositivos” importados de la exitosa gestión de la pandemia en el mundo asiático, como el autocovid, que se ha desarrollado en más comunidades, pero que en el caso asturiano ha sido uno de los ejes centrales de la estrategia sanitaria frente a la pandemia. “Ha habido procedimientos muy sistematizados que han liberado de presión al sistema sanitario” apunta Padilla con respecto a la gestión asturiana de la Covid19.

El rastreo ha sido otra de las apuestas fuertes del Principado a la hora de enfrentarse a un virus que puede a veces dispararse en cuestión de días. Asturies es proporcionalmente la comunidad con más rastreadores por habitante en toda España. Este mes el servicio se ha reforzado y unas 150 personas procedentes de diferentes ámbitos, medicina, trabajo social y Ejército, se enfrentan a la quinta ola. En opinión de Padilla los equipos de rastreadores han funcionado bien en Asturies y han hecho “rastreos retrospectivos” que han permitido profundizar en el número de contactos. Pese a todo, las cifras de la quinta ola no son para el optimismo. Cofiño señala que las restricciones y la campaña de prevención han permitido bajar la incidencia entre los jóvenes, que se encontraba disparada, pero aún está por ver cómo evolucionan las cifras, así como el efecto de la nueva variante delta. ¿Será necesario imponer nuevas restricciones? “Para frenar la quinta ola no basta solo la vacunación” afirmaban precisamente hoy en ese sentido en un artículo en El Diario.es los expertos en salud pública Daniel López-Acuña, Alberto Infante y José Martínez. En opinión de Carlos Ponte, presidente de la Asociación en Defensa de la Sanidad Pública de Asturias, de poco sirve que hagamos las cosas bien en vacunación si luego desescalamos rápido y mal. “Mientras otros países han buscado el Covid 0, aquí se abre siempre antes de tiempo por las presiones de la hostelería y el turismo, se disparan los contagios y al final perdemos turismo porque los países recomiendan no viajar a España” señala Ponte con respecto a este círculo vicioso que ha acompañado cada desescalada.

Con todo, las cifras asturianas de vacunación suponen una inyección de optimismo para una comunidad que sigue sin quitarse del todo la mascarilla, y a la que la respuesta sanitaria a la pandemia le ha aportado la misma autoestima que para muchos madrileños y madrileñas parece suponer ese orgullo de “vivir a la madrileña” que tanto predica Isabel Díaz Ayuso. El sistema público de salud es hoy un motivo de orgullo en Asturies, aunque las listas de espera o la falta de atención presencial en los centros de salud sigan motivando críticas e incluso movilizaciones ciudadanas, como las impulsadas por la Federación Vecinal de Gijón. A principios de año la periodista Julia Otero tuiteaba un ¡Viva Asturias! reconociendo el esfuerzo de la comunidad vacunando en plena nevada hasta en los rincones más aislados de su geografía. Hoy, seis meses más tarde, las cosas han ido bien y el Principado se comienza a acercar a la inmunidad de grupo, ese anhelado 80%, si bien con la quinta ola y las nuevas variantes pisando los talones. Padilla rebaja los triunfalismos excesivos, pero no le quita mérito a la gestión asturiana: “Lo mejor que le puede pasar a una campaña de vacunación es no generar demasiadas noticias. Llegar hasta aquí sin demasiadas cagadas debería ser ya de por sí algo para celebrar”.

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1 COMENTARIO

  1. De abandonada a bendecida, me da vergüenza que no haya en Oviedo un plan general de urbanismo y de tráfico consensuado.

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