Las manifestaciones del alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, y del presidente del gobierno del Principado, Adrián Barbón, respecto a la inocuidad de la obra de la Ronda Norte debido a su carácter subterráneo, realizadas además en estas fechas en las que se ha llevado a cabo el hito de atravesar por primera vez los túneles de la variante de Pajares, dieciséis años después del inicio de unas obras que estaba previsto ejecutar en cinco, deben ser consideradas como una falta de conocimiento, o al menos de información y análisis, o en último caso, de interés en conocer el modo en que se desarrollan todas aquellas obras públicas que afectan al terreno sobre el que se asientan. Que debo aclarar, son casi todas las obras públicas y privadas, y de las que sólo excluiría satélites y naves espaciales.

Estoy seguro de que las empresas que multiplicaron su volumen de obra en la variante de Pajares, y que basan su negocio en conseguir los contratos con la oferta más baja para posteriormente lograr el aumento del volumen de facturación por cualquier método, sea legal, paralegal o directamente delictivo (como prueba, léase la prensa del día), se frotan las manos ante la previsión de una nueva obra, cuanto antes mejor, y a ser posible, con el mínimo de estudios geológicos, geotécnicos, hidrogeológicos, ni de cualquier otro tipo. Esta será su base principal para incrementar el volumen de obra a medida que vayan apareciendo los problemas de sustentación, corrimientos del terreno, destrozo de sistemas acuíferos, y todos aquellos que hemos visto en la variante de Pajares, y en otros muchos lugares, de los que conviene hacer recuento.
Pajares, la muy variante obra de la Variante
Las obras de la nueva línea ferroviaria de alta velocidad que atraviesa la cordillera cantábrica podrían llevarse el dudoso honor de ser la obra peor planificada de toda la historia. Con un plazo de ejecución previsto de cinco años, que empezaron a contar en el año 2005, se han superado ya dieciséis años sin que se hayan terminado aún, aunque no podemos menos que celebrar que la ministra del ramo haya estrenado el túnel recientemente. Falta por saber, todavía a día de hoy, cuándo lo podremos usar el resto de mortales.

La perforación de los túneles dio lugar a la aparición de ríos subterráneos que, además de dificultar esta perforación, encarecieron y retrasaron la terminación de las obras, y obligaron a la ejecución de importantes reformados (más dinero), pero lo que no lograron evitar fue el daño a fuentes y manantiales de la zona, ni el destrozo de los recursos hídricos de la comarca norte de León, de las comarcas de La Tercia, Arbás, Gordón, Luna…
Conviene recordar el pasado minero de las provincias de Asturias y León, y la profusión de estudios geológicos sobre la cordillera Cantábrica, así que decirnos que no contaban encontrarse “bolsas de agua”, es decir, los muy extendidos acuíferos, es tomarnos por idiotas. A los excesos en el coste de esta obra habrá que añadir el resultado de la reclamación que la comunidad vecina tiene preparada sobre este daño ambiental, natural, social, económico, y varios otros más.
Por si fuera poco el destrozo realizado en los túneles, tenemos un gran argayu en las cercanías de Campomanes que también está produciendo retrasos y sobrecostes muy importantes. Lo más sorprendente de este caso es saber que esa misma ubicación fue desechada para el trazado de la autopista del Huerna, obra iniciada en el año 1976, por las dificultades geotécnicas que presentaba. Es difícil de entender que lo que se vio hace cuarenta y cinco años, no se haya visto ahora.
La autopista del medio oeste
Si la variante puede tener el honor de ser la obra peor planificada, la llamada autopista del suroccidente está decidida a disputarle ese título. Esta autopista, que de momento escasamente llega a Doriga, por lo que sólo merece el nombre de medio-occidente, o medio-oeste, en lenguaje hollywoodiense, es un nuevo ejemplo de pésima planificación geológica de la obra. Bueno, no sólo geológica, pero vamos con ésta, ya que el reciente argayón de Salas es otro caso más en el capítulo de desastres por falta de estudios geológicos adecuados. Basta con echar un vistazo a las fotos para darse cuenta de que, en ese entorno, lo más seguro era que se produjera tal desastre.

Las declaraciones del consejero Alejandro Calvo respecto a que los riesgos geotécnicos son algo así como inevitables, están completamente fuera de lugar para quienes se encargan de contratar obras públicas de este carácter, especialmente en Asturias, donde la actividad minera ha demostrado que es posible trabajar a cientos de metros de profundidad para extraerle a la tierra sus productos, no sin que se produjeran graves accidentes, conviene recordarlo, aunque menos frecuentes que en el sector de la construcción, por tomar una referencia.

El coste de la reparación de este argayu, a día de hoy, no es que no lo sepan los técnicos, es que no tienen ni la más remota idea, y cuando digo que estaba cantado que algo así podía pasar, basta ver en la foto cómo las obras en el talud se fueron subiendo y subiendo cada vez más, total para nada. Y también se ven al fondo otros taludes con una enorme altura, y cuya estabilidad futura habrá que ver, pero el día que se desplomen volverán a cortar la comunicación de los mismos pueblos que ahora peregrinan por diversas carreteras de montaña, y correrán a buscar a los responsables, igual que lo están haciendo ahora con los de la variante de Pajares… ¿alguien sabe quién los está buscando?
Y otros casos. Suma y sigue
Lo ocurrido en la variante de Pajares es suficientemente sangrante, económica e hidráulicamente, pero no debemos dejar de recordar otros muchos casos, como la ladera situada a la salida del túnel de Fabares, donde otro argayu sepultó una de las calzadas completamente y, tras su limpieza, fue necesario reforzar los taludes mediante trabajos adicionales, entre los que recuerdo ver un trabajador insertando bulones sujeto por una grúa de gran tonelaje. Explico un poco este disparate: un trabajador y el material para insertar bulones tiene un coste muy, pero que muy inferior al alquiler de aquella grúa, así que fue algo así como llevar a un fontanero a reparar una cisterna en un Ferrari y vestido de Armani. Dicho esto con el mayor respeto por el trabajo de los fontaneros, claro está.
Otro caso que conviene recordar fueron las inundaciones de 2010 que afectaron a Arriondas, donde vimos a los pacientes del Hospital del Oriente saliendo en barca. Está claro que no vemos forma de desplazar esta villa de su ubicación, junto a dos grandes ríos que se desbordan periódicamente, pero que el hospital esté situado en una de las zonas inundables más cercanas al río, no tiene explicación. Anda que no hay terrenos en esta comarca como para emplazarlo donde lo hicieron. Ni que fuera Manhattan.
“El listado de problemas por falta de previsión geológica, geotécnica, e hidráulica en las obras públicas en nuestra querida Asturias es muy extenso”
Decir que Arriondas está más lejos del centro de Asturias que hace años no sería del todo correcto, ya que desde Lieres se dispone de autopista, pero para llegar a ella, el trayecto es una procesión de reducciones de velocidad, travesías por pueblos que padecen un elevado tráfico, y todo tipo de limitaciones que convierten en un viacrucis el recorrido por una comarca que incluye localidades como Nava, Infiesto, la propia Arriondas, e incluso Cangas de Onís. Alguien debería reflexionar si va siendo ya el momento de convertir esa antigua carretera nacional en una vía rápida o autovía, facilitando una vida más pacífica a quienes viven en sus márgenes, y al resto un trayecto razonable hasta la cacareada Area Central Asturiana, hacia la vecina Cantabria, y como no, entre los propios vecinos del valle del Piloña.
El listado de problemas por falta de previsión geológica, geotécnica, e hidráulica en las obras públicas en nuestra querida Asturias es muy extenso, y con un caso similar al anterior, recuerdo un argayu permanente en la carretera nacional entre Trubia y Grado que veíamos año tras año, y que confío en que esté solucionado. Como me viene también a la memoria el último tramo de la autopista entre Llanes y Cantabria, que sumó retrasos por inestabilidad de laderas a la desastrosa gestión de quien borró de un plumazo el proyecto que ya estaba redactado y aprobado, y que fue el mismo que inició esta obra por el tramo entre Llovio y Llanes, el que menos la necesitaba, para poco después inaugurar un tramo entre Caravia y algún lugar cercano a Villaviciosa de cuyo nombre no se acuerda nadie. Los afiliados del partido que fundó con su propio nombre andan ahora enciscados en denuncias por asuntos de dineros… y se muestran sorprendidos. Al resto de mortales nos produce muy poca sorpresa.
Evitaré extenderme más, ya que todos tenemos algún argayu cercano en el pueblo o en cualquiera de los caminos que se pueden recorrer por Asturias, y sólo quiero aprovechar para recomendar estos sitios para la enseñanza de las ciencias naturales, en concreto de la geología, ya que son una manifestación evidente del fenómeno de la erosión, que tanto cuesta introducir en las mentes de algunos estudiantes en la enseñanza reglada.
Estos desastres tienen sus causas
Por último, confieso que nunca me gustó esa “titulitis” que algunos reclaman para nuestros representantes políticos, como si fuera un requisito indispensable para la política tener un título universitario y una carrera de reconocido prestigio. Como ejemplo negativo, quiero recordar a quien ya aludí antes, que estudió varios años en la Escuela de Minas de Oviedo, para luego terminar de forma brillante en la de Caminos de Madrid, y que dejó tras de sí un amplio conjunto de ejemplos de lo que no se debe hacer; retirar proyectos que luego tardaron muchos años en volver a ponerse en marcha; comenzar las autopistas por donde menos necesidad había; conceder autopistas de peaje por todo el país que han resultado fracasos escandalosos; inaugurar una y otra vez las desastrosamente planificadas obras de la variante de Pajares. Algunos no olvidamos que, en la que quizás fue la primera entrevista que concedió cuando apenas acababa de entrar en política, allá por los olvidados años 80, aprovechó para cargar contra un profesor, D. Carlos Conde, catedrático en la primera escuela citada, que aspiraba a tener participación en política en uno de los varios partidos que se integraron en el Partido Popular. Ya mostraba en ese momento cuál sería su verdadero perfil de general secretario/sectario.

Dicho lo anterior, y volviendo a la adecuación del perfil profesional a la actividad política, que la consejería de Fomento haya estado durante largos años en manos de licenciados en Derecho (Belén Fernández, Juan Cofiño), en Filosofía, Ciencias de la Educación y Pedagogía (Fernando Lastra), o incluso desaparecida como está ahora, hará difícil que se desarrollen los criterios técnicos y se profundice en los estudios de ingeniería del terreno, geológicos, geotécnicos, hidrológicos, que son los menos considerados en el ánimo de nuestros legisladores, quienes acostumbran a dedicar mucho más espacio a los estudios y requerimientos relativos al impacto ambiental. Y es que, por excelente que sea el tratamiento de revegetación y reintrodución de especies animales y vegetales, su adecuación a los hábitats existentes y demás trabajos de restauración ambiental, si luego todo se viene abajo en la primera riada por un nuevo argayu o se llevan las lluvias los suelos y sus nutrientes por un inadecuado estudio hidrogeológico, todo se irá, por el río, a la mar.
Quiero recordar de nuevo la estrategia de las constructoras de contratar obras con los peores estudios previos para poder después introducir reformados y ampliaciones de contrato, y con ello me viene a la cabeza el ejemplo del fallido vivero para empresas tecnológicas de Ventanielles. Después del desastre sufrido en las viviendas de este barrio, donde fue desalojado y reconstruido un enorme bloque de edificios (16.950 m2, dos tartieres en el nuevo sistema métrico municipal) por el hundimiento causado por la desestabilización del subsuelo sobre el que se asentaban; y estando esta obra dentro de una parcela de más de 40.000 m2 (5 tartieres) donde una inmobiliaria de cuyo nombre… ya nadie se acuerda, construyó cinco grandes bloques de viviendas no hace tanto tiempo, para lo que tuvo que hacer los correspondientes estudios geotécnicos, e incluso escavar el terreno para construir los sótanos para aparcamientos…, que vengan a contarnos ahora que ni los técnicos municipales ni la empresa encargada de la obra sabían qué tipo de subsuelo se iban a encontrar allí demuestra que siguen tomándonos por tontos.
Que las empresas constructoras premian a sus técnicos y directivos por aumentar el volumen de obra es un hecho tan cierto como que algunos fruteros hacen el equivalente cuando nos meten la fruta pocha que hay que tirar a los dos días, vale. Pero que se hayan perdido 1,44 millones de euros de los fondos europeos Urban por esta falta de profesionalidad, es absolutamente imperdonable en la gestión municipal. Para luego encontrar a la misma constructora con una preciosa promoción en los terrenos del antiguo Sanatorio Blanco, donde estaba prevista una ampliación y reorganización de la calle de la que no se volvió a saber.
Volviendo al tema inicial, pido a los señores Canteli y Barbón, y también a la delegada del gobierno central, Sra. Losa, que se informen sobre la inocuidad de las obras de túneles, y que contacten con los alcaldes de las comarcas de La Tercia, Arbás, Gordón, quienes les informarán sobre el destrozo de sus fuentes y el vaciado de los ríos. Sin falta de salir de Asturias, que pregunten a los afectados por los destrozos que las obras del AVE han causado en pueblos de Lena, incluido el talud de Campomanes. Y a todos los asturianos de Salas, La Espina, Tineo y toda esta comarca aislada por el argayón de Casazorrina, también deberían solicitarles información sobre la buena ejecución de las obras de excavaciones y reforzado de taludes, aunque bien me temo que éstos, con el cabreo que tienen, los manden a algún sitio poco agradable.