En el balcón del Ayuntamiento de Xixón lucía una bandera violeta con un lema contra la violencia machista, pero quienes posaban para la foto de apertura de este artículo con la bandera rojigualda posiblemente estaban en otra onda…
Lograron reunir a duras penas un centenar y medio de paraguas bajo la lluvia (y hay que suponer que bajo la mayor parte de los paraguas sólo había atechada una persona) en una convocatoria que habían suscrito y lanzado a bombo y platillo ocho colectivos diversos. Ocho colectivos cabreados con las políticas del equipo de gobierno municipal gijonés en general, aunque en esa generalidad no se les pasó por alto enfatizar el femenino singular para pedir la cabeza de “la alcaldesa”, como reflejaron en las pancartas y en esos símbolos rojigualdas que empuñaban en buena parte un grupo de cayetanos.

Asumo las reivindicaciones de al menos uno de los colectivos que se unieron al batiburrillo de este sábado en la Plaza Mayor de Xixón: me parece un despropósito el proyecto de instalar en la parroquia rural de Granda la segunda estación de ITV de Xixón. Pero no sé cómo ni por qué la gente que encabeza esa plataforma se hizo el lío para acabar apoyando una convocatoria tutti frutti en la que están también quienes quieren que cada mes de agosto la arena de la plaza de toros de El Bibio se tiña del rojo de la sangre ni a quienes siguen pensando que tienes el derecho a transitar en coche por donde te salga de la entrepierna, incluida la principal fachada costera de la ciudad de Xixón (porque ya se sabe que eso del cambio climático es una milonga y que la Tierra es plana). Porque en Xixón muchas y muchos estamos en contra de la instalación de la ITV de Granda, pero muchos y muchas también estamos a favor de que Xixón sea un concejo libre de la barbarie taurina y que El Cascayu del Muro siga siendo un corredor oxigenado para correr, pedalear, caminar y pasear, y que la xente de Xixón y d’Asturies que queremos sigur viviendo les nueses vides nesta llingua tengamos el derechu a facelo, con tolos derechos.
Las tres derechas y la extrema derecha apoyaron con mayor o menor entusiasmo la ridícula concentración de este sábado. Y hay que decir que a alguna de sus representantes la lluvia y los paraguas les ayudaron a ocultar sus vergüenzas.