En el congreso de nuestro sindicato, celebrado este fin de semana, una de las preguntas más recurrentes entre los compañeros era: ¿Cómo está Santiago?
La noticia de su enfermedad nos tenía preocupados a todos.
Su presencia en el día a día del sindicato, atendiendo la oficina de la Casa Sindical hizo de Santiago uno de esos compañeros imprescindibles, a los que se echa en falta enseguida.
No es fácil esta tarea y no es sencillo realizarla manteniendo, además, el sentido del humor y la sonrisa cordial que nunca le faltaba a Santiago.
Desde su afiliación a la Corriente cuando trabajaba en el Tallerón de Duro Felguera, Santiago siempre estuvo ahí cuando hacía falta, practicando esa solidaridad que era parte fundamental de su ideología de izquierda.
En los momentos duros, cuando la injusticia se impone y en los momentos de alegría, cuando ganamos los trabajadores, hay compañeros que nunca están ausentes.
Ayer, cuando recibimos la amarga noticia de su muerte, fueron muchos los recuerdos de Santiago que se nos vinieron a la mente y fue muy grande la convicción de que, a pesar de todo, va a seguir acompañándonos siempre y que cada vez que subamos las escaleras del sindicato, él estará, de alguna manera, presente en las tareas de cada día.
Desde su otra familia, el sindicato, queremos unirnos al dolor de su pérdida que sufren su mujer y sus cuatro hijos.
Y queremos transmitirles el orgullo que compartimos con ellos por haber conocido a Santiago y por haber compartido con él su deseo de cambiar este mundo tan injusto y su pelea por una vida mejor para la clase obrera.
Que la tierra te sea leve, Santiago.
Tu gente de la CSI nunca te vamos a olvidar.
¡Que viva la lucha de la clase obrera!
