“La misión del Festival es la creación de un universo ético y estético de referentes LGBTI”

El coordinador de actividades del Centro Niemeyer apuesta por la diversidad funcional en una edición del festival de cine de Avilés que programa 18 películas

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Mari Luz Rodríguez
Mari Luz Rodríguez
Periodista y filóloga.

Borja Ibaseta (Gijón, 1976) es licenciado en Filología Inglesa y desde el año 2013, coordinador de actividades culturales del Centro Niemeyer de Avilés, donde se celebrará entre los días 14 y 21 de mayo la VII edición del Festival de cine LGBTI. Ofrece una programación en la que 18 filmes se proyectarán en secciones clásicas y se podrá disfrutar de propuestas culturales y deportivas novedosas.

Los títulos escogidos han sido premiados en diversos festivales y realizan una panorámica que abarca desde el descubrimiento de la orientación sexual de la adolescencia en La primera muerte de Joana, hasta situaciones límite de conflicto bélico en Benediction o el caso de Feast en Holanda donde se contagió intencionadamente a algunas personas con VIH. ¿Qué criterios de selección empleas, procuras variedad, buscar focalizarlo más en un escenario, por ejemplo, de guerra, que en este año sería el más apropiado?

La curaduría en los largos es de Fran Gayo, que es quien selecciona con criterio puramente cinematográfico, hace un pool [listado] de películas que nos pueden interesar para el Festival y a partir de ahí tratamos de conseguir un equilibrio en el contenido. Fran siempre lo cuida mucho: “Oye son demasiadas historias trans o esta película, ya tenemos algo parecido”. Por ejemplo, con Feast me preguntó si me atrevía con ello, porque era un tema francamente delicado, pero a mí me parece que no debemos tener cuestiones tabú y más saliendo de una pandemia. La señalización de la culpa nos puede venir muy bien, una película como esa, un poco para llevarnos y traernos. Y luego está lo imponderable, que es la parte económica del presupuesto, porque hay gente que te pide muchísimo y te viene bien tener algo de recambio.

¿Te has encontrado con algún filme que te hubiera apetecido traer y no has podido o se verá alguno que te haya costado mucho conseguir que esté aquí?

Nos costó mucho los dos últimos años de pandemia, que fueron francamente difíciles, porque hay un consumo real de contenido LGTBI en lo audiovisual, en las plataformas y eso generó una presión en la cadena de producción-distribución enorme y de hecho, hubo festivales… No me acuerdo si fue el del año 2020… No, el de 2021, que se nos cayó una película a 48 horas de presentarla por una cuestión de derecho audiovisual. Este año, en realidad, estamos teniendo todo lo que queríamos tener. Estamos haciendo 8 películas y tenemos capacidad para hacer entre 8 y 10, el pool son siempre unas 15 y ahí es una cuestión de calibrar y decidir que no puedes tener demasiadas historias de chicos o de chicas o de trans y tratas de conseguir un equilibrio, pero no soy consciente de nada que hubiese dicho que lo quería y no lo tuvimos.

Borja Ibaseta FOTO: David Aguilar Sánchez

Nuevamente confiáis en los cortos de sello español, con títulos laureados como 17 minutos con Nora, Elsa o El bosc de la quimera, con personajes de diversidad funcional, ¿cómo surge la idea de apostar por esta área específicamente?

Los primeros años del Festival no teníamos sección de cortos y eso creemos que era una anomalía y existía una cierta dificultad a la hora de hacer la curaduría en la parte de cortos, no porque Fran no pudiera hacerla, sino por volumen de trabajo, y a raíz un poco de la relación con otros festivales, de las reuniones…, porque asistimos anualmente al Festival de Cine de Donostia y mantenemos relación con la red de festivales LGTBI, así surgió la idea. Esa red nos sirve para ayudarnos, para pasarnos títulos, hay gente que ya ve un montón de cortos, hay una curaduría y nos pareció una fórmula muy bonita de reconocer el trabajo que se hace en otras partes del Estado, en el fomento de los derechos del colectivo LGTBI y de la producción audiovisual, porque ahora cada festival propone 2 cortos, nuevamente ahí sale un pool y viendo que haya un cierto equilibrio vamos gestionándolo. Nos parecía muy interesante favorecer la joven creación española audiovisual, dar visibilidad y fortalecer precisamente la estructura de los festivales y los LGTBI. Nosotros podríamos crear una sección competitiva, pero hay un punto en el que te dices que si ya hay 16 festivales que la están haciendo, vamos a jugar con el sistema de las nominaciones, que nominen otros festivales y eso afianza un poco la estructura, esa es la idea que subyace.

Y apostando por cortos como El bosc de la quimera que llama la atención por el tratamiento de los personajes

Bueno, es que es fundamental. Para mí, cuando llegó El bosc de la quimera, nos dijimos que tenía que estar, porque recoge muchas cosas. Cuando pensamos en LGTBI, habitualmente lo hacemos en la “G” mayoritariamente, a veces en la “L”, pero no, como decía Paco Vidarte, en que la lucha de este colectivo pasa precisamente por la trinchera y por el ser capaces de democratizar las luchas, de dar cabida a otros colectivos, dar el testigo y de hacerlos visibles. Nos parecía tremendamente importante que habláramos de esa diversidad funcional, porque es algo que no queremos ver. Yo esto lo ejemplificaba el otro día con una compañera que tiene una hija en edad escolar. Le decía que hay padres que no quieren pensar sobre la sexualidad de sus hijos, sobre si sus hijos tienen sexo o no y cuándo lo tienen y de repente a los once años ya están haciendo referencias sexuales aunque no sepan lo que implican. A lo mejor, debemos pensar en eso y tratar de que la educación sexual les llegue mejor y más a tiempo, pero claro, los infantilizamos. Y con las personas con diversidad funcional sucede lo mismo o con los mayores, por eso nos parecía algo muy interesante. Para mí es una de las cosas más políticas en ese sentido.

La programación de cortos se volverá a exhibir online con Festhome. ¿Qué supone esta plataforma? ¿Es un formato que ha llegado para quedarse?

Evidentemente el consumo de cultura digital ha llegado para quedarse, otra cosa es cómo la entendamos y en el Centro Niemeyer lo hacemos en distintos niveles. No es lo mismo la cultura digital del audiovisual que lo que pudiera implicar en una exposición. Se dan distintos parámetros y cuestiones que debemos observar. En el caso concreto del Festival y del audiovisual LGTBI, yo creo que hemos de diferenciar únicamente por estructura entre grandes plataformas de contenido anual que todos conocemos y plataformas como Festhome, que están pensadas para el desarrollo de festivales y esto cambia un montón cómo se gestiona. Nos ofrece sobre todo la parte internacional, es decir, nosotros necesitamos una plataforma que nos permita desde Avilés llegar a toda América Latina, para los 19 países en los que estamos trabajando gracias a la colaboración con la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID). Conseguir esta colaboración fue tremendamente gratificante, porque supone cumplir la misión, visión y valores de la Fundación que aparecen reflejados en los estatutos, esa búsqueda de la paz y mejora social utilizando la cultura desde el Centro Niemeyer. AECID entiende que poseemos un contenido que está en línea con lo que se quiere defender a nivel institucional, como Estado, en el exterior, que es la defensa de los derechos LGTBI en lugares donde pudiera hacer mucha falta. Por ello, resulta una colaboración perfecta en ese sentido, pero además le hemos dado la vuelta al ser contenido de joven creación española, porque no solamente estamos ayudando a que esta se vea en el exterior, sino que además estamos aportando a todos esos países referentes de jóvenes creadores y creadoras. Esto subraya la posibilidad de que las personas de estos lugares puedan identificarse con el corto de dos maneras: una por la parte de la etiqueta o de la historia y otra, por la de producción, es decir, si hay alguien joven en España que lo hace, por qué no lo voy a poder yo. Entonces cumple esa doble función profesional y visibilizar en 19 países estos contextos, estas realidades LGTBI que son tremendamente importantes.

FOTO: David Aguilar Sánchez

Tampoco os habéis olvidado de implementar proyecciones gratuitas para los institutos asturianos que lo soliciten y conseguir de este modo fomentar la educación audiovisual en el alumnado, tan necesaria siempre. ¿Qué acogida prevés?

Pues mira, eso fue una metedura de pata (risas). Fue falta de experiencia por nuestra parte. Nosotros anunciamos esa actividad cuando pensábamos como Festival que nos venía bien comunicarla y claro, ese momento era demasiado tarde para poder integrarla en la programación de los colegios y de los institutos. El profesorado nos llamó y nos dijo que era interesante pero que ya no se podía incorporar al currículo. Esto nos demuestra es que existe interés y que efectivamente es un ámbito en el que debemos crecer, pero que tenemos que darle un planteamiento distinto en la ejecución. Cuando pensemos en el Festival del año que viene, jugaremos con varios calendarios en mente y con la previsión de que los centros educativos funcionan con uno que no es el nuestro.

Este era el primer año que se proponía

Sí y es algo que queríamos llevar a cabo y también nos hemos hecho la autocompetencia, porque casi hemos anunciado esta actividad cuando estábamos con el encuentro de escolares con Juan Mayorga, que fue un éxito con 700 alumnos. No podemos andar a todo a la vez, pero, efectivamente, tenemos que darle una vuelta en términos de temporalización, nada más.

Esta edición el Festival viene con propuestas muy atractivas: sesiones de DJ, una obra de teatro, emisión del programa de temática LGBTI en clave de humor de RNE Wisteria Lane, también performances poéticas o el primer encuentro LGTBI Industry Day entre profesionales del sector audiovisual.

Sobre la grabación del programa de Wisteria Lane, poco a poco queremos darle una dimensión mayor al Festival y este año hay dos visiones: una es la grabación de ese espacio de radio aquí y otra que de momento no se ve y no está anunciada, pero que se verá, es el canal Niemeyer, de entrevista corta a invitados fundamentalmente. Creemos que el tema de grabar una mesa redonda y subirla realmente no es un producto audiovisual que tenga un interés, sin embargo, estas pequeñas píldoras sí que pueden ser interesantes, es un contenido adicional de cultura digital. Esa es la parte de crecimiento mediático que pasa también por invitar a periodistas nacionales como Elsa Tebar a que formen parte y visibilicen el Festival. Luego está el LGTBI Industry Day, que es también una actividad que surge por primera vez este año y que nos interesa muchísimo, porque es darle ese cariz de profesionalización a nuestro Festival. Queremos que el sector audiovisual asturiano tenga acceso a experiencias de éxito en producción audiovisual, como es el caso de Adrián Silvestre, para quitar un poco esa pátina de ese tipo de contenidos no van a tener salida. Ese tipo de contenidos sí tiene mercado, tiene salida, con sus peculiaridades como cualquier contenido temático. Si tú haces películas de terror o cualquier otra etiqueta que le queramos poner, posee un recorrido específico, ¿no? Lo que queremos hacer es apoyar al sector audiovisual asturiano, que se vea y que tenga opciones de entablar relación, de charlar, colaborar, de encontrarse y sobre todo, de compartir experiencias. Algunas cosas pequeñas están haciéndose aquí, ahora, como el último trabajo de Roberto F. Canuto, que fue el ganador de cortos del año pasado. Nos parecía muy importante crear esa red y que se afiance esa parte.

También se programan mesas redondas y presentaciones de libros

Presentaciones de libros es algo que hacemos todos los años. En esta edición hay dos temáticas, una que es la del libro de Popy Blasco, Cine Crush. El cine homoerótico involuntario en nuestro despertar sexual, que trata sobre cine y nuestros mitos eróticos. Nos parecía tremendamente importante tener esas referencias y poder entender cómo han funcionado. Y el libro de David Guerrero Corres como una niña, queviene con el apoyo de la asociación Faciendo Camín, que es de deporte LGTBI y la idea es visibilizar lo LGTBI en el deporte. Eso de “corres como una niña”, cuántas veces me lo habrán dicho…El deporte es deporte, por qué tenemos que discriminar por razón de género, de orientación sexual. ¡Es que me parece tan del siglo pasado! Por eso era muy interesante tener un libro que nos sirviese para evidenciarlo y por eso, después, por la tarde viene la roller derby.

Borja Ibaseta con el programa del Festival de Cine LGTB del Centro Niemeyer FOTO: David Aguilar Sánchez

Precisamente en relación a esa demostración de un deporte mayoritariamente femenino como el roller derby por parte del equipo asturiano Güestia. ¿Por qué lo habéis querido incluir en el certamen?

Porque estamos en ese proceso de tratar de celebrar la cultura LGTBI entendida en el sentido amplio de diversidad, aceptación, respeto. Utilizar la plaza para las sesiones de DJ y para que la Güestia presentase su proyecto y su actividad nos parecía fundamental, ya que aportará algo diferente y dará mucha vida a la plaza del Niemeyer el tener gente en la plaza haciendo cosas, divirtiéndose, bailando, patinando. Es una forma de visibilizar, de celebrarnos, de reconocer, de agradecer. Nos parecía que era importantísimo el poder hacerlo de esa manera.

Echando un vistazo de forma retrospectiva a los siete años de este Festival, ¿qué papel consideras que ha desempeñado para dar visibilidad al colectivo LGTBI?

Para mí quizás lo más relevante y que creo que forma parte de la misión del Festival, es la creación del universo ético y estético; esto lo repito todos los años en la inauguración. A mí me parece fundamental y vital, porque es crear esa serie de estructuras que te permiten imaginar historias, futuros, es decir, salir de aquella cueva en la que, por ejemplo, yo podría haber estado de crío pensando que esto de la homosexualidad solo sucedía en Nueva York. De repente entender que es algo que tengo mucho más cercano, con un montón de posibilidades, de referentes e historias, sirve también para validar mi propia historia, crear mis referentes y ese universo. Yo creo que esa es la misión más importante del Festival.

La veteranía es un grado, pero ¿qué ha resultado más difícil en la organización de esta edición y en qué habéis mejorado con respecto a las anteriores?

Pues en aceptar que el trabajo a veces te consume y que para hacer las cosas bien necesitas apoyos externos. Este año hemos asumido esa realidad y hemos contratado a Gloria Pintueles, que es la asistencia técnica externa que nos permite realmente articular todo el trabajo. Ha supuesto un proceso muy interesante, porque la toma de decisiones es distinta y porque puedes verlo con un poco de distancia y de objetividad, no estás todo el día encima y quizás eso es lo más bonito, ¿no? Y el hecho de tener a alguien que te va dando otro tipo de opciones, de opiniones, de ideas. Eso nos parecía muy importante también.

Este certamen ha roto sus límites acercándose más a la literatura, a la música, al deporte e incluso a la industria. ¿Tiene vocación de continuar en esa línea o incluso expandirse? Es decir, ¿está en la mente de Borja Ibaseta convertir este Festival de cine en un festival multicultural en próximas ediciones?

Lo que hacemos todos los años a la finalización del Festival, transcurrido un mes o dos tranquilamente, para darnos un poco de aire, es analizar el Festival y el resultado y pensar qué queremos hacer y hacia dónde lo queremos llevar. Entonces existe una idea que yo creo que tenemos asentada de que, efectivamente, el contenido cinematográfico articule la celebración de cultura LGTBI y que de ahí puedan colgar un montón de cosas que tienen que ver con música, con teatro, con literatura, con activismo. Evidentemente hay cosas que vamos incorporando como es el sector profesional o la parte educativa. Creo que estamos consiguiendo una cierta velocidad de crucero en un Festival temático que nada tiene que envidiar a otros que puede haber a nivel estatal y dimensionado para la región y el espacio que somos, que nos parece también fundamental.

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