En el día más caluroso del estío asturiano, parece que el sanchismo en Asturias se ha congelado. Después del espaldarazo de Sánchez el martes en el Congreso de los Diputados, se impone una reflexión que explique si el gobierno de Adrián Barbón está alineado con el gobierno de España, si ambos presidentes están conectados, si los objetivos planteados en la agenda definida desde La Moncloa están coordinados con los objetivos de la agenda definida desde Fruela.
Las medidas anunciadas esta semana en Madrid están englobadas en lo que hemos venido en llamar las políticas del vértigo, mecanismos paliativos de carácter transitorio contra los efectos de una inflación que el INE confirmaba que había alcanzado el 10,2% de subida en el mes de junio. La gratuidad del bono de cercanías, el reparto de 100 euros más en becas, la puesta en marcha de un bono cultural para jóvenes, un nuevo paquete de viviendas sociales y, sobre todo, los impuestos a los beneficios de las energéticas y la banca española durante los próximos dos años, integran este bloque de contención contra la ola inflacionaria que, a diferencia de otras anteriores como el descuento en los combustibles, están decididamente orientadas a proteger a las familias de clase obrera más vulnerables. Podemos afirmar que esta nueva fiscalidad está más cerca de quedarse que de irse en el plazo indicado y que también se acerca a esas otras políticas de carácter estructural que hemos venido en llamar políticas del cambio y que integran, hasta ahora, la reforma laboral, la subida del Salario Mínimo Interprofesional, los ERTES y la futura reforma fiscal que tratará de lograr una mayor democratización y una distribución más justa de la riqueza. La impresión de lo sucedido en el Congreso de los Diputados es que las políticas del vértigo comienzan a converger con las políticas del cambio. Ambas se acoplan y fortalecen el gobierno de coalición que, finalmente, dispone de una agenda convincente y clara.
El paquete de 10 medidas ha supuesto un giro a la izquierda que galvaniza el gobierno de coalición entre PSOE, Podemos, IU y los Comunes en España. Y en este punto es cuando nos preguntamos si realmente el gobierno de Adrián Barbón desea alinearse con el rumbo marcado por el presidente del Gobierno o si él y, sobre todo, su senescal, el vicepresidente Juan Cofiño, navegan en otras coordenadas que apuntan hacia el cemento. Síntomas, gestos, leyes, argumentos, parecen confirmar esta segunda vía.
“Nos preguntamos si realmente el gobierno de Adrián Barbón desea alinearse con el rumbo marcado por el presidente del Gobierno”
Según el informe de la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE) el gobierno de Sánchez ejecutó en 2021 el 40,51% de la inversión prevista en Asturias, 148,1 millones de euros de los 365,6 de inversión inicial. La ejecución media del Estado fue del 67%, y Asturias fue la segunda comunidad con menor porcentaje de ejecución del conjunto autonómico, solo por delante de Cataluña, con un 35,77%. Adrián Barbón expresó su insatisfacción y tras la ronda madrileña por diferentes ministerios, regresó con varias comisiones de seguimiento y con un retraso (hasta mayo de 2023) de la entrada en funcionamiento de la variante de Pajares. La imagen de un Presidente que volvía a Asturias casi peor de lo que había ido a Madrid ha supuesto un desgaste a su gobierno. La principal conclusión que nos ha trasladado Barbón de su viaje es que la política de infraestructuras no se decide en Fruela sino en el Ministerio de Transportes, el de Energía y el de Industria. La prioridad de Sánchez ahora es la puesta en marcha de la regasificadora. Las exigencias de Barbón deberían prestar más atención a las inversiones en el puerto de El Musel y no perder el tiempo en aquello que ya está en la agenda del gobierno. Acierta el presidente al tomar el control de la ZALIA. Es probable que durante la próxima edición de la Feria de Muestras, el escaparate político de cualquier gobierno asturiano, la Ministra anuncie la licitación de los viales de Jove. Papeles, papeles, papeles. Se olvidan de que la gente quiere ver ya obras.

Por otra parte, la Consejera de Servicios Sociales lleva enfrentándose a las listas de espera para acceder a las residencias de mayores del ERA, prácticamente desde que ocupó su cargo. Su desesperación no es mayor que la del tercer sector. Melania Álvarez prepara un plan especial de actuaciones urgentes, pero todavía no se sabe cuánto será su dotación, los consensos que logrará entre empresas y sindicatos y si conseguirá reducir las listas de espera. La financiación de la dependencia es uno de los lastres del gobierno que no ha podido resolverse ni parece que tampoco esté en la agenda de Barbón, cuya consejera atribuye los fallos del sistema, el impago de las facturas del ERA y otras empresas, a trabas administrativas. El problema es que mientras ella ve trabas burocráticas, los demás vemos que la solución está en la pasta.
A los problemas en las residencias se suma más de un año de atrasos en el impago de las ayudas al alquiler. 4.000 asturianos siguen pendientes del vuelva usted mañana de la consejería de Melania Álvarez, que asegura una vez más que esta vez se abonarán las subvenciones de una convocatoria de abril de 2021. Las ayudas para 2022, por cierto, todavía no se han convocado. Estamos a mediados de julio.

En la agenda de Barbón se “ha declarado la guerra” a la burocracia. Se ha asumido un discurso liberal en el que la norma parece entorpecer la iniciativa privada y que se extiende, incluso, al sistema de bienestar social asturiano. Esta guerra a la burocracia abarca la ley de Calidad Ambiental, laminando los controles medioambientales que la administración ejercía sobre cualquier empresa que deseara instalarse. No habrá cuerpo de funcionarios e inspectores que soporte la actividad de control de los negocios creados.
“Se ha asumido un discurso liberal en el que la norma parece entorpecer la iniciativa privada”
Las listas de espera en las residencias del ERA o la política de vivienda no son el único problema del Estado del Bienestar asturiano. La pandemia ha deteriorado los servicios sanitarios, con una atención primaria saturada, escasez de enfermeras y un modelo de organización de los recursos humanos deficiente. Como indicaba la sindicalista Ana Carpintero a este diario, las condiciones para hacer negocio con la sanidad se han asentado por primera vez en Asturias. Pero en la agenda del gobierno del Principado no se atisba un plan que trate de poner remedio a una situación peligrosa.

Un sistema de dependencia infrafinanciado que empuja a las empresas contratadas al impago de sus trabajadores o la incorporación de más sanitarios a un sistema degradado no parecen preocuparle al vicepresidente del gobierno, Juan Cofiño, quien afirmó hace unas semanas que el presupuesto del próximo año estará más inclinado hacia la inversión de infraestructuras que al gasto social. Como si Asturias tuviera el nivel de servicios de un país escandinavo, cree que en la agenda asturiana ahora tocan las infraestructuras, pues de gasto social vamos sobrados. En Asturias se combatirá la escasez con cemento y una administración más ligera.
Esta semana, en la tertulia de la cadena Ser, el asesor de IU Jorge Pardo, se alarmaba ante las dudas que generaba el discurso político del gobierno a la hora de negociar los próximos presupuestos. El veterano coordinador del grupo parlamentario de IU no acababa de entender por qué Barbón jugaba al despiste con el conjunto de fuerzas políticas, cuando su grupo había llevado a la espalda más de una docena de presupuestos aprobados con los diferentes gobiernos socialistas. Mientras Pedro Sánchez giraba estos días hacia la izquierda, semanas antes Barbón le hacía guiños a la derecha.
Síntomas, gestos, leyes, argumentos. No apunta el gobierno de Barbón demasiada predisposición a cohesionar un bloque de izquierdas, como sí lo ha expresado Pedro Sánchez este martes, durante el debate del Estado de la Nación, aprobando una agenda orientada a la reforma del sistema fiscal y la inversión en gasto social que ha reforzado sus lazos con Ione Belarra, Echenique, Yolanda Díaz y el resto de fuerzas parlamentarias de la izquierda que se disputaron este miércoles la autoría de cada una de las medidas. Mientras en Bruselas se debaten medidas de racionamiento del gas y la luz, mientras en Madrid se prepara un plan social para hacerle frente al frio invierno, en Asturias estaremos más pendientes de saber si el tren llega puntualmente a su hora. Da la impresión de que las agendas socialistas están completamente desconectadas.
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