421 millones de euros es el dinero que el Estado invertirá en el Principado de Asturias durante el próximo ejercicio presupuestario, la misma cifra que hace una década, el 3,1% del conjunto del territorio. Ese es el peso de los asturianos en términos presupuestarios, económicos, contables. No sabemos si ese es también el peso político. Entre las principales inversiones destacan los 35 millones presupuestados para la red de cercanías de Asturias, en pleno proceso de modernización; los casi 12 millones que se destinarán a dos tramos de la autovía de La Espina, los 16 millones previstos para la ampliación y mejora de la autopista Y, atención, los 2,5 millones del vial de Jove.
La satisfacción que Adrián Barbón ha mostrado con los Presupuestos Generales del Estado, recordemos, más de 421 millones de euros en inversiones, contrasta con la decepción que manifiesta desde el viernes la Alcaldesa de Gijón, Ana González, que ve relegado el vial de Jove en las cuentas elaboradas por el gobierno a 2,5 millones de euros para el ejercicio del próximo año. El vial de Jove es una de las prioridades del Ayuntamiento de Gijón y, sobre todo, de la nueva ejecutiva de la Agrupación Socialista de Gijón. Curiosamente, esa prioridad, en los números del Estado solo se materializará en 2027.
El vial de Jove no es ninguna tontería. Conectará el transporte de mercancías por carretera entre El Musel y La ZALIA (Zona de Actividades Logísticas e Industiales de Asturias) y aliviará la contaminación que ahora sufre la zona oeste de Gijón. La contaminación, en Gijón, como en la mayoría de las grandes ciudades con un pasado industrial, tiene código postal. El vial de Jove es una infraestructura fundamental cuya ejecución sigue pendiente desde que el puerto fuera ampliado y de eso ya han pasado más de 10 años y seguirán pasando unos cuantos años más.
El presidente Barbón tiene derecho a estar satisfecho con los presupuestos que, probablemente, serán aprobados en breve. Bastante tensión hay entre su Federación y la Ejecutiva Federal del PSOE como para añadir más leña a ese fuego. Sin embargo, no es excusa para que también asuma la obligación de ofrecer soluciones al conjunto de las infraestructuras asturianas y, especialmente, a las que sirven de motor económico para la ciudad más importante de su comunidad. La indiferencia con la que se ha expresado ante el descontento de Ana González se paga. Como ya hemos dicho en otras ocasiones, los espacios políticos que uno abandona, son inmediatamente ocupados por los adversarios. La indiferencia, en votos, sale bastante cara.
En esta ocasión, ha sido Aurelio Martín, el concejal de Movilidad de IU, el encargado de ofrecer una nueva alianza de las infraestructuras al conjunto de los partidos que gozan de representación municipal en el Ayuntamiento de Gijón, siguiendo la estela de la portavoz de Podemos, Laura Tuero. El concejal propone una enmienda a la partida prevista en los Presupuestos que inicia en estos momentos su primera fase parlamentaria. A los socialistas se le duplican las alianzas por las infraestructuras. ¿Qué posición ha adoptado el consejero de Infraestructuras, Alejandro Calvo? Tampoco la conocemos.
Se equivoca la oposición cuando arroja sus críticas a Ana González quien, a lo sumo, pecó hace unos meses de un excesivo y, quizá, petulante entusiasmo cuando compareció junto a la Ministra de Transportes ante los medios de comunicación, en una visita exprés al puerto de El Musel, y anunció noticias que no eran. La derecha debería de apuntar hacia la calle de Santa Teresa o a la sede del Gobierno Asturiano y exigir a sus colegas del sótano de Fruela explicaciones en la próxima sesión de control parlamentario. El Presidente, tan solo hace unos meses, llevó a cabo una ronda madrileña, ministerio a ministerio, reclamando, precisamente a Raquel Sánchez, más que a otros, un mayor compromiso en la ejecución presupuestaria de las inversiones del Estado por estos lares. Recordemos que regresó de aquel periplo con unas cuantas comisiones en el bolsillo y un retraso en la variante de Pajares.
El pasado 8 de junio, Barbón estaba cabreado. La semana pasada, tan sólo cuatro meses después, estaba satisfecho. Por sus palabras es fácil percibir el grado de desorientación política en su gobierno que funciona como un balancín, según el orden del día. No ha habido en todo ese tiempo ningún cambio sustancial en las previsiones del Ministerio de Transportes. En cambio, en la reunión con la ministra Sánchez, se incorporaron preguntas sobre las previsiones del Estado con el vial de Jove. Entonces Barbón esquivó cualquier nueva información al respecto. Del vial no dijo nada especialmente relevante o, sencillamente, no dijo nada. Cuatro meses después vuelve a deslizarse sobre este asunto como un patinador sobre la pista de hielo, obviando el problema.
La debilidad política de la FSA en el PSOE no ayudará a desatascar esta situación. Un Ayuntamiento con una Alcaldesa en funciones tampoco. La perspectiva política de las infraestructuras en Asturias no es especialmente halagüeña hasta que se reordene el tablero político con las próximas elecciones y sepamos con cierta certeza como se reorienta la política municipal en los Ayuntamientos grandes de Asturias. Si Barbón no es capaz de ejercer como presidente, en este caso, también de los gijoneses, puede llevarse una sorpresa en los próximos comicios autonómicos. El candidato socialista al Ayuntamiento de Gijón, Luis Manuel Flórez, recordó el mismo día de su proclamación que Gijón tiene un corazón de acero. La indiferencia se paga.