Sí se pudo: cómo la movilización ciudadana frenó a la piqueta en Oviedo

Las "trillizas" de Calatrava, el parking bajo el Paseo de los Álamos o el derribo de la Fábrica de Gas fueron frenados gracias a la presión social.

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Bernardo Álvarez
Bernardo Álvarez
Graduado en psicología y ahora periodista entre Asturias y Madrid. Ha publicado artículos en ABC, Atlántica XXII, FronteraD y El Ciervo.

Este sábado se celebrará una movilización en Oviedo contra el protocolo sobre la fábrica de La Vega firmado por Principado, Ayuntamiento y Defensa. El principio de acuerdo sobre esta jugosa parcela de 122.000 metros cuadrados supone el desvío de la autopista a través del recinto, la demolición de todos los chalets de La Tenderina y la destrucción de importantes elementos patrimoniales como la central eléctrica, los comedores, el taller de carpintería, las galerías subterráneas, la nave de fundición o los probadores de armas.

No es la primera vez que los movimientos sociales y vecinales de la capital asturiana se movilizan en defensa del patrimonio histórico de la ciudad, en algunas ocasiones incluso con éxito. Y si bien ha habido grandes derrotas como los derribos del palacete de Concha Heres en 1978 o de la estación de El Vasco, en 1989, las victorias también están ahí. Un ejemplo de ello fue la firme respuesta ciudadana en 2010 contra el proyecto de construcción de un aparcamiento bajo el Paseo de los Álamos.

Palacete de Concha Heres, derribado en 1978.

La propuesta del ayuntamiento gabinista pasaba por construir un aparcamiento en calle Uría con tres plantas subterráneas y la capacidad de albergar hasta 1500 coches. La obra iba a correr a cargo de la constructora Comamsa, a quien el ayuntamiento le quería ceder el subsuelo del entorno del Campo San Francisco para saldar la deuda adquirida en la Operación Villa Magdalena. La oposición municipal, compuesta en aquel entonces por el PSOE y la Asamblea de Ciudadanos por la Izquierda, calificó la operación de “disparate”.

Calle Marqués de Santa Cruz. Foto: Iván G. Fernández.

ASCIZ fue el grupo más activo en la oposición al aparcamiento. Su único concejal, Roberto Sánchez Ramos, Rivi, llamó a la ciudadanía a la “movilización para que no se abra esa huella en el corazón de la ciudad, en el paseo de los Álamos, con el tráfico y la contaminación que acarrea”. Se organizó una plataforma con asociaciones vecinales y partidos, y se recogieron miles de firmas.

El proyecto contemplaba levantar el mosaico del paseo de los Álamos y montarlo de nuevo tras las obras, una idea que se encontró con la oposición de historiadores del arte y expertos en patrimonio de la Universidad de Oviedo. La presión ciudadana, organizada en la plataforma Salvemos el Corazón de Oviedo, y la inconsistencia del proyecto, desmontada en los tribunales, hizo naufragar el plan diseñado por la constructora y el ayuntamiento. Fue el principio del fin de Gabino de Lorenzo.

Fábrica de Gas y las “Trillizas de Calatrava”

La oposición ciudadana ha sido también decisiva para evitar el derribo de la Fábrica de Gas. La movilización ciudadana ha venido frenando desde 2000 los sucesivos intentos por demolerla, y aunque el Plan Portela, vigente, pero no ejecutado, no sea del agrado de los vecinos

Protesta contra el derribo de la Fábrica de Gas. Foto: Pablo Lorenzana

Tampoco llegó a ejecutarse el proyecto de edificar en El Vasco tres torres inclinadas de 133 metros de altura, obra del arquitecto Santiago Calatrava. Presentadas a finales de 2007, las conocidas como “Trillizas de Calatrava” se enfrentaron desde el comienzo a las críticas de la oposición por llevarse a cabo de forma “semiclandestina” y “a escondidas”. Para el PSOE, el proyecto suponía “un impacto brutal” en la estética de la ciudad, mientras que la Asamblea de Ciudadanos por la Izquierda denunció sobre todo el uso de suelo público con fines privados.

Santiago Calatrava con las “trillizas” de El Vasco.

El comité asesor de la UNESCO denunció su impacto en el entorno de Santuyano y la Catedral, y también Encarnación Rodríguez, a la sazón consejera de Cultura y Turismo del Principado de Asturias, se mostró contraria a la ubicación de las torres del arquitecto Santiago Calatrava en los terrenos de El Vasco, por no considerarla “idónea”. Las protestas ciudadanas y el trabajo de la oposición llevaron a la papelera el mastodóntico proyecto que pretendía cambiar para siempre el skyline ovetense.

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