1080 euros de salario mínimo: ¿por fin europeos?

Por primera vez en su historia, el país cumplirá con uno de los criterios aprobados en la Carta Social Europa.

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Víctor Guillot
Víctor Guillot
Víctor Guillot es periodista y adjunto a la dirección de Nortes. Ha trabajado en La Nueva España, Asturias 24, El Pueblo de Albacete y migijon.

Segundo día de manifestaciones en las calles de París. Los sindicatos, respaldados por miles de trabajadores, se oponen a un aumento de la edad de jubilación hasta los 64 años propuesto por el gobierno de Macrón. El mismo día, en Madrid, el Senado se convertía en el altavoz de Pedro Sánchez, quien anunciaba desde la tribuna la subida del Salario Mínimo Interprofesional ocho puntos que mejorarán el poder adquisitivo de dos millones de trabajadores. Mientras Macrón mantiene un pulso con los sindicatos, CCOO y UGT cierran un nuevo acuerdo con la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz que revaloriza el SMI hasta los 1080 euros. A veces, es bueno tomar perspectiva de las cosas y mirar lo que sucede ahí fuera.

Manifestaciones y huelgas están desdibujando el legado de Enmanuel Macrón. El descontento social y la conflictividad laboral marcan el segundo mandato de un gobierno reformista. En España, los pensionistas han visto como el gobierno de PSOE-Unidas Podemos aumentaba las pensiones contributivas un 8,5%. Las no contributivas de jubilación e invalidez y la prestación del Ingreso Mínimo Vital se incrementan, de forma extraordinaria, un 15%.

La gran manifestación de este martes en Paris, contra la reforma de la edad de jubilación. Foto: La Francia Insumisa

El PP de Núñez Feijóo se desdibuja cada día un poco más. Se diría que este martes, en el Senado, se encontraba en tierra de nadie, completamente desorientado y sostenido por la impostura. Ni apoya ni deja de apoyar la subida del SMI, se desmarca de Vox pero se parapeta detrás de Abascal, no entra a valorar el rechazo de Garamendi al acuerdo del Ministerio con los sindicatos y tacha, al mismo tiempo, al gobierno de progreso de ser el más mediocre de la historia. La previsible letanía de Feijóo ha sido disuelta con cierta farsa y grandes dosis de ironía. Sánchez sólo le ha pedido que no le insulte e, incluso, se atrevido a indicarle una hoja de ruta para que se desvincule de Vox. El PP vive sus horas parlamentarias más bajas. El despliegue de datos económicos de los últimos días invitan al optimismo y crean certidumbre. Alejan al país del temor apocalíptico. España es el país del entorno UE qué más fondos ha ejecutado hasta el momento. La retirada del bono que rebajaba el precio de la gasolina no ha impedido contener la subida de la inflación, pero tan solo un punto por encima del mes pasado.

El crecimiento del PIB español en 2022 se sitúa finalmente en un 5,5% por encima de las previsiones del propio gobierno y del resto de organismos internacionales y será el país que más crezca de la zona euro este año. Para colmo de males del presidente Feijóo, el Fondo Monetario Internacional prevé una contención de la inflación durante todo el 2023 en el conjunto de la economía internacional. Son malos tiempos para ser de derechas. Los datos los están acribillando.

La subida del SMI hasta los 1080 euros brutos supone un hito para España. Por primera vez en su historia, el país cumplirá con uno de los criterios aprobados en la Carta Social Europa, el que indica que el salario mínimo profesional debe alcanzar, al menos, el 60% del salario medio de cada país. De alguna manera, el anuncio de Pedro Sánchez en el Senado nos hace sentirnos un poco más europeos. En realidad, el programa económico de este gobierno no se ha salido ni un solo renglón de las directrices marcadas por el ordenamiento comunitario. Y precisamente eso ha convertido a España en uno de los estados miembros que hoy sirven de espejo para otros países euro que tiene su inflación disparada. Parece que la UE ha encontrado en una socialdemocracia expansiva y más redistributiva una buena receta para hacer frente a la incertidumbre económica derivada de la pandemia y de la guerra de la energía.

Feijóo debería mirar qué pasa fuera de España y no perder de vista, tampoco, lo que sucede dentro de ella. Sólo Vox y la CEOE se han desmarcado del acuerdo firmado entre el Ministerio de Trabajo y los sindicatos mayoritarios. Mientras tanto, el presidente del PP se sitúa demasiado cerca de un modelo iliberal y trumpista con Isabel Díaz Ayuso marcándole el paso. Su ofrecimiento de pactos a Sánchez están cargados por el diablo y el presidente lo sabe. Los grandes pactos que firmaron el PSOE y el PP siempre han sido una entrega del poder. Por el contrario, Pedro Sánchez ha despertado en el Senado, en Davos y en las sedes de los sindicatos un discurso movilizador, netamente de izquierdas, seductor y persuasivo, tanto que hasta la senadora del PNV, ejemplo de nacionalismo liberal, ha aplaudido la subida del 8%. El presidente comienza a compadecerse de la ironía y la farsa con una puesta en escena que diluyó en la jornada del martes, la gran disputa por la reforma del sí es sí que separa a socialistas y comunistas del grupo parlamentario podemita tomado por Pablo Iglesias desde las hondas herzianas de la cadena SER.

Sánchez ha marcado la hoja de ruta del gobierno hasta las próximas generales. Tras el 28 de mayo, se inicia la presidencia española de la UE. Feijóo debería mirar hasta entonces qué sucede en otros países comunitarios, especialmente en Francia, porque los demás países comienzan a observar con atención qué está sucediendo en España. Por primera vez, toman nota.

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