Los mineros del pozo Emilio del Valle habían denunciado problemas de seguridad antes del accidente que terminó con 6 muertos

El suceso tuvo lugar en octubre del año 2013, y ya con anterioridad habían alertado de que había mucho gas en el taller

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Redacción Nortes
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Te contamos lo ocurrido centradas en la periferia.

Los trabajadores que resultaron heridos en el accidente que el 28 de octubre de 2013 costó la vida a 6 mineros en el pozo Emilio del Valle, en la Pola de Gordón (León), han asegurado que habían trasladado a los vigilantes de la explotación su preocupación por lo que consideraban problemas de seguridad en el taller donde se produjo el siniestro, en el que “siempre” había mucho gas.

El juicio oral por este accidente encara desde este lunes su tercera semana con la declaración de los testigos de las acusaciones después de que del 7 al 15 de febrero comparecieran los 16 acusados en este proceso, todos ellos directivos, personal técnico y vigilantes de la Hullera Vasco Leonesa (HVL), la empresa que explotaba la mina -en la actualidad disuelta tras entrar en concurso de acreedores-, para cada uno de los cuales la Fiscalía pide una pena de tres años y medio de cárcel por un delito de homicidio imprudente.

Uno de los testigos que ha declarado este lunes ha sido Javier Cabello, que era uno de los sutiradores (picador) que trabajaban en el taller en el que se produjo el siniestro, quien ha señalado que él y otros trabajadores habían trasladado al vigilante minero -que fue uno de los fallecidos en el accidente- su preocupación por las condiciones de seguridad.

Al respecto, ha rememorado que a los que se quejaban mucho se les trasladaba a otros tajos en los que se ganaba menos dinero.

“Se lo trasladamos a él, que es lo que había que hacer, y a partir de ahí no sabemos si dio parte o no“, ha indicado este testigo, que ha declinado contestar a muchas de las preguntas de carácter técnico que se le han formulado alegando que es un simple trabajador y que carece de los conocimientos para hacerlo.

Ha precisado que durante los días previos al accidente se habían registrado subidas de gas en la zona por lo que se cortaba de forma automática la corriente.

Cabello ha declarado que el día del accidente la ventilación se paró dos veces debido a que el nivel del gas superó el 2,5% por lo que se ordenó salir a los trabajadores del taller.

Este minero, que llevaba casi 20 años en esa explotación, ha rememorado sobre el momento del accidente que sucedió cuando se encontraba comiendo un bocadillo en el travesal, ya que no podía hacerlo en el taller porque había mucho polvo y ruido y de forma súbita percibió una corriente de aire muy fuerte.

“Entré al taller y de repente noté que no podía respirar y me tuvo que sacar un compañero”, ha rememorado este testigo, que ha agregado que seguidamente se colocaron los autorrescatadores y volvieron a entrar a tratar de rescatar a los atrapados.

Ha explicado que el interior del taller se le terminó la autonomía del autorrescatador y que ya no recordaba nada hasta que recobró el conocimiento en el exterior de la mina.

Como consecuencia del accidente estuvo tres días ingresado, se le reconoció incapacidad laboral permanente, con estrés postraumático, y lleva diez años recibiendo tratamiento psiquiatrico.

También ha declarado este lunes Juan Manuel Menéndez Montero, el minero que resultó herido de más gravedad en el siniestro, cuyo testimonio no ha podido aclarar lo sucedido ya que ha afirmado que no se acuerda de nada.

Otro de los trabajadores heridos en el accidente fue el minero Amancio Viñayo, que ha declarado que el macizo séptimo, donde se registro el siniestro, era especialmente conflictivo porque solía acumularse mucho gas, lo que provocaba continuos cortes de electricidad .

También ha declarado, en este caso por videconferencia, el minero húngaro Arpad Acs Harmath, que formaba parte de una subcontrata de su país y posteriormente formó parte de la plantilla de la HVL, que ha explicado que algunos de sus compañeros le trasladaron que ese taller era un lugar peligroso por la acumulación de gas.

En total, son 34 los testigos citados por las acusaciones, a los que se sumarán después los 19 que han convocado las defensas de los acusados. En sus declaraciones durante las dos primeras semana del juicio, los acusados coincidieron en señalar que se trató de un fenómeno gasodinámico “impredecible e imprevisible”, y en que se cumplían todas las medidas de seguridad establecidas en una mina de categoría 3, es decir, muy grisuosa.

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