El colectivo gijonés “Un muro para las personas” ha emitido un comunicado para celebrar que “algunos partidos políticos de Gijón, que concurren en las próximas elecciones, tengan en cuenta de manera más o menos intensa en sus programas y argumentarios políticos, que el muro es un espacio de uso y disfrute de todos los y las gijonesas”.
El grupo está compuesto por ciudadanos preocupados “por la falta de espacio público saludable y seguro”, aunque también tienen presente que el ayuntamiento no puede comprometerse “con gastos absurdos”. Por este motivo, dicen no entender “cuál es el contenido innovador de todas estas viejas/nuevas propuestas que no dejan de darle vueltas a una intervención temporal que ya funcionaba”.
“Aun incluyendo la necesaria modificación del plan especial y las caprichosas reformas al calor de las sentencias interesadas, el “Cascayu” supone un presupuesto ridículo para cualquiera de las arcas municipales, comparado con cualquier otra obra pública habitual”, argumentan.
Concluyen que quieren “disfrutar del espacio peatonal de El Muro, pero no a un coste que suponga descuidar el resto de barrios de la ciudad, hipotecando presupuestariamente su futuro”.

Bajo su punto de vista, “pensar la ciudad por tramos, creando agujeros o disimulando el revés actual para contentar a todo el mundo, como así parecen orientarse las propuestas presentadas recientemente, suponen ganancias pírricas en el espacio público dedicado a las personas. Sin embargo, en todas se traslada el problema a otras calles como Munuza, Eladio Carreño o directamente al propio Muro a la altura de Ezcurdia o Av.Castilla, comprometiendo también sus futuras reformas, necesarias debido a las pésimas condiciones ambientales y de accesibilidad actuales, que para nada benefician a sus vecinos y comerciantes”.
En definitiva, el colectivo pretende seguir “animando a los partidos a que busquen soluciones para #unGijónparalaspersonas, a que no inventen la rueda y valoren lo ya conseguido sin gastos excesivos, teniendo en cuenta que la mayoría de las ciudades y organismos estatales y europeos ya han entendido que no es época de agujeros, ni de gastos que comprometan otras partidas necesarias para el resto de barrios y las personas que los habitan”.