La Universidad fue punta de lanza en las movilizaciones contra la segunda legislatura de José María Aznar. A pesar de que las grandes protestas estudiantiles de 2001 no lograron frenar la aprobación de la Ley Orgánica Universitaria por la mayoría absoluta del PP, las universidades españolas seguían estando activas. En ellas se organizarían grupos de voluntarios y voluntarias para limpiar de chapapote las costas gallegas tras el accidente del Prestige, en 2002, y también en las aulas universitarias se organizarían ese mismo año protestas antiglobalización y por otra Europa durante el semestre de la presidencia española de la UE. Así por ejemplo, la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Oviedo fue en abril de 2002 la sede del Foro Social alternativo a la cumbre de ministros de economía y finanzas que tuvo lugar en la capital asturiana.
Sin embargo, lo que eran movimientos de minorías más o menos numerosas se transformaría en una movilización de masas con un acontecimiento que lo iba a cambiar todo en el tablero internacional: la invasión norteamericana de Irak. Desde la Guerra de Vietnam nunca una decisión política de los EEUU había concitado tanto rechazo internacional, y tan variopinto. Antes de aquel 19 de marzo de 2003, en el que el Ejército norteamericano y sus aliados comenzaban la invasión de la antigua Mesopotamia, millones de personas se habían manifestado en todo el planeta para tratar de impedir la guerra, decidida al margen de la legalidad internacional, y con la oposición de potencias como Francia, Alemania, Rusia o China.


En España, donde Aznar daría su apoyo a la invasión, el No a la Guerra había sido el tema de los discursos de todos los protagonistas de la reciente Gala de los Goya, en la que el mundo del cine convirtió en altavoz pacifista un espacio televisivo de máxima audiencia a lo largo de una noche que ha quedado para la historia. La derecha sigue sin perdonárselo. Sería el preámbulo a las grandes movilizaciones que iban a celebrarse unos días más tarde. El 15 de febrero el No a la Guerra y el No más sangre por petróleo inundaban las calles de las principales ciudades del mundo, con los dos millones de Roma a la cabeza. También en Asturies miles de personas se manifestarían en las calles de Oviedo/Uviéu para tratar de detener la guerra y sobre todo sacar a España de la coalición pro-invasión liderada por el presidente George W. Bush.
“Los activistas del movimiento estudiantil recorren los aularios dando la consigna de paralizar las clases y salir a las calles a manifestarse”
Es en este contexto internacional en el que el movimiento estudiantil adopta en todas las ciudades españolas una decisión de cara a la inminente guerra que parece ya imparable: todo el mundo a la calle en cuanto haya noticia de que ha caído la primera bomba sobre Bagdad.


Al mediodía la Universidad asturiana se paraliza. Los activistas del movimiento estudiantil recorren los aularios dando la consigna de paralizar las clases y salir a las calles a manifestarse. En la ovetense calle Uría el bloque de estudiantes universitarios confluye con otro torrente de estudiantes de enseñanzas medias procedentes de los institutos de los diferentes barrios de la capital. También en Xixón, Avilés y otras localidades asturianas los estudiantes de medias abandonan los institutos para protestar contra la invasión de Irak.




La manifestación ovetense colapsa el centro de la ciudad. Los estudiantes se pasean frente a la sede regional del PP, donde realizan una sentada y algunos lanzan huevos al grito de “Asesinos, asesinos”. También hay lanzamiento de pintura roja contra el Mc Donalds del centro de la ciudad.


Al término de la manifestación se corre el rumor de que el alcalde Gabino De Lorenzo y los concejales del PP están en la Catedral celebrando una misa en honor de Alfonso II El Casto, monarca asturiano de la Alta Edad Media, fundador de la corte ovetense y del Camino de Santiago. No han podido escoger peor día para celebrar la ceremonia. La voz se corre y la chavalería para allá va a liarla.


Más de 300 estudiantes entran en la Catedral entre cánticos y consignas, con megáfonos, banderas republicanas, comunistas y libertarias, pancartas pacifistas, sus pañuelos palestinos y hasta mazas de malabares. Ocupan los bancos de la Catedral, recorren las capillas del templo a la caza de los políticos y obligan a los ediles del PP a huir del lugar. “No se veía algo así desde el 34” brama airado uno de los concejales de Gabino De Lorenzo.
La policía entra en la Catedral y desaloja a los manifestantes. No habrá cargas ni incidentes violentos, aunque la Iglesia condenará “la profanación” del templo por la muchedumbre estudiantil.
La guerra en Oriente Medio seguirá y las protestas de los estudiantes, que organizan un Campamento por la Paz en el Campo San Francisco, también.
Esta semana se cumplen 20 años de todo aquello en mitad de una nueva guerra, ahora a las puertas de la Unión Europea, pero sin ningún tipo de respuesta pacifista internacional.