Los accionistas de Unicaja corrigen a Menéndez con un duro rapapolvo

El rechazo a dos nombramientos altera la mayoría del Consejo de Administración mientras los sindicatos denuncian unas relaciones laborales "autoritarias".

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Néstor Cenizo
Néstor Cenizo
Es periodista.

La mayoría de los accionistas de Unicaja, liderados por la Fundación Bancaria Unicaja (el mayoritario, con el 30,2%) han propinado este jueves a Manuel Menéndez, CEO del banco, una sonora bofetada. El rechazo a ratificar el nombramiento de los dos consejeros “independientes”, unido a la aprobación del nombramiento de los cuatro nuevos “dominicales” propuestos por la Fundación, alteran la relación de fuerzas en el Consejo de la entidad. Con este resultado, Menéndez, muy criticado por los trabajadores, podría no tener mayoría suficiente para su reelección en los próximos meses.

Maite Costa e Isidoro Unda, los dos consejeros independientes, fueron nombrados a lo largo de 2022 para cubrir las vacantes que se produjeron el año pasado, pero debían lograr el visto bueno de la Junta General de accionistas de este jueves. No lo lograron. Sobre ambos pesaban las dudas por sus conexiones con Menéndez en otras entidades a las que han estado o están ligados.

Costa es economista de la Universidad de Barcelona, exdiputada del PSC y ha sido presidenta de la Comisión Nacional de Energía y consejera de Red Eléctrica. En la actualidad es consejera de ENAGAS. Unda es expresidente de Crédito y Caución y fue director general adjunto y director financiero del Consorcio de Compensación de Seguros. Ninguno de los dos lograron el plácet de la mayoría de accionistas. Se negaron a ratificarlos la Fundación, los representantes de los trabajadores y accionistas de referencia como la empresa textil malagueña Mayoral o el empresario Tomás Olivo.

En cambio, los accionistas sí aprobaron el nombramiento como consejeros de Juan Antonio Izaguirre, José Ramón Sánchez, Natalia Sánchez y Miguel González, propuestos por la Fundación, lo que permite vislumbrar una nueva mayoría en el máximo órgano de dirección de Unicaja Banco.

Mientras se encuentra a dos sustitutos a los independientes rechazados, el Consejo de Administración lo integran doce consejeros que parecen más proclives al modelo de gestión de la antigua Unicaja, con un componente social y fuerte implantación territorial, frente al modelo neoliberal representado por Menéndez, que ha generado en los últimos meses una crispación social y laboral desconocida hasta ahora en la entidad.

Rechazo unánime de los trabajadores al modelo de Menéndez

Los trabajadores expresaron en la Junta el rechazo a ese modelo, importado por Menéndez desde Liberbank. No hubo diferencias entre el discurso de quienes proceden de la antigua caja asturiana y el de quienes estaban vinculados a la antigua Unicaja. Sí la denuncia unánime de que ese modelo de gestión y de relaciones laborales es malo para el negocio y para los trabajadores. Paradójicamente, el CEO Menéndez ha logrado imponer hasta ahora su visión gracias a su posición de CEO, a pesar de que Liberbank es la entidad absorbida por Unicaja, con un peso del 59,5% en la entidad resultante.

La oposición a los criterios y formas de Menéndez la verbalizó primero de forma suave el representante de la Fundación, quien pidió mantener el “legado” de la antigua Unicaja, basado en el apoyo financiero a familias y pequeñas empresas, el desarrollo de los territorios en los que está implantada (históricamente, las zonas rurales) y el “adecuado clima laboral basado en el respeto de los derechos de los trabajadores”. El posicionamiento de la Fundación, sutil pero evidente, es una andanada a Menéndez que contrasta con su alineamiento el directivo mientras estuvo dirigida por Braulio Medel, hoy ya fuera. Además, fue el aldabonazo inicial para una ristra de intervenciones sindicales más explícitas.

Maribel Casquet, secretaria de la Sección Sindical de CCOO en Unicaja, pidió reconducir la crisis de gobernanza dejando atrás la “liberbankarización” del modelo de negocio y las relaciones laborales, basadas en unas formas de hacer “autoritarias y unilaterales” que han generado un clima “tóxico”. “No se trata de un pulso entre territorios de origen, sino de dos modelos de negocio muy distintos”, recordó.

Marco Antuna, trabajador de Cajastur desde 1989 y portavoz del sindicato CSI, recordó el historial de Liberbank y de su cúpula. En 2020, la Audiencia Nacional estimó la demanda colectiva contra los recortes salariales en la antigua caja asturiana. “Apostamos por una Unicaja de todos. La absorción era una esperanza de volver a un modelo de banca honesta, de relaciones laborales que no esté permanentemente en los tribunales”.

Directivos que multiplican por veinte la remuneración media

Entre tanta crítica, quedó diluida la presentación de los resultados de la entidad: 260 millones de euros de beneficio en 2022 (un 89% más), cimentados sobre el ahorro de costes generado por la fusión. Menéndez explicó que el “plan de sinergias” está ejecutado al 85%, y el plan estratégico 2022-2024, al 54%. Traducido: 1.513 empleados dejarán la entidad desde marzo de 2022 (cuando se acordó el ERE) y diciembre de 2024. Ya lo han hecho el 80%, y se ha acometido el 100% de los cierres de oficina previstos, 391.

De los 260 millones de beneficio, 128 millones se repartirán a los accionistas en forma de dividendos. En el último año, la entidad ha cumplido también con su propósito de cotizar en el IBEX35. Los directivos cobran 21 veces más que la media de la plantilla, que sigue siendo la peor remunerada entre los bancos cotizados.

A comienzos de año la plantilla protagonizó una inédita huelga y en los últimos meses viene quejándose de que el cambio del modelo de negocio y oficinas está provocando graves problemas con la clientela, con el resultado de un aumento exponencial de las bajas por causas psicosociales. “Detrás del escaparate de los resultados estamos los empleados: se empeñan en un modelo de negocio ya puesto en práctica en Liberbank”, recordó Manuel Lara, de CESICA.

“Hay una presión desmedida utilizando la humillación, el menosprecio y el insulto”, alertó Antonio Blázquez, de SumaT. “Se ha confirmado que la plantilla no le importamos absolutamente nada. Lo están haciendo horrorosamente mal, y está afectando negativamente al negocio. Se lo digo porque quizás el negocio les importe más que la plantilla”.

Manuel Azuaga, presidente de Unicaja (y al frente del sector opuesto a Menéndez) zanjó la Junta admitiendo los “desajustes” del proceso de fusión y la reestructuración de oficinas, pero anunció que se seguirán tomando medidas. Hay una mesa de negociación con los sindicatos que empezará a trabajar en los próximos días. “Espero que las relaciones laborales se desenvuelvan en un clima de diálogo, acuerdo y consenso”, lanzó Menéndez. Será la cúpula directiva, con unas fuerzas reequilibradas, quien asuma el reto.

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