Contra la criminalización del mundo rural: respuesta a un artículo publicado en NORTES

Réplica del ganadero Xuan Valladares a "Puertas que jamás debieron abrirse", texto de Ernesto Díaz y Alberto Fernández-Gil.

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Xuan Valladares
Xuan Valladares
Es ganadero y miembro de Asturias Ganadera.

Es una lástima la forma en que se maneja la información para confundir a los lectores, y llevarles a donde queremos con trampas. Está muy bien defender cualquier postura con argumentos, pero hay que ser riguroso, no mezclar medias verdades con mentiras, no simplificar los mensajes de manera sofista, etc… Toca, por ello, responder al artículo firmado por Ernesto Díaz y Alberto Fernández-Gil, en donde confunden dónde está la puerta y de dónde viene el viento en su parafraseado aserto de que “en cuanto abres la puerta, el viento no te la deja cerrar”.
Se habla frívolamente de la violencia y brutalidad -rurales- “contra las personas, los bosques y la fauna” como si fueran de una magnitud descomunal y generalizada. Obviamente existen casos dentro y fuera del medio rural que podrían considerarse violentos y brutales, pero el tono exagerado y peliculero que ambos autores otorgan a su discurso resulta mezquino.

“Violencia es acabar con las comunidades rurales”


Violencia es acabar con las comunidades rurales, desempoderarlas, usurparles el territorio, inventarse normativas absurdas desconectadas de la realidad. Brutal es extinguir al agro astur, ningunear su cultura y criminalizar a sus gentes. Necio es no entender que sí existe una “cultura de fuego” que desde el Paleolítico ha ido actuando en el territorio, no se trata de una opinión del Consejero, sino de una realidad histórico-antropológica. Y torticero es decir que se van a fragmentar los bosques para convertirlos en pastos; se trata de superficie matorralizada, de antiguos pastos que nunca tuvieron que dejar de serlo. De lo de la PAC no se enteran tampoco, pero les disculpo, porque siendo yo ganadero tampoco lo consigo.
La lamentable escena de las cabezas de lobo en las escaleras no es sólo producto del salvajismo de un particular. Es una consecuencia de una ley mal hecha que desprotege al campesino. Y una ley mal hecha aboca a dos caminos: a la injusticia por un lado y a la ilegalidad por otro. Aunque sin ánimo de colocar su cabeza en ninguna escalera, algunos quieren decapitar a la ganadería extensiva tradicional.
Hay muchas puertas que siempre estuvieron abiertas y que prestaría verlas cerradas, como la de la falta de empatía y el fanatismo. Pero no lo veremos ninguno, me temo. De todas formas tranquilos, que aún hay tiempo: quedan pastos por matorralizar, personas que criminalizar, aldeas que aniquilar y exigencias amenazantes que proferir.

Actualidad

4 COMENTARIOS

  1. Muy buen artículo, está claro que la creciente legislación conseguirá su objetivo de que el abandono del rural sea total, y con ello vendrán luego los lloros. La discrimianción a día de hoy es total contra las ciudades, al menos en galicia. Sinceramente, yo creo que no hay remedio alguno.

  2. Se justifica, y en cierto modo se anima, a seguir quemando y matando “porque es una ley mal hecha”. Lo del fuego, ¡si se hacía desde el Paleolítico!, a dónde vamos a parar.
    Toda esta retahíla se escuda en que el autor sabe muy bien que con la actual ley electoral asturiana ningún político va a hacer leyes, no contra el aldeano, (lo de campesino suena a madrilano), sino para proteger el medio y que los aldeanos puedan explotarlo racionalmente. Del cambio climático ni hablamos, estamos en el ahora, en el futuro los que vengan que se las apañen.
    La PAC resulta que nadie la cobra en Asturias. Y la despoblación es cosa de ahora, de los ecolojetas y los urbanitas, antes la gente no se iba de la aldea.
    En fin una respuesta que refleja una manera de explotar la aldea y el monte como en el siglo XIX, matar alimañas, quemar monte, (no solo matorral, mentir está feo), y plantar eucalipto que se vende bien a la papelera y no hay que plantarlo más que una vez.
    Por cierto, mi padre todavía trabajó en la aldea, a mí todavía me huelen a cucho los zapatos.

  3. Lo de las cabezas de lobo no es culpa de una ley, es fruto de dos cosas: odios ancestrales que reproducen los más obtusos (mi abuelo era pastor y jamás habló mal del lobo, pero hay individuos hoy que no han visto uno en su vida y los odian a muerte) y poca vergüenza de los que pretenden dejar el ganado en el monte para que se críe solo (sin estar pendiente de él y sin ninguna medida de seguridad, es decir: sin gastar un duro ni dedicarle un minuto, todo beneficios) y el lobo les molesta.

  4. Dos puntualizaciones, En el mundo rural no todos somos ganaderos. Están los ganaderos que sufren con un modelo que no se adapta a la orografía de norte y el resto que sufrimos sus prácticas suicidas, como quemar sin cabeza o echar herbicida hasta en la vera de los ríos. No les culparía directamente porque muchas veces se ven obligados a utilizar estos “atajos” porque una sola persona aquí es incapaz de mantener bien la cantidad de pastos que necesitan para vivir de la ganadería. Los ganaderos son víctimas por supuesto, pero sobretodo de sus propios representantes, como Xuan que los confunden diciendo que los defienden pero lo único que defienden es un modelo explotador que sólo beneficia a los llobos de dos patas, los que en realidad se comen el beneficio del trabajo de los ganaderos, que son los tratantes de ganado. Son el comisionista de este sector, como los hay entreverados en todos los ámbitos productivos de este país. Claro está que sin ellos y con unos precios de la carne más cercanos al pvp para quien lo produce otro gallo cantaría. Pero no falla siempre aparecen los representantes echando balones fuera y culpando siempre al más débil, bien sea el lobo, los osos o los ecologistas… Lo que mató a los pueblos fue el modelo neoliberal y la industria (lo que defiende Xuan) el resto sólo queremos vivir en paz y en armonía con la naturaleza, no matándonos en contra de ella. Y otra cosa que tenemos clara en los pueblos es que lo único que puede mejorar la convivencia es otro modelo ganadero porque este está muerto, no es viable ni vivible. La fauna salvaje a vuelto a tomar el espacio que hemos dejado con nuestra marcha a las ciudades y por mucho que se deje matar o quemar hasta el último matorral difícilmente acabarán con ellos. Más bien, de ese modo, estamos acabando con nosotros mismos. No hagáis caso a Xuan ganaderos, él sólo quiere perpetuar este modelo que no tiene en cuenta a la fauna pero tampoco a las personas, sólo los beneficios de una minoría que se esconde en los matorrales neoliberales

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