Afirma que lleva en política aproximadamente desde 6º de Primaria. “Siempre cuento que la primera vez que fui elegida delegada de clase fue en este curso y lo fui hasta la Universidad, donde ya fui claustral, miembro de la Junta y también tengo que decir que me promovieron la primera moción de censura en mi instituto por mis propios compañeros, que gané, por cierto”. Noelia Ordieres Buarfa (Llanes, 1985) dice que le gusta contar esto porque “la gente piensa que a la política más institucional o de partidos se llega como caída de un guindo, o porque militas en algún partido político durante muchos años”.
Es en ese momento cuando comienzan sus inquietudes políticas, militando en distintas causas. “La forma de entender la vida tiene que ser la militancia por las causas que crees justas. Para mí eso es la política, no es que ahora vaya a ir de integrante de número 2 en la candidatura de IU, para mí la política tiene mucho más que ver con mi día a día. Mi vida es política. A veces esta máxima de lo personal es político es una realidad que tienes que conjugar todos los días, no una teoría vaga que puedas utilizar en unos casos o en otros. Y no tiene por qué estar vinculada a una organización concreta.
Pero en tu caso sí lo está.
Sí, una en la que milito hace muchos años y por la que desarrollé también mi carrera profesional es Derecho a morir dignamente. Eso es una militancia que siempre me generó mucha satisfacción personal, sobre todo a raíz de la legislación de la eutanasia y de poder ver desde la izquierda una de nuestras reivindicaciones conseguida. Cuando se aprobó y nos manifestamos delante de la Xunta Xeneral del Principado recuerdo que bajó Dani Ripa (Podemos Asturies) y hablaba con él y me decía “y ahora qué Noelia, ahora qué haces después de tantos años reivindicando lo mismo”, porque en la izquierda no estamos demasiado acostumbradas a conseguir una ley de este calado. Y dije “na, tendré que pensar a qué me dedico ahora, cuál es el siguiente objetivo”. Y ahora el siguiente objetivo es ser concejala en el Ayuntamiento de Xixón.
Y qué te puede reportar, en positivo y en negativo, este paso que das, porque al final no deja de ser una exposición.
Totalmente. De hecho la anécdota cuando me llamó Javi (Javier Suárez Llana) yo bajaba de San Isidro de hacer una ruta de montaña. Sonó el teléfono en el manos libres de de la furgoneta y yo no veía quién me estaba llamando. Descolgué y me dijo “qué tal Noelia, de qué montaña bajas” y me empecé a reír: “quién eres, no sé quién eres”. Y le dije cuando se identificó “meca, Javi, esto me suena a un marrón” y pensé que tenía algo que ver con el programa electoral. Javi y yo no teníamos relación personal, me conocía de los movimientos sociales de la ciudad, temas culturales y demás. Y cuando en 2019 me llamó para el programa electoral yo me sentí muy halagada porque sin tener ninguna vinculación con IU que una persona me llamara para eso… ¡qué bien que alguien se acuerde de ti y piensa que puedes ser válida para el proyecto que están desarrollando! Y esta vez pensé que me pedía lo mismo y, si era para programa electoral, genial porque a mí me gusta mucho colaborar con la parte de atrás de la política donde puedes desarrollar cosas y pensar en qué puedes mejorar las circunstancias de la gente que tienes a tu alrededor. Pero no, me ofreció el número 2 y tuve que parar la furgoneta y sentarme para pensar. Sí que es verdad, insisto, que siento mucho agradecimiento a IU como organización porque creo que es una generosidad sabiendo que puedes salir de concejala siendo independiente; y a Javi en particular porque creo que un proyecto como el que llevamos para la ciudad es por el que merece la pena luchar.
Qué me puede traer o no, fíjate que yo tengo una relación con Xixón un tanto romántica, y es curiosísimo porque mi vinculación viene desde que era muy cría, y esto hay muy poca gente que lo sepa, porque mi tía era monja de clausura en la Laboral, de las clarisas que atendían a los estudiantes internos. Y recuerdo venir con mi madre a visitar a mi tía. Hice la primera comunión en la capilla donde ahora está la RTPA. Mi vinculación viene de una manera muy bonita porque a mí me recuerda a mi madre. Y después, muchos años después, a los 16 años me emancipé porque la situación económica no permitía otra cosa, y me vine a vivir a Xixón, cerca de la plaza Europa. Y ahora estos días, acordándome de eso, ¡quién me iba a decir a mí que iba a ser candidata al Ayuntamiento! Además de todo lo que me ha aportado Xixón en estos últimos 8 años que llevo aquí, para mí también es un acto de agradecimiento a la ciudad: si puedo aportar algo en la política municipal para mejorar la situación, sobre todo, de los colectivos más vulnerables porque, al final por deformación profesional, es a lo que tiendo: a esas políticas de bienestar que tienen que estar cercanas a la gente. Si puedo colaborar con eso, qué mejor manera de agradecer a la ciudad lo que la ciudad me dio a mí. Este acogimiento que digo que tuve desde hace 8 años que vivo aquí de manera ininterrumpida, lo que les aporta a mis hijos. Mi hija más de Gijón ya no puede ser, lleva aquí desde los 3 años. Intentaré hacerlo de la mejor manera posible.

Foto: David Aguilar Sánchez.
¿Qué es lo que te llama la atención de la propuesta de IU, eso por lo que dices Sí?
Uno que es un programa electoral que hacemos nosotras: nosotras pisamos la ciudad durante estos meses, escuchamos a la gente y a partir de ahí hacemos propuestas porque entendemos que es la única manera de hacer ciudad. Al final de qué sirve que yo traiga una gran propuesta si no tiene relación con las necesidades de la ciudadanía. Cuando hablamos de proyectos faraónicos… nadie te está pidiendo eso, nadie hasta ahora en la ciudad nos pidió 100 millones de euros para la ciudad; la gente quiere otra cosa, quiere una ciudad que la cuide. El poder que tiene la política municipal es absolutamente transformadora, no hay ninguna otra política que transforme más que la política municipal la vida de la gente. Eso me atrae, además de otras cosas un poco históricas.
casi nunca son los grandes gobiernos los que consiguen transformar un país, son las luchas que vienen de antes
Cuando tenía 15 años, cuando era delegada, en un encuentro que tuvimos en Grao que organizó el Conseyu de la Mocedá y el Sindicato de Estudiantes, conocí a un amigo que ahora es íntimo desde aquella, y me decía hace tiempo “yo nunca te vi que no fuera IU”. Fíjate, que yo no lo hubiera pensado. Y es curioso, porque mi militancia política real comenzó en Juventudes Socialistas. Mi vinculación con IU es ahora, pero también hay otra cosa que te lo da el tiempo, la perspectiva y la lectura que es, por ejemplo, mi militancia en Derecho a morir dignamente. Cuando yo me puse a estudiar todo lo relacionado con la ley de la eutanasia (Noelia es doctoranda en esta materia), el derecho a la muerte digna, a la autodeterminación, empecé a descubrir que la primera organización política que lo había defendido de manera reiterada a lo largo de los últimos 20 años, había sido IU. Le digo a Javi que el poder transformador es como las pequeñas gotas de agua, que van poco a poco. Por eso siempre digo que casi nunca son los grandes gobiernos los que consiguen transformar un país, son las luchas que vienen de antes. La lucha ciudadana, por supuesto. Cualquiera de las grandes leyes que podamos reconocer como transformadoras en el Estado español son leyes que no le pertenecen a ningún gobierno, le pertenecen a esa lucha social durante muchos años, y al final se las reconocemos a los gobiernos. El PSOE tuvo el poder para aprobar una ley de eutanasia hace muchísimos años. Ya en los años 90 había un 80% de la población a favor de la eutanasia, y nunca se lo plantearon. Solo cuando a ellos les interesó políticamente. IU lleva desde el año 95 proponiendo. Esas cosas me hacen también estar un poco en deuda porque es de justicia histórica, reconocer quién estuvo día a día, y es para mí un orgullo que IU haya pensado en mí, no yo en IU, y que crea que soy capaz de reflejar todos esos ideales de la organización.
¿Y qué piensas de los independientes dentro de las organizaciones políticas, o de las candidaturas electorales más bien?
Creo en los partidos políticos como herramientas absolutamente necesarias para la política de cualquier Estado. Y creo que la única manera de transformar es a través de los partidos políticos. Te lo dice una independiente que no está militando (ríe). De hecho creo que tengo que saldar esa deuda con IU de la militancia porque de verdad que creo en la militancia absolutamente. Y creo en ello porque la lealtad a los ideales del partido generan muchas veces menos luchas de egos que si no se está dentro de un partido, o si se cree que las estructuras no son útiles. Digo esto porque lo que interesa es el proyecto colectivo y lo llevas dentro de la idiosincrasia de un partido, y eso a veces es difícil de explicar y de entender por la gente, pero creo que lo mejor que cuida a lo colectivo son las estructuras de partido bien entendidas, evidentemente. Partidos políticos que sean democráticos en sus elecciones, que tengan una cultura democrática arraigada. Vox no es el mejor ejemplo y el problema de Podemos es que no tiene una estructura de partido, ahora mismo es un problema de egos, y lo digo desde el cariño que le tengo a gente de ambas partes. Me entristece todo esto como persona vinculada a la izquierda. La gente no está pensando cuáles son los problemas de Podemos, sino en los suyos propios: cómo pagar la factura de la luz, el alquiler o cómo sobrevivir con el Salario Social Básico y que además estés absolutamente estigmatizada por tu pobreza… Necesitamos la fuerza de la izquierda. Y toda la izquierda es necesaria, todos los votos de la izquierda son necesarios. A mí no me interesa que Podemos esté en una batalla hasta el día 27 porque a mí me pueda dar votos, absolutamente para nada, sino que la izquierda sea lo suficientemente fuerte como para que en el caso de que llegue el momento, el PSOE esté obligado a virar a la izquierda porque, si no, la izquierda está condenada.
¿Qué necesita el concejo de Xixón al completo, también sus zonas rurales?
Yo, que soy una férrea defensora de la zona rural, entiendo Xixón como todo un conjunto. Cuando se piensa en Xixón o se habla de los programas sectoriales de Xixón, se habla de la ciudad, y es mucho más. Xixón necesita que se la escuche, y una transformación que tiene que ir hacia lo que se empezó, y en esto creo profundamente: en la transformación en una ciudad más saludable para vivir. Eso necesita. Otra cosa es que a la gente haya que explicárselo porque las transformaciones siempre cuestan muchísimo y el político o política que llegue sabe que se va a generar ruido y que se tiene que enfrentar a este ruido. Necesitamos políticas valientes porque si no estaríamos estancados en el siglo XVIII. Si está bien para qué lo vas a mover… ¿está bien de verdad? ¿Estamos adaptados a lo que se necesita, a las transformaciones que necesita un municipio como Xixón?, no creo. Hay que avanzar mucho en ese sentido. Y que la cuiden como ciudad. Estamos hablando de una población envejecida donde el barrio más joven es el mío, Nuevos Roces, pero necesita también políticas pensadas para las personas mayores. Es una ciudad que necesita repensar los espacios públicos, qué uso les damos, a los centros municipales integrados…
¿Y la zona rural?
Necesita comunicarse con el resto del municipio y necesita un plan de cuidados porque al final lo que sucede, lo que te cuenta la gente, es que si cuestiones como la limpieza depende del barrio, más aún en las zonas rurales. Muchas veces no existe. Una vez con un plan de empleo iban a desbrozar y el vecindario ya estaba preparado, porque es lo que hacen habitualmente. Xixón es mucho más que la ciudad, y a partir de ahí repensarse la participación ciudadana, que yo creo que es la gran carencia: una participación real que no es un buzón de sugerencias, sino que la gente gestione sus recursos. Que no nos peleamos entre barrios porque hay un parque para tres y hay que sortearlo. Y en la zona rural pasa exactamente lo mismo. No pueden ser ciudadanos de segunda las personas que viven en los barrios más alejados o en las parroquias rurales. La política es tan fácil como ponerse a escuchar.

Foto: David Aguilar Sánchez.
Hiciste antes referencia a tu deformación profesional y yo siempre identifico a la gente de Trabajo Social con una sensibilidad social determinada, salvo que se identifique el trabajo social como caridad y beneficencia.
He tenido compañeras de facultad del Opus porque hay que salvar a los negritos y a los pobres y expiar los propios pecados y los de la sociedad en la que vives. Evidentemente somos una profesión que busca la emancipación de la clase obrera, desde luego, de los colectivos más vulnerables. Pero también somos un poco armas del sistema para perpetuar ciertos problemas sociales, porque al final este Estado de Bienestar tan perverso que tenemos hace que estemos ahí para perpetuar ciertas situaciones y no para transformarlas. Porque el sistema nos lo permite, no porque dependa de nosotras. Es una retroalimentación contigo misma: si trabajas en una entidad del tercer sector, al final sabes lo que estás haciendo, y si trabajas en la Administración pública, exactamente igual. Y a veces es complejo, son luchas internas que tenemos dentro del trabajo social que creo que lo importante es no dejar de verbalizarlo: que somos una parte de este sistema perverso donde se criminaliza la pobreza, que al final seas un cajón de recursos y no estés trabajando por el empoderamiento de los colectivos más vulnerables. El principal problema que tenemos es que tenemos que conseguir que la ciudadanía conozca sus derechos y sepa que su obligación es ejercerlos y exigir los derechos que tiene, porque seguimos entendiendo este pilar del Estado del Bienestar como una gracia del Estado hacia mí, que soy pobre y tengo menos recursos, y es un derecho de la ciudadanía, que protejamos a los más vulnerables. Cuando salen estas declaraciones de la consejera de Bienestar y Derechos Sociales Melania Álvarez diciendo que los vamos a poner a todos a trabajar… es que no tiene ni idea, no intervino en su vida con un colectivo vulnerable, no digo con una persona, digo con un colectivo. Y digo esto porque si tú te paras a analizar en global a las personas que cobran el Salario Social Básico en Asturies, te darías cuenta de que el sistema lo que hizo es abandonarlas durante años, y luego vengo a exigirte que estés activada, que participes en planes de empleo, de formación. La culpa la tiene el sistema, que encima de abandonarte porque se supone que cuando cobras un SSB o IMV, está obligado a acompañarte, pero no pone ningún recurso para esto. Y al cabo de cinco años te dice venga, que te lo voy a quitar. El qué, ¿400 euros, 150 euros, 600 euros? ¿Alguien se cree que se vive con el SSB o el IMV? Si algo me sorprende es que Adrián Barbón no haya cesado a Melania porque cree que va a ganar algún voto teniendo una posición que podría compartir perfectamente con Vox, con la ultraderecha. Es polémico, pero es que la realidad es ésa, y la digo no como trabajadora social, sino como persona que en algún momento se pudo ver solicitando el salario social, como propia usuaria de los servicios sociales públicos. ¿A quién criminalizamos?
las problemáticas sociales te atraviesan cuando las conoces y les pones nombre e historias
Entre tus activismos también destaca el feminismo, con un lugar especial para la figura de Rosario Acuña.
Llegué a Rosario de Acuña cuando llegué a Xixón, antes no te creas que había escuchado demasiado de ella. Y empiezo a rascar un poco en su historia, sobre qué la trae a Asturies y sobre que es una pionera no solo del feminismo, sino también de la montaña, que es también lo que me une con ella. Cuando voy a hacer una ruta me acuerdo de ella. Lo que escribía Rosario era transformador para la época y la montaña para mí es la mejor manera que tengo de encontrarme con mis demonios cuando voy sola y estoy en soledad, que me gusta mucho, pero también para pensar en esas otras cosas: cómo entiendes una sociedad, en su vinculación con la clase obrera, siendo una burguesa, cómo defendía e intentaba ilustrar de alguna manera ese pensamiento que tenía, su relación con el Ateneo… con cosas muchas veces cuestionadas por el propio feminismo. Lo decía desde una posición de poder, pero es que las únicas que podían escribir y hablar son las que tenían un cierto poder, eran de cierta clase, que sigue siendo exactamente igual ahora, no nos engañemos. Las que podemos opinar, escribir, somos las que tenemos tiempo para ello: cuando yo fregaba váteres en Ribeseya o limpiaba chipirones en un bar, no tenía tiempo para pensar si era feminista o no lo era o en los problemas de la clase obrera. Eso hay que destacarlo porque a veces queremos romper con esos discursos porque pueden venir de gente privilegiada de la época y todo lo contrario.
Apoyas también la Oficialidá y tienes alguna publicación en asturiano.
Asturianu llingua oficial. No hay más. Todo pasa por reconocer nuestros derechos lingüísticos con el asturianu y el gallego-asturianu. Además de eso es intolerable que la ley de usos no se cumpla, que nuestras administraciones no utilicen el asturiano en igualdad de condiciones que el castellano. En el ámbito educativo es incomprensible que sea de un interés menor y que se utilicen las clases de llingua para actividades alternativas, como se viene denunciando desde hace años por entidades de la importancia de Iniciativa pol asturianu. Para mí es igual de importante que mi hija dé asturianu en la escuela que otras asignaturas. Entender, reconocer, amar nuestra cultura y nuestra lengua es amar nuestra tierra y defenderla. No lo concibo de otra manera. Una de las primeras cosas que le dije a Javi fue precisamente poner esto como clave de nuestro proyecto político, la evidencia a esto es que está alguien de la talla de Marta Mori en la candidatura. Yo personalmente siento que tengo una deuda constante con el asturianu, esta lucha no me vino de casa, llegué a ella ya de mayor (aunque no soy mayor) y para mí es fundamental que a mis hijos no llegue tarde. Aunque para posicionarte en la defensa de los derechos nunca sea tarde.

No podemos olvidarnos también del pueblo saharaui.
Yo tengo relación con el pueblo saharaui porque fui madre de acogida, algo que me transformó al conocer su realidad, leer, escuchar a personas saharauis en España, la historia de Ahmed, que es el niño saharaui que estuvo con nosotras en casa. Mi hija Sali cuando empezó el cole decía que tenía dos hermanos y en el cole me preguntaban porque no entendían nada: y yo sí, tiene un hermano saharaui. Ella lo relataba así. Decíamos que lo personal es político y la causa del pueblo saharaui es absolutamente personal. Está muy manido que es una deuda histórica del pueblo español, pero no se nos puede olvidar. Lo que no se nombra no existe, y si les dejamos de nombrar, los problemas que tienen, su relación con Marruecos… desaparece su lucha. Cuando me contaban las reticencias que tienen a construir las casas porque si renunciaban a las haimas era reconocer que se iban a quedar ahí, una renuncia a su lucha, de ahí que quieran algo temporal porque quieren volver. Ese simbolismo también nos pasa en España. Si no los tenemos aquí todos los veranos, no somos conscientes de la problemática que tienen y no la verbalizamos, su causa desaparece y se convierte en granos del desierto, y no puede ser así. Yo tengo una relación con Marruecos porque mi abuelo era marroquí, y la gente me dice qué lucha interna puedo tener. Siempre digo que no: mi madre era una defensora del pueblo saharaui, y ella era marroquí. Muchas veces los gobiernos no tienen nada que ver con la lucha de sus pueblos o con la reivindicación de sus pueblos; y eso también hay que decirlo porque a veces condenamos a un pueblo entero por las decisiones o los postulados que tienen sus gobiernos, que no son demasiado democráticos, por otra parte. Hay que creer en ella, siempre lo digo: estar en ciertas causas sociales como un mantra porque eres de la izquierda y tienes que apoyar todo tipo de causas sociales… es mejor que defiendas en las que crees porque, si no, muchas veces se nos quedan grandes las causas sociales.
En cierta manera, eliges tus batallas.
Hay reivindicaciones en las que no me verás quizá porque no las conozco, porque estoy menos involucrada en ciertas problemáticas, hay banderas que no son la mía. Me pasa un poco con el colectivo LGTB. Intento ser una buena aliada, y siempre digo que es una de las pocas banderas que me representa en este momento de mi vida, simplemente porque yo tengo mucha relación con XEGA desde que llegué a Xixón, que me brindó muchas oportunidades y espacios donde soy completamente feliz, y uno de ellos es el espacio de XEGA, y donde además están mi hijo y mi hija y estoy feliz de que estén ahí, porque la gente de XEGA o del colectivo, me ayudó a ser mejor madre. Y esto siempre lo manifiesto: me ayudó a ser mejor persona porque evidentemente hay causas que conoces o puedes defender, y porque evidentemente crees en los derechos humanos, y esto no hay otra manera de defenderlo, pero hasta que no te integras, conoces a las personas y sus reivindicaciones, cómo lo viven, eso no te transforma porque no te atraviesa. Y las problemáticas sociales te atraviesan cuando las conoces y les pones nombre e historias, y eso es lo que me pasó con la gente de XEGA. Un agradecimiento infinito. La bandera que más me representa es ésta porque es la bandera del amor, y creo que cualquier causa tiene que estar defendida a través del amor. No creo en otra manera de defender las causas sociales. Y la mejor bandera es ésa.