Ya han transcurrido unos días desde las elecciones autonómicas y municipales. Ha pasado Martes de Campo y hemos tenido un tiempo para reflexionar sobre los números que cayeron de las urnas el domingo a partir de las 20:00. Los resultados traducidos a la mecánica institucional están claros: el Partido Popular ha aumentado en votos hasta alcanzar una mayoría absoluta, por lo que no necesitará a Vox, que también ha crecido, y el bloque alternativo, esa amalgama transideológica de partidos que iba desde Podemos hasta Foro, se ha quedado en la oposición.
Lo cierto es que, si vemos la comparativa por bloques, la cosa no ha variado tanto desde 2019. El Partido Popular, con Vox y Ciudadanos, obtuvo 60.880 votos. En esta convocatoria, esos mismos partidos obtuvieron 60.437. Es decir, el bloque perdió 443 votos, y eso teniendo en cuenta para ambos resultados a Cs, pese a que en estas elecciones su posición respecto a su apoyo al PP era radicalmente distinta. En cambio, si lo viéramos en términos de concejales, el bloque amplió un concejal, de 16 a 17.
El centro votó más
¿Qué ocurrió para que la derecha obtuviera estos resultados? Todo apunta a que, aunque no lograron ampliar su espacio electoral, se produjo una concentración de voto que, gracias al sistema D’Hont, benefició al claro ganador.
Al ver el mapa por zonas, gracias al trabajo de ElDiario.es, se observa cómo el PP no solo gana en zonas en las que tradicionalmente había triunfado el Partido Socialista, sino que, aquellas en las que los conservadores obtenían mejores resultados, redujeron sus niveles de abstención. Estos barrios son los que acumulan mayores niveles de renta. En sentido contrario, la periferia, donde residen más personas y con ingresos más humildes, se abstuvo más de media.
En una mesa de Ventanielles se rozó el 50% de abstención. Casi una de cada dos personas se quedó en casa. En esa misma mesa, y tomando en cuenta solo a quienes superaron el 5% en ella, el bloque alternativo a Canteli, formado en este caso por PSOE e IU, obtuvo 9 puntos más que PP y Vox. Cuanto más nos acercamos al eje comercial de Uría, las zonas del ensanche ovetense, más aumentan la participación y el apoyo a la derecha. Por ejemplo, en el área en torno al Club de Tenis, donde la abstención estuvo en el 25%, solo PP, Vox y el PSOE superaron el corte del 5%, y la diferencia entre el bloque conservador y el progresista fue de 74 puntos porcentuales. El PP sacó siete veces más votos que el siguiente partido, Vox.

Estas mesas están ubicadas en el Centro-Oeste, el barrio con la renta per capita en cómputo anual más elevada del concejo, 37.954€ anuales, según datos de la Agencia Tributaria. En las calles de este bastión popular residen alrededor de 9000 personas. Si elegimos un área de esa zona, por ejemplo, las mesas ubicadas entre las calles Hermanos Pidal, Uría, la N-634 y Calvo Sotelo —es decir, Llamaquique, Campo San Francisco y Plaza América—, el Partido Popular obtuvo 3500 votos. Las zonas en las que se concentran las personas más ricas del concejo eligieron a un concejal.
En La Corredoria habita el doble de personas. La renta anual disponible está en 21.385€, 16.569€ menos que en el Centro-Oeste. Cogiendo un número equivalente de mesas el PP obtuvo mil votos menos. Los bloques estaban mucho más equilibrados, superando Podemos Uviéu el 5% en la mayoría de mesas. No obstante, mientras que en el entorno de la Avenida de Galicia, la abstención oscilaba entre el 25 y el 30%, en esta zona periférica no se baja del 30% y alcanza incluso el 60%, como en las inmediaciones de La Carisa.
Concentración vs dispersión
Es evidente el efecto que tuvo la desaparición de Ciudadanos. Junto al cambio de ciclo estatal, que bascula a favor de las opciones conservadoras y reaccionarias, el Partido Popular obtuvo una mayoría catalizada por la Ley D’Hont, que privilegia a los ganadores. Al otro lado del muro canteliano, las cuatro opciones de PSOE, IU, Podemos y Foro luchaban por el apoyo de los mismos grupos, o de sectores muy similares.
Uno de los casos más claros es el de Foro Oviedo. Mientras que la candidatura autonómica encabezada por Adrián Pumares obtuvo 1552 votos en la capital asturiana, la campaña municipal de Carlos Suárez sacó 2972. No podemos saber de dónde procede este exceso de casi millar y medio de votos, pero las posturas de Foro sobre La Vega o la Ronda Norte traen la hipótesis de que parte de su apoyo había estado del lado del tripartito en anteriores convocatorias. Si ese exceso de votos se repartiera entre el PSOE y Podemos, los de Belén Suárez habrían entrado al Ayuntamiento con un concejal, que se habría detraído del PP, obligando a Canteli a buscar un pacto para gobernar.

Foro Oviedo se quedó fuera de la Casa Consistorial. La candidatura de Carlos Suárez solo superó el mínimo exigido en el Postigo, el sur de Otero, algunas mesas de La Corredoria y otras de Ciudad Naranco-Pumarín, en donde se ubicaba una de las grandes apuestas del partido, el Parque Tecnológico de Almacenes Industriales.
Izquierda Unida consiguió capitalizar el descontento con Podemos que produjo la crisis en la formación morada. No sabemos qué hubiera pasado si el candidato no hubiera sido Gaspar Llamazares, aunque no parece descabellada la hipótesis de que la proyección mediática del exdiputado ayudó al “éxito” de la coalición. El trasvase de votos es evidente y dejó a Podemos sin representación, al no superar el 5% necesario. Si estos partidos hubieran concurrido conjuntamente, como fue su intención original, habrían obtenido cuatro concejales. El concejal extra se lo habrían quitado al PP.
En conclusión, la dispersión de votos que se fueron a opciones que no lograron representación está detrás de la mayoría absoluta del Partido Popular. Cualquier concejal obtenido por las opciones alternativas habría arrebatado la mayoría absoluta a los populares, aunque también habría abierto la posibilidad de que la extrema derecha entrara en el gobierno municipal.