“Cuando vi The Wire por primera vez pensé eso justo: Estamos viendo Baltimore, pero yo estoy viendo lo que está enfrente de mi casa. Y hasta el folclore que aparece en el submundo se parece mucho a esto: esos chicos de la esquina que esperan todo el día…” responde Pablo Gutiérrez en una entrevista en Diario de Sevilla a propósito de su última novela, ambientada en el mundo del narcotráfico de la Andalucía más deprimida.
Nacido en Huelva, licenciado en periodismo, y actualmente profesor de de Lengua y Literatura en un instituto de Sanlúcar de Barrameda, el autor presenta este sábado “La tercera clase”, su última novela, en un acto organizado por la Asociación Cultural La Ciudadana a las 19:30h en El Manglar de Oviedo/Uviéu.
Autor de varias novelas, libros de relatos y una obra teatral, su trayectoria literaria ha sido reconocida con el XXIX Premio Edebé de Literatura Juvenil, Premio Ojo Crítico y Premio Tormenta entre otros galardones, y ha cosechado elogios de otros compañeros de las letras españolas como José Ovejero o Marta Sanz.
Jorge Sierra, que le presentará este sábado en El Manglar, dice de él que “la voz de Pablo Gutiérrez se va alzando, discreta pero poderosa, entre la nueva narrativa española que ha emprendido valientemente el camino del yo al nosotros”.
“Los adultos protegen a los niños pero odian al adolescente” decía recientemente Gutiérrez en una entrevista. Son precisamente estos, los estudiantes de secundaria de un pueblo dedicado al tráfico de hachís y marihuana, los protagonistas de una novela que habla de desigualdad social y de los estratos más pobres de las clases populares andaluzas.
Gutiérrez, admirador de la literatura realista decimonónica, no tiene reparo en reconocer que lo que le interesa de los individuos es sobre todo poder describir a través de ellos las estructuras sociales: “manoseo a los personajes, los utilizo para lo que me conviene. No me preocupa demasiado que parezcan seres impropios; para mí son herramientas, un elenco al servicio de un director cruel. Hay dramaturgia, sí. Puede que haya más dramaturgia que narratología en lo que escribo”. En “La tercera clase” las vidas de los jóvenes, profesores y trabajadores del instituto de La Broa, un no-lugar a orillas del Guadalquivir, en la Baja Andalucía, marcado por la pobreza y la frontera sur con África, se entretejen con la historia del narcotráfico en el pueblo, y como esta impacta en toda la comunidad, degradando así sus valores y vida colectiva. “Los críos no se creen los discursos de sus profesores y mucho menos la cultura del mérito y del esfuerzo. Hace mucho que han descubierto la jaula en la que están y que lo único que les queda es abrirse hueco en ella a dentelladas, no perder los colmillos intentando romper los barrotes” resume el escritor José Ovejero en La Marea.