La Talá, el pelotazo urbanístico que pudo destrozar la costa de Llanes

El Tribunal Supremo da carpetazo a los proyectos para construir en esta zona del concejo oriental, a escasos metros del Mar Cantábrico.

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Ismael Juárez Pérez
Ismael Juárez Pérez
Graduado en Periodismo. Ha escrito en La Voz de Avilés, Atlántica XXII, El Norte de Castilla y El Salto. Fue coeditor y redactor en la revista de cortometrajes Cortosfera.

En La Talá, Llanes, no se puede construir. Es suelo rústico. Así se expresó el 28 de septiembre el la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Supremo. Con la inadmisión a trámite del recurso de casación presentado por la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB), se cierra el último capítulo a una lucha de décadas llevada a cabo por la Agrupación de Vecinos y amigos de Llanes (AVALL) para impedir que sobre estos terrenos se urbanizara.

“Es un acto de justicia” ha afirmado Coté Rodríguez, miembro de AVALL. “La Talá es un suelo rústico con un alto valor ecológico y paisajístico que nunca debió tocarse”, por lo que desde la asociación muestran satisfacción por la decisión del Tribunal Supremo antes de empezar a rememorar cómo han sido todas estas décadas de enfrentamiento por vía judicial “a empresarios, bancos y administración pública” y que aseguran “no fue nada fácil.”

La Talá. Foto cedida por AVALL.

Coté Rodríguez cuenta que “llegaron con un plan urbanístico bajo el brazo que contemplaba una expansión de Llanes desmesurada.” Un plan que se extendía hacia la costa y que califica como “operaciones brutales de especulación.”

Si bien el la intención de convertir La Talá en una zona residencial y urbana había empezado antes, todo se aceleró a partir de la venta de unos terrenos de un ganadero jubilado al empresario Juan Antonio Pérez Simón y que en su momento manifestó a los medios de comunicación que había comprado La Talá para pasear. “Pero luego se vio que guardaba bajo el brazo un macroproyecto de más de 500 chalés adosados”, relata Coté Rodríguez que reivindica las dificultades judiciales y burocráticas que sufrió este empresario en el empeño de construir en la zona y que, según la asociación, le llevaron a vender el terreno. “Eso sí, a un precio que doblaba al que él había tenido que pagar”, puntualiza.

“El banco malo se queda con este petardo en la mano y vemos cómo ese petardo ha explotado recientemente en el Tribunal Supremo.”

El siguiente empresario en hacerse con la propiedad fue Luis Nozaleda que tiene diferentes empresas hosteleras en toda España. Coté Rodríguez asegura que “este empresario tenía una deuda con Cajastur y esta, bajo la dirección de Manuel Menéndez, acabó condonando esa deuda a cambio de La Talá, que se adquiere a través de una sociedad pequeña y filial de Cajastur.”

AVALL seguirá luchando contra lo que consideran “una sucesión especulativa” y los tribunales acaban anulando cada plan urbanístico que se quiere llevar a cabo. “Llegó un momento en que Cajastur se da cuenta de que ha adquirido un activo tóxico y lo que hace es trasladarlo a la SAREB, el banco malo”, explican desde la asociación. “El banco malo se queda con este petardo en la mano y vemos cómo ese petardo ha explotado recientemente en el Tribunal Supremo”, concluye el relato y añade un epílogo: “Así que finalmente no va para ninguna empresa, ni para ningún banco que pueda especular con La Talá. La Talá está a salvo.”

La Talá. Foto cedida por AVALL.

Según AVALL, Antonio Trevín miente

Antonio Trevín, exalcalde socialista de Llanes, además de Presidente del Principado de Asturias entre 1993 y 1995, y concejal socialista en el municipio actualmente, a preguntas de La Nueva España tras la decisión del Tribunal Supremo, afirmó que “el Plan General que está tramitando ahora ayuntamiento contempla la construcción de entre 100 y 200 viviendas, por tanto tan rústico no será.” Crítico con las personas que se han opuesto a la urbanización de La Talá añadió en el citado diario que “quienes se opusieron esgrimieron una serie de razones medioambientales, pero el fin de semana del 15 de agosto había aparcadas 192 caravanas, la mayoría de forma ilegal.” De esta forma Trevín considera que “hay una contradicción evidente entre lo que se defendía y la manga ancha que cada vez más se permite a las caravanas.”

Coté Rodríguez muestra cierta indignación antes las declaraciones del exalcalde de Llanes: “Lo que ha dicho Trevín no es cierto. Una cosa es La Talá y otra, la orilla de la carretera que cruza Llanes y que va a dar a La Talá, pero que no es La Talá.” Afirma que Trevín “lo sabe perfectamente, pero, como ha hecho siempre, juega a la confusión.” De cualquier forma, aunque eso fuera cierto, “que no lo es”, desde AVALL recuerdan que “el Tribunal Supremo ha dicho que La Talá es suelo rústico, así que aunque estuviera prevista la construcción de los chalés que sean, ya no pueden. Trevín lo sabe.”

“En un suelo rústico no procede que haya vehículos, ni farolas, ni señales de tráfico, ni aparcamientos ni todas esas cosas que puso el ayuntamiento para forzar la urbanización”

En cuanto a las caravanas, Rodríguez considera que las declaraciones del expresidente socialista “no tienen ningún sentido, porque problemas de caravanas hay en muchas partes de Asturias en agosto, especialmente desde la pandemia y ahora todavía más con la subida de temperaturas.” Además, señala a Trevín y los alcaldes que lo sucedieron como “responsables” de que haya caravanas en La Talá: “Las caravanas se aparcan en asfalto y ese asfalto lo construyó el ayuntamiento para forzar la urbanización del terreno. Esa era su triquiñuela”, denuncia, por lo que cree que “convendría quitar ese asfaltado, devolver La Talá a su estado anterior. En un suelo rústico no procede que haya vehículos, ni farolas, ni señales de tráfico, ni aparcamientos, ni todas esas cosas que puso el ayuntamiento para forzar la urbanización como un hecho consumado.”

Inmediaciones de La Talá. Foto cedida por AVALL.

Antes de terminar, Coté Rodríguez quiere recordar que “La Talá tiene un alto valor ecológico y, dentro de esto, un gran valor ornitológico. Es un lugar de tránsito y parada de diversas especies de aves, además de hogar del halcón peregrino que anida en los acantilados.” Añade que “además hay algunos arqueólogos de la Universidad de Oviedo que han avisado que La Talá es un castro de la Edad de Hierro, algo que desde el ayuntamiento y el Principado se ha ignorado y prueba de ello es que hasta ahora no se han llegado a hacer prospecciones serias porque eso hubiera sido el hacha definitiva contra los planes de urbanizar.” Concluye: “La Talá nunca debió tocarse.”

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