La amnistía: de Ulises a Nemo y de Puigdemont a Fejóo

El regreso de Carles Puigdemont será como el de Josep Tarradellas en 1977: abrirá un nuevo ciclo político

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Víctor Guillot
Víctor Guillot
Víctor Guillot es periodista y adjunto a la dirección de Nortes. Ha trabajado en La Nueva España, Asturias 24, El Pueblo de Albacete y migijon.

Tras el décimo año de la guerra de Troya narrada en La Iliada, Odiseo retornó a Ítaca donde allí le esperaban su mujer y su hijo, Penélope y Telémaco. El regreso de Ulises compone uno de los viajes más hermosos y emocionantes de la historia helenística y también de la literatura, plagado de aventuras que han quedado grabadas en la piel cuarteada de Occidente desde hace más de 2.500 años hasta la eternidad. El retorno de Junts a la política es el particular viaje del independentismo y el nacionalismo catalán a la normalidad institucional española y, como en La Odisea, estará trufado de cíclopes, cantos de sirenas y brujas exiliadas en islas malditas que pueden hacer que la nave comandada por Carles Puigdemont naufrague si no las consigue sortear a lo largo de la próxima legislatura. “Yo soy nadie” fue la argucia con la que Odiseo logró engañar a Polifemo y salvar a su tripulación de la voracidad del titán de un sólo ojo. Algún día Pugdemont estará obligado a decir lo mismo para poder engañar al nacionalismo español.

Josept Tarradellas. Foto de la web de la Real Academia de la Historia.

El viaje político de Puigdemont hacia la normalidad institucional navega sobre una amnistía que deberá pasar el filtro constitucional antes de que el Napoleón de Waterloo pueda echarse a la mar. La tormenta política provocada por el PP y, en menor medida, Vox, anuncia su extensión al Consejo General del Poder General y solo amainará cuando el Tribunal Constitucional falle la legalidad de la ley que hará regresar a Puigdemont simulando revivir el regreso de Josep Tarradellas desde el exilio, dispuesto a legitimar el nuevo ciclo político. Para eso hará falta que transcurra el tiempo, antes de que el presidente de Junts pueda volver a decir “Ja soc aquí”. Fue Adolfo Suárez, en 1977, quien decidió que el retorno de Tarradellas, presidente de Cataluña con 39 años de exilio, regresara a España como símbolo que cerraba una herida política, herida que en 2005 primero, con el Estatuto de Cataluña, y 2017 después, con la declaración unilateral de independencia, permanecía abierta hasta esta semana.

La perestroika bautizada por Jaime Mikel y analizada a fondo posteriormente por Iván Redondo sólo comenzará a sedimentar en la vida política cuando Pedro Sánchez sea investido nuevamente presidente del Gobierno y el parlamento comience a legislar. La amnistía será el primer capítulo de una legislatura que deberá consolidarse desde la confianza entre las fuerzas que han pactado con el PSOE y desde una lealtad a prueba de torpedos, los que ordenará lanzar Alberto Núñez Feijóo, presidente del PP convertido este domingo en un Capitán Nemo con jersey de cuello Perkins, víctima universal del sistema parlamentario español, dispuesto a lo que haga falta para vengar su derrota, incluso a sabotear al Estado desde su submarino.

James Mason, Peter Loore y Kirk Douglas en el Nautilus. Fotograma de 20.000 leguas de viaje submarino.

Pedro Sánchez ha conseguido una investidura con 179 votos, una cifra importante que se traduce en diálogo con todas las fuerzas políticas, a excepción de PP y Vox, cuyo discurso se inclina día sí y día también hacia el levantamiento popular. El escenario político que se dibuja en las próximas semanas parece decantarse por una huelga nacional impulsada por las élites políticas y empresariales, aunque en la activación de esta tensión creciente no se haya consultado al presidente de la CEOE, Antonio Garamendi. El IBEX no se ha resentido por el acuerdo entre el PSOE y Junts. Esta semana, Indra, Telefónica, Arcelor, Inditex o Enagas, elevaron su cotización en la bolsa. Los empresarios catalanes están esperando también retornar a Barcelona, mientras observan como Madrid o Valencia se van convirtiendo paulatinamente en un polvorín político que recuerda dramáticamente a las manifestaciones de los CDR´s de 2017.

Una huelga nacional hasta que Pedro Sánchez convoque elecciones. La idea de la ilegitimidad se concreta e intensifica mes a mes desde que se celebraron los últimos comicios generales el pasado 23 de junio. El PSOE prevé celebrar la investidura el próximo día 15 y 16 de este mes, hace algo más de cuatro meses. El asedio a la calle Ferraz continuará con mayor o menor intensidad, en una suerte de trumpismo que trata de reconstruir la estima del último tercio de Flandes. Una huelga nacional. 50 años antes, en Chile, la derecha y la extrema derecha activaron el paro empresarial para boicotear a Salvador Allende a través de la economía. José María Aznar ha decidido mover esa palanca para desestabilizar al país. “El que pueda aportar que aporte. El que pueda hacer, que haga. El que pueda decir, que diga”. El estilo veterotestamentario de Aznar marca la pauta política de Alberto Núñez Feijóo. Por aquí sí. Por aquí no.

José María Aznar y Alberto Núñez Feijóo. Imagen de FAES.

Este domingo, con su cuello Perkins, Feijóo nos recordaba al capitán Nemo, (nadie, en latín) invocando la democracia, la igualdad y el estado de Derecho ante decenas de miles de españoles convocados como una marea rojigualda en todas las capitales de provincia del país. Feijóo tiene la sensación de que le han hurtado un gobierno y reclama otras elecciones. El CIS, convertido en faro que guía a las embarcaciones que atraviesan todas las tormentas, advertía este mes que el PP crece a costa de Vox y que el PSOE resiste la cota de los 120 diputados. La derecha no emerge por mucho que agite las aguas en las calles y las plazas. El PP crece sólo a costa de Vox. Quizá algún día el partido conservador gobierne, pero sólo lo hará si logra tender puentes con otras fuerzas políticas y librarse del lastre de Santiago Abascal, convertido en su grumete. Por el momento, el PP es un Nautilus que destruye puentes y buques y está muy lejos de cubrir las 20,000 leguas que narró Verne en su particular singladura. En la ruta del Nautilus hay quien está dispuesto a ver morir a su capitán. Y en cualquier caso, el PP sólo podrá gobernar cuando Ulises regrese a Ítaca convertido en la reencarnación de Tarradellas, siendo alguien o nadie, con Nemo o sin él, y siempre navegando sobre una embarcación bautizada con el nombre de Amnistía, “la que olvida”.

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