Aníbal Vázquez: un liderazgo surgido del movimiento obrero y la sociedad civil

Se unió a unas CCOO todavía ilegales, participó en las grandes movilizaciones de los 80 y 90, y dinamizó el concejo desde el asociacionismo cultural.

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Diego Díaz Alonso
Diego Díaz Alonso
Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y dirige Nortes.

“IU apuesta por Aníbal Vázquez para liderar la candidatura al Ayuntamiento de Mieres”. Así tituló en 2010 La Nueva España la noticia sobre la posible candidatura de Vázquez a la alcaldía de Mieres, histórico bastión socialista, ayuntamiento minero conquistado por el PSOE por primera vez en 1911, y gobernado de manera ininterrumpida por este partido desde la restauración del municipalismo democrático en 1979.

IU buscaba un candidato con tirón para romper su techo de cristal y lo encontró en este minero prejubilado, militante de CCOO desde los tiempos del antifranquismo y presidente de la emblemática Asociación Santa Bárbara. En las elecciones de 2011 la coalición de izquierdas logró duplicar su representación: de cinco a diez ediles. Se lograba así un vuelco político que sería revalidado con tres mayorías absolutas: 2015, 2019 y 2023.

Nacido en 1954 en Ujo, en el seno de una familia obrera de muy pocos recursos, él y su familia se mudaron muy pronto al barrio de San Pedro, en Mieres, tras una riada que les dejó sin casa. Un carro tirado por un caballo sirvió para que la familia transportara sus pocas pertenencias hasta su nuevo hogar.

Inundación en Ujo en 1958. Foto: El blog del Acevedo.

Muy pronto huérfano de madre y con su padre minero, enfermo de silicosis, Vázquez tendría que dejar con 13 años los estudios para trabajar en diversos empleos: desde servir de ayudante a un tratante de ganado a repartir cartas de un banco o subirse a un andamio como obrero de la construcción. Todo ello hasta que con 18 años entra finalmente en la Mina Llamas, en Ablaña, Mieres, donde se inicia en la minería de carbón mientras juega al fútbol en un equipo de Tercera División.

Pablo Ramírez: “Aníbal se la jugó y ya tenía dos fíos

En Llamas va a coincidir con Pablo Ramírez, militante del Movimiento Comunista y un poco mayor que él, que destaca de Aníbal que “desde el principio estuvo en toes“. En el 76, con 21 años, participa en la campaña de salida a la superficie de unas todavía ilegales Comisiones Obreras vendiendo bonos para financiar la organización, que trataba de imponer su legalidad por la vía de los hechos a la dictadura franquista. Más o menos por esas mismas fechas se casa y tiene su primera hija.

Pablo Ramírez, que trabajaría posteriormente con él en Nicolasa, se emociona al recordar el compromiso de Aníbal y los otros compañeros que protagonizaron un encierro solidario por la readmisión de Javier Carnicero Manuel Méndez Carnero y él mismo, los tres militantes de CCOO y del MC, despedidos en 1980 acusados de haber retenido a varios ingenieros durante un conflicto laboral. La lucha sería larga y dura, pero acabaría con victoria: la readmisión en 1983 de los tres mineros, que por su militancia política y sus métodos radicales no contaban con la simpatía de la dirección del sindicato. “Aníbal se la jugó y ya tenía dos fíos” destaca Ramírez de aquel gesto de Vázquez y otros compañeros, que fueron amenazados con el despido por la dirección de HUNOSA.

Campaña por los despedidos de Nicolasa

Picador en Nicolasa, abiertamente comprometido con la izquierda, pero a la vez independiente, Vázquez firma para lograr que el MC pueda concurrir a las elecciones municipales de 1979 y al mismo tiempo colabora y mantiene buenas relaciones con el Partido Comunista de Asturias. En torno al referéndum de la OTAN las diferentes fuerzas de izquierdas se unen para pedir el NO, opción que pierde en España y en Asturies, pero gana en Mieres y las cuencas mineras. Aquella derrota será sin embargo el germen de una nueva formación política impulsada por el PCE, pero que pretende reunir a todos los sectores progresistas críticos con el gobierno de Felipe González. En 1986, con la fundación de Izquierda Unida, Vázquez se une a la nueva organización surgida del movimiento anti-OTAN, aunque su actividad va a seguir sobre todo en el ámbito sindical, desempeñando labores de responsabilidad en CCOO, sindicato clave en impulsar las grandes movilizaciones de los años 80 y 90 contra la desindustrialización asturiana.

Con un talante unitario y pluralista, siempre atento a la necesidad de dar vida a la sociedad civil de la cuenca del Caudal, contribuye a la fundación en los años 90 de Tertulia 17, asociación dedicado a la organización de debates culturales y actos gastronómicos, con sede en el pub mierense L´Abellugu. También colabora con Radio Parpayuela, emisora local sin ánimo de lucro, activa entre 1985 y 2014.

Acta de constitución de Tertulia 17.

Con su prejubilación en 1998, Vázquez no pasa a la retaguardia, sino que aumenta su compromiso cívico, reorientándolo sobre todo al asociacionismo y el activismo cultural. Felipe Burón, también minero y compañero muchos años de trabajo, colaboraría con él en poner en marcha un nuevo espacio para la sociabilidad y dinamización cultural de un concejo que a principios del siglo XXI ya notaba los efectos de la desindustrialización y la sangría demográfica: la Asociación Santa Bárbara.

Folleto de 2011
Folleto de 2011

“Con el final de la minería vimos que las antiguas hermandades mineras se estaban disolviendo y decidimos crear una asociación que las recogiera a todas. Luego la cosa funcionó tan bien que la abrimos a todos los vecinos en general” explica Burón, que durante años trabajaría codo con codo con Vázquez, presidente de la entidad, una de las más populares y respetadas de la cuenca del Caudal, organizadora de todo tipo de eventos, desde la fiesta de Santa Bárbara hasta jornadas de patrimonio industrial o la Cabalgata de Reyes de Mieres. Nacida en 2002 y presidida por Aníbal hasta 2010, Santa Bárbara cuenta con más de 1.400 socios y socias en un concejo de 36.000 vecinos.

En 2011 gana las elecciones y se encuentra con un ayuntamiento arruinado. Su primera decisión: renunciar al sueldo. Como explicó a la SER, su antecesor cobraba unos 64.000 euros anuales y él pidió sacrificios: “El primero que se quitó el salario fui yo”. La deuda le impidió hacer casi otra cosa más que pagar pufos, pero a pesar de ello se ganó el respeto de sus vecinos, a los que nunca dudó en hablar claro.

En 2015 ganó por mayoría absoluta y con una situación más saneada en lo económico pudo iniciar un ambicioso programa de transformación del concejo que llega hasta hoy. Desde el domingo personas de todas las ideologías despiden a un político atípico con un liderazgo surgido de la base.

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