Holly: entre la fe y la superstición

Tras pasar por Venecia, llega al FICX 'Holly', de la directora belga Fien Troch.

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Ismael Juárez Pérez
Ismael Juárez Pérez
Graduado en Periodismo. Ha escrito en La Voz de Avilés, Atlántica XXII, El Norte de Castilla y El Salto. Fue coeditor y redactor en la revista de cortometrajes Cortosfera.

Desde su estreno en Venecia el pasado septiembre, no pocos críticos han comparado la premisa de Holly con Carrie, el largometraje de Brian de Palma de 1976, algo que carece de sentido, ya que no estamos ante un thriller sobrenatural, sino ante una historia particular de coming-of-age con algunos elementos de cine de género que estudia la difícil relación entre la fe y la superstición.

Su directora, Fien Toch, quien con Holly firma su quinta película, tiene una filmografía en la que abundan las historias con adolescentes y niños y de adultos en cuanto a su relación con los dos primeros. En esta historia, estrenada en España durante el primer fin de semana del FICX dentro de la sección Albar, se incluye además un elemento aparentemente sobrenatural.

“La historia de Holly transcurre lenta para que veamos pausadamente cómo la joven pasa de marginada a ser considerada prácticamente una intermediaria divina, algo que finalmente tendrá unas consecuencias determinadas en otras personas y en ella misma.”

Holly es una adolescente que sufre cierto nivel de bullying en el colegio y permanece en un rincón de las relaciones sociales de los otros adolescentes. Una mañana, la chica llama al colegio para avisar de que no irá al centro porque ha tenido un mal presentimiento. Un presagio que resultará acertado ya que ese mismo día se produce un incendio que mata a diez estudiantes. A partir de ese momento, la comunidad empezará a verla como un suerte de santa a la que desean tocar y cuya presencia anhelan para consolar su pérdida y dar fuerza a sus deseos. La joven que no ha buscado en ningún momento esta situación, pronto empezará a cobrar por sus servicios.

El mero hecho de estar con Holly y poder tocarla infunde serenidad a las personas que aparecen en la historia. Porque Holly no es sino la personificación de la necesidad de encontrar una explicación a un trágico acontecimiento fruto del azar y, así, la joven se convierte, a través de la fe o la superstición que su figura supone para los demás, en el báculo que se opone a lo imprevisible de la existencia.

Fotograma de ‘Holly’ de Fien Troch.

La historia de Holly transcurre lenta para que veamos pausadamente cómo la joven pasa de marginada a ser considerada prácticamente una intermediaria divina, algo que finalmente tendrá unas consecuencias determinadas en otras personas y en ella misma. Tal vez de la premisa tan atractiva de la película, y de la que no es exagerado decir que en algún momento podría coquetear con el terror o la ciencia ficción sin llegar nunca a ellos, se esperaría un climax más contundente o catártico que el que nos ofrece la película. El minimalismo de la historia parece encaminarse finalmente hacia un desenlace difuso que apuesta por una culminación quizás demasiado sutil y que deja algunos cabos sueltos en algunos personajes.

Sin embargo, se erige como una propuesta reflexiva sobre cómo actúan algunos resortes de la sociedad para aceptar la fe y la superstición y de cómo el mito se impone a la realidad. Holly navega por todo ello a través de la excelente interpretación de la joven actriz Cathalina Geeraerts que mostrará en todo el metraje un rostro enigmático y una personalidad tan compleja y ambivalente como frágil y confundida. Algo, por otra parte, esperable en casi cualquier adolescente.

Holly no es una película redonda, pero tiene suficientes elementos para que algunas escenas se guarden en la memoria, para que algunos ecos de la historia te acompañen horas o días después de encenderse la luces del cine y para que se confirme la línea coherente que sin duda mantiene la filmografía de la directora Fien Troch. Una voz que se consolida y que promete seguir apostando por ofrecer un cine personal y consistente dentro del panorama europeo.

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