“No tiene sentido consumir arándanos de Chile o kiwis de Nueva Zelanda cuando tenemos en Asturias”

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Sara Combarros
Sara Combarros
Es psicóloga y activista social. Participa en el 8M y en la Asamblea Moza d´Asturies.

Sergio Mozo (León, 1992) y María Mozo (León, 1994) son dos hermanos graduados en ingeniería agraria y del medio rural y en ingeniería agroambiental respectivamente. Crecieron y trabajaron desde corta edad en los campos de secano de Matadeón de los Oteros y siempre quisieron un futuro ligado a la tierra, con las manos sucias y el mono de trabajo. Forman parte de la generación de jóvenes que actúan decididos contra el cambio climático. Hace unos cuantos meses cruzaron el Pajares para emprender un proyecto de agricultura sostenible y ecológica recuperando una finca de Sariegu y poniéndola de nuevo en marcha con el nombre de Cantamisina. Han decidido eliminar intermediarios comercializando ellos mismos los que cosechan y ofreciendo a los clientes la posibilidad de recibir cada semana por 15 euros una cesta en casa con un lote de productos de su finca.

En las redes sociales os definís como dos leoneses que cruzaron el puerto con la ilusión de cumplir el sueño de vivir de la tierra, respetando la tierra. ¿Cómo y por qué dos jóvenes toman una decisión de este tipo?

María: Circunstancias personales nos acercaron a Asturies. Poco antes de llegar ya pensábamos en trabajar en un proyecto relacionado con el campo aunque con visión más a largo plazo quizá como algo utópico, teniendo muy claro que el modelo seguido debía ser respetuoso con el entorno. Vimos la oportunidad de trabajar en una finca ecológica que había estado tiempo atrás en funcionamiento pero necesitaba ponerse al día… y nos lanzamos en esta aventura. El impulso quizá nace de las ganas de participar activamente de un modelo agrícola consciente, esto es, intentando conocer la realidad existente en el sector y buscando alternativas más sostenibles a todos los niveles. Casi nada… Pensamos que en esta parte tienen su influencia una serie de valores que despertaron nuestra sensibilidad en torno a la búsqueda del bien común y la justicia y que intentamos no perder de vista.

Sergio trabajando en la finca Cantamisina.

¿Qué es Cantamisina?

María: Un proyecto de agricultura sostenible iniciado por dos jóvenes inexpertos pero con muchas inquietudes que busca sostenibilidad a nivel ambiental y social. Aún estamos empezando y vamos fijándonos pequeños objetivos que completen el “ecosistema” que nos gustaría alcanzar con un modelo de agricultura regenerativa que cierre círculos en la producción alterando lo más mínimo el medio. Actualmente tenemos algunos frutales, huerta, frutos del boque y hace poco instalamos pitas con un gallinero móvil. Esto nos permite rozar sus zonas de pasto y nos aportará fertilización para la tierra y además pronto tendremos huevos. Intentamos que los elementos que están dentro de Cantamisina se complementen porque consideramos que esto lleva a una agricultura realmente “lógica” y “eco”. Buscamos procesos respetuosos, nos preocupan todas las interacciones que se producen en la naturaleza pero también las de carácter humano. Damos mucha importancia a las relaciones sociales en torno a nuestra actividad, queremos acercar al consumidor lo que hacemos, sin intermediarios, de forma local a pequeña escala. Hasta el momento Cantamisina es el resultado de mucho esfuerzo; días de sol a sol desbrozando, limpiando, construyendo, plantando…equivocándonos, aprendiendo y creciendo. Pero también de grandes apoyos humanos, estamos realmente agradecidos con todas las enriquecedoras aportaciones que en diferentes formas recibimos cada día de la familia, amigos, compañeros y más personas que se cruzan en nuestro camino animándonos a continuar con este proyecto.

Sergio y María son ingenieros.

Uno de vuestros objetivos con este proyecto es “garantizar la seguridad alimentaria en tiempos modernos” ¿Qué quiere decir esto? ¿Cómo se concreta?

Sergio: El sistema actual de alimentación está basado en la producción en masa, alejada del consumidor, con métodos intensivos, que consumen insumos externos, utilizan sistemáticamente productos químicos y malgastan enormes cantidades de energía en los procesos de producción, transporte y comercialización.

“El sistema actual de alimentación está basado en la producción en masa, alejada del consumidor”

Un sistema de producción ecológico a pequeña escala se basa en la utilización de métodos radicalmente opuestos. No existe mejor garantía que una cesta de verduras recién cosechadas a la puerta de casa, sin cámaras frigoríficas, sin sistemas de filtrado del aire, sin gas etileno, ni ceras ni baños de cloro; una simple mirada es suficiente para saber si tus acelgas se cosecharon hace dos horas o tres días. No hay más secretos. Incluso hay clientes que prefieren acercarse a las fincas y asistir a la recogida “en riguroso directo” ¿qué hay más seguro que esto?

Apostáis por un sistema de producción ecológico, que no es compatible con el uso de pesticidas y fertilizantes químicos ¿podéis explicar en qué consiste este tipo de producción?

Sergio: El planteamiento y la base de funcionamiento es buscar el equilibrio, es decir, observar y comprender algunos mecanismos de la naturaleza para cultivar alimentos de calidad con el mínimo impacto posible. Al contrario de lo que algunos creen, la nuestra no debe ser una agricultura precaria, sin tecnología y “pasada de moda”, todo lo contrario. Como la resolución de problemas no es inmediata, el productor debe tener una buena planificación y valorar numerosos factores que afectan a nivel más amplio.

Sergio y María trabajan con técnicas 100% ecológicas.

Para explicarlo mejor, es necesario ponerse en el contexto de que cualquier estructura productiva agraria forma parte de un ecosistema, de una amplia red de interacciones; es un ente vivo y cambiante que no puede entenderse desde la pura matemática como quieren hacernos creer los defensores de la agroquímica. Cuanto más nos alejemos de esa visión mecanicista y nos fijemos más en el funcionamiento natural de las cosas, mejor habremos comprendido lo que realmente es la agricultura ecológica.

¿Qué obstáculos os encontráis con estos métodos? ¿Y beneficios?

Sergio: Obviamente gestionar una explotación ecológica es complejo, entendemos que la formación debe ser una parte importante y a veces no es lo suficientemente accesible. También veo que en este tipo de proyectos el agricultor debe ser a la vez productor, “publicista” y vendedor y dudo que todos estemos capacitados para ello.

“En este tipo de proyectos el agricultor debe ser a la vez productor, “publicista” y vendedor”

En cuanto a la producción podríamos decir que a veces los errores se pagan demasiado caros; normalmente suponen mucho, tanto a nivel económico como de trabajo, por lo que creo que es fundamental controlar algunas técnicas que no siempre resultan sencillas. Algo fundamental para nosotros es la soberanía; por suerte los productores ecológicos estamos recibiendo un precio más justo por nuestros productos y a su vez estamos más conectados con el cliente. Esto nos ayuda a crear lazos de confianza que personalmente valoramos muy positivamente. Por otro lado, no queremos olvidarnos de los beneficios propios del sistema de producción. Pensar que estás produciendo unos alimentos sin productos químicos, que van a mejorar la salud de las personas es algo que te llena de orgullo y te aporta energía para seguir adelante.

Hace unos meses comenzasteis la venta de las “cestas de Cantamisina”, cestas de verdura y fruta de temporada producidas en condiciones éticas y con servicio a domicilio, sin intermediarios. ¿Cómo está funcionando esto?

Empezó siendo casi una “estricta necesidad” por el inicio de la pandemia y se ha convertido en una tarea semanal que supone una parte importante de nuestros ingresos. Nos gusta por la cercanía con la gente y porque nos da la posibilidad de llegar a las familias sin intermediarios.

Los hermanos Mozo con una de las cestas de su producción.

La gente valora mucho que todo llegue fresco, incluso ese esfuerzo extra de llevarlo a casa, por ello debemos hacer de la necesidad virtud y utilizarlo como elemento de impulso en la comercialización. Nosotros decimos que también tiene una parte pedagógica muy importante, un cesta ecológica con productos de temporada no solo supone una mejora en los hábitos alimenticios, a la vez está mejorando la relación entre el consumidor y el producto que consume. No es banal comprender que “los tomates son de agosto y no de enero”. Esto que parece una tontería poco a poco nos ayuda a ser más conscientes de cómo y dónde se produce lo que comemos.

¿Es rentable?

Sergio: Siendo sinceros la realidad es que a día de hoy no lo es. Los márgenes son pequeños y el hecho de tener que emplear medios logísticos y tiempo en los repartos nos penaliza demasiado; en el futuro nos gustaría trabajar con “puntos de entrega” donde el cliente pueda recoger sus pedidos, de otra manera, creo que sería inviable. Otro factor importante es la incertidumbre. Algunas semanas merecen la pena pero en ocasiones sería mejor “no echar cuentas”, eso es algo en lo que debemos trabajar. Algunos compañeros utilizan otros sistemas donde existe un compromiso mínimo por parte del cliente que te permite planificar un poco mejor y gestionar las necesidades de producto incluso las siembras y plantaciones previas.

Comemos manzanas que vienen de Polonia o arándanos de Chile, ¿esto tiene sentido?

María: Para nosotros no tiene sentido consumir arándanos de Chile o kiwis de Nueva Zelanda cuando se producen aquí y en ocasiones incluso se exportan. Es algo que a menudo analizamos. Creo que como consumidores deberíamos mostrar interés en conocer la procedencia de lo que comemos. Consumir productos que “vienen de lejos” es algo demasiado habitual, por desgracia, a veces la gente nos pregunta con extrañeza en los mercados si lo que vendemos lo producimos nosotros. La respuesta es: “sí, todo sale de la huerta de Sariego”. Esto nos hace darnos cuenta de que aún queda mucho por hacer, falta concienciación en nuestros hábitos de consumo.

¿Qué papel tiene la agricultura ecológica en la transición a modelos sociales respetuosos con el planeta? ¿Qué potencialidades puede tener Asturies en esto?

María: La agricultura ecológica, al menos tal y como nosotros la entendemos, tiene un papel fundamental, no solo porque “nos alimenta” sino porque lo hace con métodos sostenibles y en torno a ella se generan muchas interacciones sociales. Consideramos que lo ideal es buscar la comercialización en venta directa y de forma local. Lo vemos como algo lógico y necesario. Cuando esto sucede, estamos consumiendo productos más frescos, reduciendo el impacto ambiental al optar por canales cortos de distribución, activando la economía local y generando una relación cercana entre productor y consumidor que permite comunicación directa siempre positiva para ambas partes. Asturias tiene potencial en términos de producción agrícola: hay tierra para cultivar, clima suave, materia orgánica y cuchu para la fertilización, además de esto vemos que cada vez más, la gente empieza a mostrar interés por la calidad de lo que come, y la producción ecológica y cercana aporta ese extra. Aunque debemos estar abiertos siempre a observar, aprender y adaptarnos a los cambios. También esforzarnos por dar espacio a un modelo respetuoso y que “acerque personas a personas” y en esto todo/as tenemos parte. Esperamos poder continuar este camino y encontrar los apoyos necesarios para ello.

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