Vauste: sesenta despidos y una fábrica partida en dos

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Diego Díaz Alonso
Diego Díaz Alonso
Historiador y activista social. Escribió en La Nueva España, Les Noticies, Diagonal y Atlántica XXII. Colabora en El Salto y dirige Nortes.

Esta semana varios de los despedidos de Vauste descargaron un camión con provisiones para el banco de alimentos de la CSI. Sin embargo, la noticia relacionada con la fábrica gijonesa, en concurso de acreedores, evidentemente no fue esa, sino la detención de Fernando Álvarez, delegado sindical de la CSI. Álvarez, técnico de mantenimiento en esta factoría dedicada a la producción de materiales para la industria automovilística, ya se encuentra en libertad pero pesa sobre él la acusación de haber cometidos actos vandálicos tanto contra la empresa como contra representantes de los otros sindicatos presentes en el comité. “Menos de matar a Kenedy, lo acusan de todo” comenta Nacho Fuster, también trabajador de Vauste y secretario general de la CSI. Fuster cree que la denuncia no llegará lejos porque en su opinión carece de fundamento y los denunciantes se contradicen en sus testimonios.

Despedidos de Vauste descargando provisiones para el banco de alimentos de la CSI. Foto: Luis Sevilla.

Pase lo que pase con el asunto, la detención del delegado de la CSI es reveladora de hasta que punto las relaciones entre compañeros se han deteriorado en una fábrica que ha cambiado demasiadas veces de manos en demasiado poco tiempo. De Monroe a Tenneco y de Tenneco a Vauste, propiedad primero del fondo Quantum Capital Partners y ahora de NMR. Un viaje a ninguna parte que podría acabar en el cierre definitivo de lo que en 1965 nació como Amortiguadores Bulnes y que pilla a los trabajadores más divididos que nunca ante un futuro mucho más que incierto. Nada queda en Vauste de la unidad sindical que permitió en 2013 las grandes manifestaciones que salvaron una industria que parecía sentenciadas. El ambiente en Vauste se ha hecho irrespirable desde la aprobación de un ERE en octubre que ya ha supuesto 60 despidos. Compañeros votando conta compañeros. Difícil esperar que el clima de trabajo sea el mejor del mundo después de una decisión en la que la CSI se quedó sola defendiendo el No frente a CCOO, UGT y USO que apoyaron el . Para este sindicato aceptar el ERE como mal menor es el primer paso para asumir el cierre a una fábrica que consideran no está gestionada por personas que realmente tengan intereses en sacarla adelante. Según Fuster, a los dueños lo único que les preocupa es especular en el futuro con ese terreno. Por eso, según este sindicalista, lo primero que han hecho sus dueños es maniobrar para quedarse con el suelo, en una operación que bien podría ser un alzamiento de bienes para la CSI.

Manifestación de Tenneco en 2013. Foto: Luis Sevilla.

Desde CCCO, UGT y USO se acusa a la Corriente de no haber aceptado la votación de la plantilla y de estar recurriendo al insulto, la amenaza y la agresión contra los delegados de los otros sindicatos. Los tres sindicatos han convocado para el tres de diciembre una concentración en repulsa a lo que consideran una campaña de hostigamiento de la Corriente. A principios de octubre César Arias, delegado de CCCO, denunciaba en prensa pintadas y panfletos contra él y su familia, y señalaba a la CSI como responsable. La tensión no ha dejado de crecer. Esta semana, en una declaración conjunta los tres sindicato señalan que “los trabajadores y trabajadoras de Asturias no pueden ni van a consentir que mediante el odio y la agresión se quiera hacer retroceder años de avances democráticos en lo que a la acción sindical libre y soberana se refiere”. Fuster defiende a su sindicato. Explica que él también ha sufrido ataques a su coche y amenazas a su familia, por las que ha presentado 7 denuncias, pero que lo que le sucede a la CSI “no le importa ni a la policía ni a los medios”.

La Corriente piensa seguir por su cuenta luchando contra los despidos, y confía en que los tribunales les den la razón y tumben el ERE. Sobre la concentración convocada por CCOO, UGT y USO opinan que se quiere desviar el foco del verdadero problema: los empleos y el futuro de la fábrica. Para el sindicato que representa Fuster la principal batalla es ahora la legal. Consideran que los nuevos dueños de Vauste no han hecho inversiones a las que podrían estar obligados cuando se quedaron con la fábrica, y confían en que la justicia les de la razón. Desde la UGT, que ostenta la presidencia del comité de empresa, acusan al sindicato de seguir una estrategia sindical contraproducente. Según este sindicato la Corriente genera un clima de permanente bronca y conflictividad que aleja contratos e inversores. Fuster dice que en la Corriente están acostumbrados a que primero les llamen agoreros, y que luego el tiempo les de la razón: “el Consejero de Industria nos prometió hace dos años un contrato para Aston Martin, el coche de James Bond, y aquí seguimos esperando por él”.

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