Una fábrica de enredos

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Roberto Corte
Roberto Corte
Roberto Corte (Oviedo, 1962). Vinculado al teatro asturiano desde 1980, y ligado a la autoría y dirección en el ámbito escénico, en la actualidad colabora como crítico en revistas especializadas.

¡Abre el ojo!, de Rojas Zorrilla

A66 Producciones

Dirección: Francisco Pardo

Escenografía: Alejandro Sáenz

Intérpretes: Hugo Manso, Ici Díaz, César Alonso, Virginia Rey, Asier Colado, Isabel Marcos, Gerardo Vergara y Mayra Fernández

Teatro Jovellanos, 19 de febrero, Gijón

Aunque ya tiene experiencia contrastada en espectáculos de diversa índole, A66 Producciones lanza este Rojas Zorrilla como primicia engendrada en su totalidad por un nuevo equipo. ¡Abre el ojo! da paso a las denominadas comedias de figurón del Siglo de Oro, poniendo el acento en las mujeres que, burla burlando, salían airosas y desenvueltas en los lances de amor y de honor. Los estudiosos apuntan que la pieza se adelantó a su tiempo por el trato entre iguales, al margen de roles y convenciones, aunque bien es cierto que mil ochocientos años antes también Plauto disparaba con sal gruesa contra el machito fanfarrón, los lechuguinos alfa y los donjuanes. Como no es habitual en Asturias encontrarse con textos clásicos largos y muchísimo menos con ocho intérpretes para su realización, A66 evidencia una vez más la extraordinaria capacidad que tienen algunas compañías para sobreponerse al hundimiento y precipicio de la crisis con una huida hacia adelante.

Paco Pardo, el director, es profesor en la ESAD y está acostumbrado a trabajar con diferentes formatos y muchos actores. Su última incursión pública fue en los Premios Princesa, dramatizando el texto de Anne Carson, La belleza del marido, con Aitana Sánchez-Gijón y José Luis García Pérez. Ahora en ¡Abre el ojo! vuelve a barajar un elenco de intérpretes numeroso, con batidas rítmicas y pantomimas al servicio del steampunk, la estética por la que filtra la comedia de capa y espada como si estuviéramos dentro de un reloj, con sus engranajes y ruedas dentadas. La escenografía de Alejandro Sáenz delimita y refuerza ese “dentro y fuera” y el espacio sonoro de Mario Viñuela, el condimento y lluvia de efectos omnipresentes que mueve todo el tinglado, nos lleva también a pensar que estamos ante un teatrillo de autómatas (a mí los bocinazos y pitidos “de fuera” me recordaron por momentos a los Tacañones del Un, dos, tres, el steampunk del tardofranquismo, avant la lettre). Paco Pardo construye la relación de personajes y la composición de cuadros con todos estos estímulos a base de sincronizaciones, movimientos y gags imparables, muy bien elaborados, sacándole todos los matices imaginables al texto y la acción, puestos siempre al servicio de esta causa. El resultado es una plástica corporal rítmica y homogénea, perfeccionista, donde confluyen la mímica de reveses, la tradición circense y el cine mudo, el tic-tac del tiempo moderno chaplinesco como tempo interno, el maquillaje a lo Tim Burton y el vestuario… con momentos inolvidables como ocurre al final con los espadachines.

Los bocinazos me recordaron por momentos a los Tacañones del Un, dos, tres, el steampunk del tardofranquismo

Estamos ante una obra plenamente coral, en la que Ici Díaz encarna con solvencia a una Clara pizpireta y muy engatusadora que a todos enloquece, al igual que su partenaire protagonista Hugo Manso como Clemente. César Alonso se gana el favor del público por su vis cómica como el criado y Mayra Fernández como antigua novia con un toque a lo Helena Bonham Carter. Completan el reparto Asier Colado como don Julián con su caracterización histriónica y farsesca, Isabel Marcos como novia burlada y burladora, Gerardo Vergara, otro de los pretendientes de doña Clara y Virginia Rey como criada al uso. Todos y todas con la suelta del verso claro e inteligible, aunque yo lo prefiero un punto más cantado. Las alusiones localistas del texto a lugares emblemáticos de Gijón y de toda Asturias ocupan los espacios del Madrid castizo de Rojas Zorrilla, y nos lo acercan a un retrofuturo del Siglo de Oro desprejuiciado y divertido. Una excelente versión con una factura redonda y atractiva para todos los públicos.

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