Celebramos el Día del Libro con el escritor ovetense Ovidio Parades, que acaba de quedar finalista por tercera vez del Premio Internacional de Poesía Jovellanos. Paredes trata de ser positivo a pesar del coronavirus. Echa de menos las escapadas a Madrid y sus sesiones de teatro correspondientes, y trata de no pensar en la angustia que le provoca el virus.
Su novela ‘La noche se detiene’, editada por Trabe, va por la segunda edición. Se trata de una profunda reflexión sobre la amistad, el amor y el deseo. Sobre la vida y la muerte. Su personaje principal, Julia, lleva una vida monótona y tranquila, de casa al trabajo y del trabajo a casa. Para ella, las noches locas y divertidas son cosas del pasado. Los amores y los sueños de juventud, también. Cuida a una anciana, Milagros, que en un arrebato de lucidez, le pide que acabe con su vida y hará que todo se tambalee.
¿Qué supone esta tercera novela para ti?
Supone una alegría porque escribir novela siempre es una satisfacción. Soy feliz escribiéndola, pero no siempre es posible, porque primero me tiene que aparecer una imagen que yo vea clara en mi cabeza, y a partir de ahí, tirar de ella. Y aquí, surgió un poco así, con la protagonista sentada en el taxi a primera hora de la mañana, y a partir de ahí empecé a tirar del hilo.
¿Y esta segunda edición?
Supone una alegría grande porque significa que la gente sigue interesada en la novela, la compra, la lee y muchas veces me envían mensajes al correo o a las redes sociales que me emocionan sinceramente. Me gusta que la novela siga viajando.

¿Estamos ante un homenaje a la gente que cuida de nuestros mayores?
Sí, es un pequeño homenaje, y también otro a toda esa gente, como la propia Julia, que a pesar de a haber estudiado, no tuvo oportunidades en una ciudad pequeña, como en la que se desarrolla la novela. Creo que estamos ante un doble homenaje.
Precisamente ese personaje da la sensación de que puede con todo lo que le echen…
Sí, acaba de cumplir 48 años y le pasaron muchas cosas buenas y muchas cosas malas, como creo que a casi todo el mundo. Creo que llega un momento en el que a esa edad, ya cercana a los 50, las cosas se relativizan mucho y ella tiene esa serenidad en la que sabe discernir y no hace ni grandes dramas ni grandes alharacas. Creo que esa serenidad acompaña al personaje en todo momento.
¿Y cómo está siendo la acogida durante la pandemia?
Bien, aunque asustaba un poco. Yo ya la tenía escrita antes de la pandemia y había hablado con mi editora, Esther Prieto, allá por febrero del año pasado para sacarla en septiembre. Así que aproveché todos los meses que pasamos encerrados para corregirla y ponerme a ello. La verdad es que creo que está siendo recibida muy bien porque está gustando entre críticos y lectores. Si algo bueno está teniendo esta pandemia es que la gente se volcó con la lectura, y la cultura en general. Me gustaría que tuviera un largo recorrido y que sea bien recibido por la gente.
¿Y cómo es la promoción en tiempos de pandemia?
Pues la mayoría de las presentaciones las hago por Internet, pero tuve la suerte de hacer una pequeña presencial en la biblioteca. Me gusta mucho hacerlo en vivo, en el Club de Prensa, en las bibliotecas, en clubs de lectura y en librerías. Me gustaría presentarla también en Madrid, pero todo dependerá de cómo transcurra todo. El encuentro con la gente sí me gusta mucho, cada persona se fija en una cosa diferente o recuerda detalles que a ti te pasaron desapercibidos.
¿Cómo ves el papel de las librerías durante estos meses tan duros?
Creo que su labor es fundamental, porque es una manera de agarrarse y evadirse de lo que estamos viviendo. Hay que apoyarlas más que nunca porque nos están, de alguna manera, salvando de muchos quebraderos de cabeza y de muchas horas de tedio y de agobio.
¿En qué estás trabajando ahora?
En un libro de relatos, un género que me gusta mucho. Empecé a escribirlos a una edad muy temprana. Estuvo un tiempo denostado pero ahora se vuelve a recuperar y yo me alegro mucho porque hay grandes plumas que desarrollan muy bien los cuentos.