El 3 de junio se celebra el Día Mundial de la Bicicleta, una fecha que sirve para reivindicar un medio de transporte saludable y sostenible que cada día gana más popularidad en todo el mundo. ¿Estamos viviendo una Segunda Edad de Oro Ciclista? Tal vez. Con anterioridad a la era del autómovil privado, entre los años 30 y 50 del siglo XX, la bici llegó a tener un uso masivo en toda Europa Occidental, cuando se popularizó entre una clase trabajadora todavía no motorizada. Asturies no fue una excepción. Hoy sin embargo, solo el 0,5% de los 2,4 millones de desplazamientos diarios que se hacen a diario en la zona central de Asturies son en bicicleta. No obstante, según las previsiones más optimistas del Plan para la Movilidad Multimodal del Área Metropolitana de Asturias, presentado en 2019 por el Principado, un año antes de que la Covid19 lo cambiara todo, este escenario podría modificarse sustancialmente en apenas una década. Con una fuerte apuesta por la movilidad sostenible y haciendo muy bien los deberes en materia de intermodalidad, es decir, favoreciendo el mix bici + tren, ese porcentaje de ciclistas cotidianos podría pasar al 2,5%. De 12.000 a 64.000 viajes diarios en bicicleta en la zona central asturiana. ¿Imposible? No lo parece a juzgar por algunas cifras. A lo largo de la pasada década la bicicleta ganó en toda España 4,5 millones de usuarios habituales, y el pandémico 2020 todas las previsiones se desbordadon. Ha sido sin lugar a dudas un año clave para la expansión de la bici en toda Europa. El uso de las dos ruedas se duplicó en el Viejo Continente y ya se han proyectado más de 1.000 nuevos kilómetros de carril bici en sus ciudades. La bici parece haber venido por lo tanto para quedarse y España tiene ya algunas ciudades que abanderan el movimiento a nivel europeo: Sevilla, Barcelona y Valencia. No obstante, esto no va solo de grandes urbes. Valladolid, Burgos, Vitoria o Albacete son algunas de las ciudades españolas con más proporción de carril por habitante.
Carril bici en Xixón, junto a la playa de San Lorenzo.
La pandemia también parece haber animado el uso de la bicicleta en Asturies, y son bastantes los concejos que se están impulsando el carril-bici en una comunidad caracterizada por un elevado uso del vehículo privado: casi un millón de movimientos diarios. Siero acaba de licitar un red de carril bici de siete kilómetros para Lugones que conectará esta localidad con La Fresneda. También Mieres y Laviana han anunciado la puesta en marcha de nuevos carriles para ciclistas. Carlos Rodríguez, impulsor del movimiento 30 Días en Bici y experto en movilidad sostenible, señala que hay “tímidos avances”, pero que “la fiesta va por barrios”, con Xixón escapada en cabeza y Avilés y Oviedo/Uviéu en la cola del pelotón ciclista. No obstante, el bipartito PP-Cs también ha anunciado recientemente que sacará del congelador los carriles proyectados por el anterior equipo de gobierno carbayón.
Carlos Rodríguez, de 30 días en Bici, en el paseo de la playa de poniente Xixón. FOTO: Iván G. Fernández
En opinión de Rodríguez, aunque los avances sean positivos, la batalla por la movilidad sostenible exige ser mucho más ambiciosos en la apuesta y en la disputa del terreno al coche. En su opinión no solo hace falta más carriles bici, sino también apostar decidídamente por la bicicleta pública, que tiene un gran potencial, afirma, “para facilitar desplazaminetos unidireccionales y no planificados en la ciudad”. “Igual que existen autobuses o taxis, hace falta más bicicletas públicas que alguien pueda coger para hacer un trayecto, aparcarla, y luego ya decidir cómo regresa a su casa” señala Rodríguez, que considera que las bicis compartidas son un servicio público que da una enorme flexibilidad de movimientos, permite improvisar y desentenderte de ella una vez la has usado. Otra batalla que considera esencial es fomentar los desplazamientos en bici para ir a estudiar y trabajar, la llamada “movilidad obligada”. Por eso en 30 Días en Bici han decidido premiar tanto a los trabajadores como a las empresas que apuestan por las bicicletas. En todo caso saben que algo tan importante no puede quedar reducido a una cuestión de buena voluntad. “Los ayuntamientos son a veces la primera o segunda empresa de una localidad. Deberían dar ejemplo y fomentar el uso de la bici entre sus plantillas” apunta Rodríguez. Por eso considera estratégico que en plena crisis climática, polígonos industriales, centros de enseñanza y edificios públicos estén obligatoriamente conectados a través de carriles bici y dispongan de suficientes plazas de aparcamiento para los que se desplazan de esta forma. Esta es de hecho una de las recomendaciones del Plan del Principado, que habla abiertamente de carriles bici de ámbito comarcal y no solo urbano. Rodríguez aún propone dar un paso más: empezar a pensar en una Y ciclista que una todo el centro de Asturies.
Paula Vega. Foto: Iván G. Fernández.
Si Carlos habla desde Xixón, la ciudad asturiana más avanzada en el uso de la bicicleta, Paula Vega, leonesa afincada en Oviedo/Uviéu desde hace 6 años, pedalea desde una capital que define como “incómoda, hostil y poco preparada para las bicicletas”. Vega es militante ciclista y una de las impulsoras de la Masa Crítica carbayona. Tiene coche, pero no lo usa para moverse por la ciudad. Lo reserva para irse de viaje o de excursión. Cree que las cuestas no son, como se suele decir, el principal problema de Oviedo/Uviéu para la bici, sino la velocidad del tráfico y la falta de un carril bici en condiciones que de seguridad y quite miedos, sobre todo en las grandes vías. Los escasos metros que la capital tiene en el Postigo llevan años siendo motivo de cachondeo entre el mundo ciclista carbayón, casi tanto como el esperpéntico carril bici provisional que el Ayuntamiento pintó para la pasada Semana Europea de la Movilidad Sostenible y que fue noticia en varios medios nacionales por su singular trazado sorteando todo tipo de obstáculos.
Carril bici de Postigo. Foto: Iván G. Fernández.
Vega señala que existe una diferencia enorme con León, que en los últimos tiempos ha acelerado la apuesta por el carril bici. También la eliminación de los coches en calles centrales como Ordoño II, el equivalente a la Uría ovetense, así como el cumplimiento estricto de la zona 30 están animando a los leonesas y leoneas a moverse en dos ruedas . Aplicando algunas de esas medidas Vega está convencida de que Oviedo/Uviéu podría convertirse en poco tiempo en una ciudad mucho más amable para los ciclistas. “Si lo pones fácil la gente se anima, hay más ciclistas y los conductores también se hacen más respetuosos. Entras en un ciclo virtuoso” señala esta ciclista urbana, que considera fundamental un carril bici circular con radiales que atraviesen la ciudad, pero también potenciar mas vías recreativas, como en la zona del río Nora, en la frontera de Oviedo/Uviéu con el concejo de Siero. Pese a las dificultades, no pierde la esperanza en ver cambios, y este viernes volverá a la carga para pedalear con la masa crítica reivindicando una ciudad más amable en una Astries más ciclable.