La escritora y editora Luna Miguel (Alcalá de Henares, 1990) llega a la Feria del Libro de Xixón para presentar ‘Caliente’, un libro a medio camino entre la novela y el ensayo y donde la autora comparte su propio aprendizaje al explorar cómo el placer femenino es la llave para conocernos mejor a nosotras mismas y deconstruir algunos de los valores promovidos por el amor romántico que, en ocasiones, nos hacen sentir la excepción a la regla.
De forma muy generosa, Luna Miguel escribe un relato biográfico donde asistimos a su propia deconstrucción ideológica para comprender los cambios que ella misma está experimentando y que el relato dominante del amor romántico no contempla. A partir de un metafórico corazón roto, Miguel comienza a leer y explorar su sexualidad para tratar de hallar las respuestas que los productos culturales consumidos a lo largo de los años o la construcción de la sociedad en torno a la pareja le ocultaban.
Luna Miguel. Foto: Luis Sevilla.
Las páginas de ‘Caliente’ además de incluir varias reflexiones sobre cómo las mujeres somos sexualizadas por la mirada del hombre desde muy jóvenes, también son testigo del nuevo discurso que va tejiendo la escritora y poeta para sentirse más protegida en el terreno de los afectos presentes en su propia vida.
‘Caliente’ además de ser un relato donde hallar respuestas al discurso hegemónico sobre la pareja y los valores clásicos del amor, funciona como una carta de presentación a la obra de autoras tan importantes como Annie Ernaux, Brigitte Vasallo, Joan Didion, Anaïs Nin , Delphine Gardey, Mithu M. Sanyal o Coral Herrera entre muchísimas otras.
¿Dar por sentado que sólo es válido el relato del amor romántico nos deja más solas y vulnerables ante las distintas etapas que atraviesa una relación?
Imponernos un relato, en vez de crear el nuestro propio. Eso es lo que nos deja tiritando. No hay sólo una manera de ser amiga, como tampoco la hay de ser madre, hermana, amante, escritora, o qué sé yo, vecina. Que el amor debe sentirse de una sola y determinada manera es lo que hemos aprendido y lo que muchas veces nos ha destrozado. También nos marca esa idea de que todo ha de ser eterno. Lo bueno también acaba, o muta. Habría que aprender a disfrutar de cada cambio, de cada etapa.
Haber silenciado la sexualidad femenina durante siglos contribuye a que el deseo sexual de la mujer esté a menudo relacionado con la culpa. Nos sentimos culpables por desear más allá de la pareja o, en algunos casos, cuando llegamos antes al orgasmo. ¿Por qué seguimos ancladas en este círculo de valores que lejos de ser útiles, hacen daño?
Yo creo que la culpa tiene algo bueno: su primer impulso nos puede ayudar a preguntarnos si lo que estamos haciendo está bien o está mal, si es útil o inútil, si daña o ayuda…El problema es cuando esas culpas se imponen, cuando son opresivas y cuando no nos permiten encontrar ni paz, ni gozo.
Luna Miguel. Foto: Luis Sevilla.
¿Por qué todavía nos pesa terminar una relación en la treintena? ¿Crees que a pesar del movimiento feminista sigue vigente en nuestro subconsciente el relato de la solterona frente al del hombre divorciado interesante?
Hace poco leía sobre cómo las distintas olas feministas tenían algo común en sus “finales”, y eso era una “ola de divorcios”. Hay mucha literatura sobre mujeres que viven solas, mujeres que deben aprender a estar solas, mujeres que quieren disfrutar de la soledad. Hablando de relatos únicos, nos han enseñado que una mujer sola no puede valerse por sí misma. Nos molesta que una esté sola y que disfrute de su soltería, o de sus relaciones abiertas, o de su desinterés por el sexo, o de su interés excesivo por el mismo. No me pesa haber acabado una relación larga en la treintena. Lo que me pesa, en todo caso, es no haberme dado cuenta antes de que esa relación me hacía daño. Ojalá no me vuelva a ocurrir. Creo que, después de leer a muchas escritoras contemporáneas y clásicas, ahora cuento con más herramientas.
¿Reorganizar los afectos y tejer nuevos lazos afectivos cuando estamos en una relación puede ayudarnos a amortiguar un futuro corazón roto?
Sí. Mi falso corazón roto me ayudó a una cosa: a redescubrir el significado de la amistad, de la familia y del compromiso. Incluso a redescubrirme a mí misma. ¿Cómo iba a ser feliz al lado de alguien, ya sea mi abuela, mi novio, mis amigos o mi hijo, si no era capaz de ser feliz conmigo misma?
¿Cuál ha sido el libro que más te ha ayudado a deconstruir el relato del amor romántico?
No estoy segura. Tal vez la poesía de Hilda Doolittle, que aborda el deseo, la amistad y el odio de una manera purificadora. Últimamente los libros que más he subrayado donde se debate sobre amor, fe, comunidad, entrega, responsabilidad y felicidad son los de Simone Weil.