Victoria Martín y Carolina Iglesias llevan picando carbón en internet muchos muchos años. Y aunque por separado ambas habían construido sus respectivas comunidades como Living Postureo y Percebes y Grelos, juntas forman ese dúo cómico que el público femenino tanto necesitaba para sentirse representado y reivindicado.
Después de tres temporadas realizando entrevistas bajo la atenta mirada de las bragas que las invitadas llevan como regalo al programa, Martín e Iglesias cuentan que ‘Estirando el chicle’ nació casi de casualidad y con el pretexto de tener una excusa para continuar trabajando juntas después de rodar la webserie ‘Válidas’.
Así y al igual que les sucede a muchísimas creadoras, decidieron autofinanciar su propio proyecto, entre otras cosas, porque a día de hoy es la única salida que tienen las cómicas. Sin embargo y aunque el circuito mainstream no haya creado todavía un espacio digno y en prime time para la comedia femenina, no quiere decir que ésta no funcione. ‘Estirando el chicle’ ha pasado de ser un programa de radio creado en el jardín de Victoria Martín durante el verano de 2020 a ser uno de los podcast más escuchados de Spotify este 2021, sobrepasando en muchas ocasiones a formatos consolidados como el ‘Nadie Sabe Nada’ de Berto Romero y Andreu Buenafuente o ‘La Vida Moderna’.
Y es que, al contrario de la creencia misógina que nubla la estrategia empresarial de los dirigentes de la Chocita del Loro, Iglesias y Martín demostraron ayer en Xixón que la comedia femenina no sólo funciona, sino que es capaz de llenar teatros y ser rentable. Tronchi y Monchi, como ellas se refieren a sí mismas en el espectáculo, han conseguido hacer comedia, pero también denunciar ciertas situaciones que sólo vivimos las mujeres. Sin ir más lejos, ayer el teatro gijonés rió a carcajada limpia mientras contemplaba en un vídeo cómo el youtuber asturiano Roma Gallardo insultaba varias veces a Victoria Martín y la retaba a un test de inteligencia.
Con esta anécdota como ejemplo del clima del show, ‘Estirando el chicle’ evidencia que lo que para algunos es un humor políticamente incorrecto, para las mujeres también es una herramienta de sororidad y defensa, porque mientras todas nos reíamos de las barbaridades que este señor le dedicaba gratuitamente a Victoria Martín, a la vez con nuestros aplausos y risas la estábamos arropando ante tal situación de violencia verbal. Las mujeres estamos demasiado acostumbradas a escuchar que nos llamen putas en cualquier contexto y reírnos en la cara de los sinvergüenzas que se atreven a faltarnos el respeto es el inicio de un camino que pasa por reducir al absurdo a estos seres y su discurso.
Y, claro. Por supuesto que la comedia femenina contempla temáticas femeninas, pero si algo quedó demostrado ayer en La Laboral es que los hombres que acudieron al espectáculo (oh sorpresa) también se reían. Y no, no lo hacían obligados por sus novias. Éstas tampoco les pellizcaban para que se riesen a la fuerza, sino que lo hacían cada vez que Victoria Martín se mofaba de las operaciones estéticas de Kiko Matamoros o cuando Carolina Iglesias compartía los mensajes que recibe de un seguidor que le escribe casi a diario para compararla con la presentadora de Zapeando, Anna Simón.
Así y como guinda del pastel a un espectáculo redondo, Beatriz Cepeda, aka Perra de Satán, acudió en calidad de cómica invitada para relatar, entre otras cosas, por qué un hombre heterosexual nunca debe hacer sexo oral con las gafas de ver puestas. Spoiler: si lo haces, esa mujer puede sufrir las consecuencias de los pellizcos provocados por la patilla de las gafas en su zona genital y, años después, hacer un monólogo desternillante con ello.