Más de siglo y medio de historia local ha tenido como fondo sonoro a la Banda de Música de Gijón. Ha sido inconcebible su ausencia en cualquier acto institucional desde hace 156 años. Ni siquiera la pandemia ha conseguido apartarla de las calles, quizá porque la Banda, presidida por Miguel Ángel Martín Piris y dirigida por Iván Arboleya Montes, ha conseguido adaptarla a nuevas formas, nuevos sonidos y repertorios que siguen atrayendo la atención del público. Sin embargo, el retraso en las subvenciones muncipales que financian esta institución cultural y, por que no, emblema de la ciudad, han puesto en peligro su existencia. Desde que se aprobó el Plan Estratégico de Subvenciones en febrero de 2019, la situación financiera de la Banda y de otras entidades culturales y sociales de Gijón ven como la burocracia dificulta si no entierra todos los proyectos que, en su mayoría, complementan las actividades del llamado tercer sector, desde Cáritas, pasando por la Banda de Música, hasta Mar de Niebla.
“Ha sido inconcebible su ausencia en cualquier acto institucional desde hace 156 años”
Una banda municipal suele costar entre 3 y 4 millones de euros a un Ayuntamiento, con carácter anual. Hablamos de bandas como la de Santander, Vitoria, Bilbao o Coruña, sin contar con la tradición musical de bandas que hay en Valencia. Sin necesidad de hacer tantos kilómetros, la Banda de Oviedo que incluye a músicos semiprofesionales, recibe aproximadamente 700.000 euros de subvención. La Banda de Música de Gijon tiene destinados, anualmente y mediante convenio, 186.000 euros distribuidos en tres partidas. La primera comprende la mitad de la subvención. La segunda consta del 30% de toda la cuantía y la tercera incluye 20% restante. Desde que llegó al gobierno municipal de Ana González, la banda sólo ha percibido el 50% de la subvención correspondiente al año pasado. El retraso en el pago de ese dinero (el 50% del 2020 y el 50% del 2021) tiene como principal consecuencia el aplazamiento de los salarios de los músicos, la demora del pago de otros gastos de mantenimiento, servicios, incluidos aquellos tan básicos como el papel de las oficinas.

La concejalía de Hacienda declaró hace una semana a través de su portavoz, Marina Pineda, que los atrasos en el pago de la subvención se derivan del incumplimiento de los plazos de entrega de la documentación requerida en el expediente (la justificación de los gastos) a la Intervención del Ayuntamiento. Miguel Martín Piris, Presidente de la Banda, rectificó a este periódico aquella declaración contestando que «si nos hubiéramos pasado del plazo, nos habríamos quedado fuera de la subvención. Si vas al conservatorio y te matriculas fuera de plazo, no entras. Pues aquí es exactamente igual. El plazo de entrega es antes del 31 de enero y así se hizo».
Iván Arboleya, director de la Banda de Música aclara este asunto con más detalle: «si te falta algún papel, tienes un plazo para subsanarlo y eso es lo que se ha ido retrasando. Cada vez que acudíamos a subsanar algún documento, la contestación se retrasaba más y siempre se alegaba la ausencia de un documento que lo retrasaba aún más todo. Los funcionarios están superados de trabajo».

El expediente de la Banda de Música es un expediente complejo debido a que, entre los gastos, hay que justificar los salarios de los músicos y sus gastos sociales. No se trata de un gasto fijo, debido a que muchos de esos músicos desempeñan otros empleos y su presencia en los conciertos no es permanente. De alguna manera, como en los equipos de fútbol, rotan en sus posiciones. «Es un expediente complejo porque somos muchos músicos y la banda cambia su programación en cada concierto y, en consecuencia, de plantilla». explica el Director.
“Cuando la gente lee que tenemos un sueldo piensa que cobramos 900 o 1000 euros. Pero no, cobramos 200, 300 euros como mucho”
¿Cuanto gana un músico de la Banda? No es mucho. A penas llega a 300 euros al mes. «Estamos en precario. Cuando la gente lee que tenemos un sueldo piensa que cobramos 900 o 1000 euros. Pero no, cobramos 200, 300 euros como mucho. Eso es lo que más gana un músico en esta banda». Los músicos no viven de esto. Es un complemento a otro salario que suele percibir de otra banda, como la de Oviedo, o bien del Conservatorio, de alguna orquesta o impartiendo clases de música en una academia. Según Arboleya, «como nuestros músicos no viven de esto, cuando sale un bolo con la Ospa, cuando sale un bolo con la Banda de Oviedo o de cualquier otro sitio, no pueden venir aquí. Es obvio que no pueden decir que no a un suelo digno para venir a trabajar aquí por 200 euros. Entonces, la banda necesariamente cambia de músicos habitualmente. Ese cambio se basa en una rotación, como en los equipos de fútbol, que desde el punto de vista de la justificación de los gastos, implica dar alta y bajas en la Seguridad Social, lo que hace que el expediente sea complejo y se dilate en el tiempo».
El declive de la Banda se verifica en el número total de miembros. De un total de 50, en 2018, sin contar las funciones especiales donde podían llegar a ser 60 músicos, la banda tiene ahora un total de 25 a 28 músicos. No todos computan las mismas horas de trabajo y eso también hace que el expediente donde se incluyen los gastos lo haga más complejo todavía. «Cuando iniciamos el trámite, nos piden saber cuántos músicos y en qué modelo laboral van a estar contratados. Lo que se puede y lo que no se puede justificar también ha variado de un año a otro. Es muy difícil justificar los gastos así, sin tener certidumbre» afirma Arboleya.

José Angel Morán García, 30 años en la banda, tuba, y ex-presidente y vocal de la directiva de la Banda de Música de Gijón apunta también al Plan Estratégico de Subvenciones como uno de los problemas que motiva que otras tantas entidades estén sufriendo el mismo problema que ellos. «En Gijón hay 90 asociaciones con un convenio de subvención. Cuando presentaron el Plan Estratégico de Subvenciones en febrero para desatascar todo esto, aumentaron los retrasos. No se tuvo en cuenta el incremento de entidades». En Gijón hay registradas 159 subvenciones. En el año 2016 eran 90.
El enfado y el sentimiento kafkiano de estar peleando contra la burocracia, así como la sensación de que la Banda puede desaparecer es palpable entre los miembros de la dirección. Arboleya no admite las últimas declaraciones de Marina Pineda sobre la paciencia o no que está teniendo su departamento, Hacienda, con ellos. «La concejal de Hacienda nos dijo que había tenido mucha paciencia con nosotros. A mi me sentó muy mal. Encima de que trabajamos en precario, nos dicen que se les agota la paciencia. No sé quién tiene más paciencia, si el que paga o el que cobra». Uno de los motivos de la precariedad se debe a que el nuevo plan Estratégico no permite tener remanentes a las entidades que solventaban hasta entonces y de modo transitorio los retrasos en los pagos de la subvención. Si al finalizar el ejercicio del año, no se ha gastado toda la cuantía, la siguiente subvención se cobra, descontada la diferencia de ese remanente. El problema que acarrea es que sin ese remanente, retrasada la subvención, no pueden hacer frente a los gastos.

Según Morán este Plan no funciona y está creando un cuello de botella en la administración que solo hace retrasar más los cobros. «Podemos mandar un documento mal pero si nos contestan un mes mas tarde eso nos obliga a acumular más retrasos desde el primer requerimiento. Por otra parte, el personal nuevo no es tan competente como el que había. Cambiaron todo el personal de oficina. Por lo tanto no nos conocemos y ya se pierde esa complicidad que hasta entonces había». afirma el músico veterano.
Según Arboleya, la banda ha cobrado en septiembre el 50% de la subvención de 2020. «Queda por cobrar el 30% y el 20% de 2020 y el 50% de 2021». En total, los mismos 186.000 euros de una subvención, si lo sumamos todo en total. ¿Qué han alegado para no pagar el 30 y el 20 del 2020? «Eso está todo justificado pero no sabemos todavía por qué no lo han pagado», explica el director de la banda. Para recibir la subvención de 2021 una entidad tiene que tener justificados los gastos del año anterior. «Si tienes cargas con Hacienda o la Seguridad Social no tienes derecho a pedirla, así que hemos tenido que solicitar un crédito de 40.000 euros con una entidad bancaria a un interés muy bajo».
“Es una banda que vivimos como una agrupación, con un fuerte sentimiento de pertenencia a la ciudad”
Según Miguel Ángel Martín, la banda no ha pagado nada de ese crédito de momento. «Nuestro propósito es que se liquide con la subvención del 2020. De momento no hemos pagado nada, porque es una clausula incorporada en el contrato del préstamo que nos permite demorar el pago del crédito. Tenemos tiempo para pagarlo, pero esta situación es inasumible, porque todo lo que se debía, todos los retrasos, siguen ahí. Con lo que cobramos ahora, está pagándose el transporte, los salarios, los gatos de oficina. Solo pagamos retrasos».
Miguel Ángel Martín Piris es presidente de la entidad musical desde 2016 y vive esta situación con cierta desesperación. «He ido con la tesorera en persona a la administración, al menos, 30 veces para ver por qué no cobraba la banda. Jamás me dijeron que lo hiciéramos mal. Íbamos cara a cara, con la gente, que siempre nos trató perfectamente. Muy profesionales. Y nunca nos dijeron que entregamos mal un documento o que lo entregamos tarde. Lo único que me decían era que en la administración municipal eran muy pocos. Hay 90 subvenciones y no dan más a vasto. Y yo les decía, por favor, dame una fecha, un día, y ellos siempre nos han dicho que no me pueden decir nada porque los expedientes se revisan y ejecutan en orden de llegada y el nuestro es un expediente es muy complicado. Desde que yo empecé estamos así».

El Plan Estratégico de Subvenciones entró en vigor en febrero de 2019. Desde entonces, los problemas con el pago a las entidades se ha ido complicando hasta el punto de poner en peligro su continuidad. Ciudadanos y Foro han pedido que se modifique el plan. Laura Tuero, portavoz del grupo municipal de Podemos-Equo Xixón, reclamó la semana pasada agilizar los pagos de la banda de música y que se adopten cuantas medidas sean necesarias. Esta semana lo propondrá en la comisión de servicios y derechos sociales. Por su parte, Foro instó al gobierno municipal a que se amplíe el convenio a 250.000 euros, lo que viene a ser la cuantía actual más un 40% para pagar los seguros de los trabajadores.
Desde la directiva no se tiene, al menos, por el momento, la sensación de que la banda no interese al equipo de gobierno. El viernes tienen acordada una reunión con el concejal de Cultura, Manuel de la Vallina, a la que están emplazados, después de que la Banda decidiera dar el paso de comunicar su situación a los medios de comunicación.
EL PROYECTO
«En Asturias no existe un proyecto así», afirma Iván Arboleya, que nació con el cambio de la directiva. La Banda de Música de Gijón no es una banda tradicional que, por una subvención, toca en la cabalgata, el antroxu, la feria taurina. Eso es lo que había hasta 2014, año en el que Arboleya asume la dirección de la banda y plantea un proyecto diferente que tratara de convertir la entidad en un nuevo foco de cultura musical.
El currículum de van Arboleya es apabuyante. Este clarinetista becado por la Universidad del Sur de California ha actuado, entre otros, con Elmer Bernstein o John Williams. También ha participado en agrupaciones como Los Angeles Philharmonic, Vienna Sinfonietta, Europa Chor Akademie, American Youth Symphony, Escuela Superior de Música Reina Sofía y Fundación Isaac Albéniz. Tiene el premio “Leonard Bernstein Award 2005” de dirección, el “Rarig Endowed Music Scholarship”, la “USC Dean Arts Scholarship”. Por otra parte, ha dirigido la Orquesta Filarmónica de Helsinki, la Orquesta y Coro Joven de la Fundación Príncipe de Asturias, la London Royal Academy of Music Orchestra y la London Symphony Orchestra entre otras. Desde 2010 forma parte del equipo de producción artística para las giras de la West Eastern-Divan Orchestra (Barenboim-Said Foundation) y más recientemente de la Mahler Chamber Orchestra, agrupaciones con las que ha trabajado en las principales salas de concierto de todo el mundo.

«No es una banda y ya está». afirma con orgullo Arboleya. «Es una banda que vivimos como una agrupación, como una cantera, con un fuerte sentido de pertenencia a un proyecto que también forma parte de la ciudad.» Y es por eso que la Banda ha puesto en marcha un proyecto que se sostiene con la voluntad de los músicos y que tiene un fuerte carácter educativo y social. En la Banda de Música se enseña el estudio de los instrumentos y también la dirección de banda. A eso se suma la banda joven. Miguel Ángel Martín explica el fundamento último: «Si quieres estudiar la trompeta y ya tienes una edad, al conservatorio no puedes porque llegas tarde, pero sí tienes otra oportunidad en la banda y en dos años puedes estar tocando en una. Por otra parte, un guaje que estudia en el conservatorio y después sale, ¿a dónde va a ir a tocar? Nosotros tenemos una bandina para crios y pretendemos crear este verano una banda juvenil para chicas y chicos de 13,14 o 15 años que tienen demasiado nivel para tocar con críos que están empezando pero no tiene suficiente para tocar en la banda. Hay un limbo y para eso está la banda juvenil»
La Banda de Música de Gijón no es solo una banda, es todo el proyecto cultural que integra conciertos didácticos, escolares, sociales, en residencias de ancianos… Como afirma Arboleya, “nuestro deseo es ser portador de cultura, enseñar música a toda la gente que quiera, ser un puente a la enseñanza reglada y seguien siendo un emblema de la ciudad”. Salir a los medios para salvar la Banda está siendo el primer paso. El siguiente es la movilización.