Nos ha dejado Marilde, compañera de la AMSO y de la corriente Izquierda Socialista. Profesora comprometida, de honda vocación docente. Defensora a ultranza de la cultura y del patrimonio cultural. Intelectual, cuya vehemente talla dialéctica elevaba el debate político a una categoría que en este tiempo de mensajes tan superficiales y efímeros como agresivos y narcisistas, constituye toda una rareza.
Aun conociendo sus problemas de salud su muerte nos cogió por sorpresa. En mi caso, no pude evitar que retornaran, como un aluvión, imágenes pasadas, también dolorosas, vinculadas al recuerdo de otra muerte, la de Ramón. Ella fue parte de ese grupo de personas, compañeras de militancia, que querían muchísimo a Ramón y que no dudaron en apoyarme y acompañarme en aquellos momentos tan complicados, como lo que en realidad eran y siguen siendo para mí, una fraternal familia socialista.
“Marilde no eludía el debate ni la confrontación de ideas cuando tenía claro lo que debía defender”
No recuerdo bien el momento en que la conocí, sí que fue por mediación de Ramón. Sí me acuerdo con claridad de que era una compañera de la que se hablaba con mucho respeto, por sus posiciones valientes, dentro y fuera del partido. Marilde no eludía el debate ni la confrontación de ideas cuando tenía claro lo que debía defender. Acomodarse a la corriente de cada momento no iba con ella. Lo que tenía que decir, lo decía, siempre con respeto y convicción.
Compartía con Ramón la dedicación profesional, ambos eran docentes. Compartían también la pasión por la historia y la cultura. De la mano de Marilde, Ramón formó parte del Círculo de Valdediós, donde colaboró con ella durante unos años, de los que recuerdo el entusiasmo que mostraba por la labor allí desarrollada.

Otro recuerdo que me viene a la memoria fue una propuesta concreta que presentaron para el debate político, dentro de Izquierda Socialista, sobre el futuro del Prerrománico Asturiano. Pretendían poner en la palestra un tema de un calado radical en la política cultural asturiana, no exento de polémicas partidistas durante tantos años y para el que, decían entonces, no se había encontrado una solución satisfactoria. Ni que decir tiene que el asunto en cuestión sigue de actualidad y pendiente de una solución definitiva.
Estos días he descubierto la huella que ha dejado Marilde en jóvenes que han tenido la suerte de haber sido sus alumnos. Me agrada percibir como una buena profesora, como ella lo fue, ha influido en su amor por la cultura, la historia y, sobretodo, en su espíritu crítico.

Su huella permanecerá también en la AMSO, en nuestra Casa del Pueblo, porque lo que ahora somos y hemos logrado se lo debemos a tantas compañeras y compañeros que, como Marilde, han luchado de manera altruista por nuestros valores y lo han hechos desde todos los ámbitos de su vida.
Que la tierra te sea leve, compañera.