Cuando más del 60% de los españoles se muestran partidarios de adelantar algunos años la fecha tope para la circulación de los coches a diésel y a gasolina, la derecha gijonesa se empeña en un modelo de ciudad donde el vehículo es el protagonista principal y hegemónico.
Y no se trata solo de una cuestión de sostenibilidad y de medio ambiente para evitar la creciente contaminación en diversas zonas de Gijón, sino de un concepto moderno de ciudad, más cómoda para sus habitantes y que sea lo más paseable posible.
Los partidarios de que el coche ocupe preponderancia en la ciudad han lanzado una brutal ofensiva contra la peatonalización del Muro de San Lorenzo y exigen casi por la fuerza que aumente el número de carriles de circulación en detrimento de paseantes y ciclistas.

A tal fin, pusieron en marcha una asociación denominada ‘Stop Muro’, en la que se integran personas vinculadas con Vox, Ciudadanos y Foro Asturias, con el objeto de presionar a todas las instituciones para revertir la decisión municipal de hacer peatonal el paseo de la playa, como ocurre en buena parte de las ciudades del litoral europeo.
Stop Muro contrapone el modelo de ciudad moderna a un planteamiento en que el automóvil privado se traslade sin tasa a todas partes, cargando el ambiente de humos y polución y ahogando el papel del transporte público al que se encajona en una red de tráfico pensada para los coches particulares.
La respuesta ciudadana al Muro paseable ha sido mayoritariamente favorable a las tesis del Gobierno municipal, que a la propuesta de Stop Muro ha dado como alternativa Stop Coches. Y ni siquiera el recurso a las medidas judiciales para frenar la peatonalización les ha dado resultado.
“Stop Muro contrapone el modelo de ciudad moderna a un planteamiento en que el automóvil privado se traslade sin tasa a todas partes”
La batalla por una nueva ciudad con un modelo de desarrollo progresista donde el coche sólo sea un elemento utilizado para cuestiones urgentes e imprescindibles se ha saldado, de momento, con una victoria de las propuestas de la izquierda, pero la guerra de los afines al automovilismo más radical aún no ha terminado y se trasladará al próximo mandato municipal.
Un paseo cardiosaludable parece de momento el modo más eficiente de celebrar esta pequeña victoria, pero conviene estar alerta por si las bocinas de los enemigos de la modernidad medioambiental tocan a rebato.