Podemos Asturies, la oficialidá y la centralidad del tablero

Centralidad del tablero no es – hace falta repetirlo – ser un partido de centro en lo ideológico, sino de centro en lo posicional

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Nicolás Bardio
Nicolás Bardio
Es politólogo, escritor y creador de juegos de rol.

Hace tiempo que no hablamos de la “centralidad del tablero”, aquella expresión que se había popularizado en los primeros tiempos de Podemos donde el partido rehuía definirse como “de izquierdas” y prefería hablar de “Los de abajo” y “los de arriba”. Desde luego, el pasar de los tiempos y la coalición estatal y europea de Unidas Podemos con un partido con tanta impronta “de izquierdas” como es IU, ha desdibujado aquello de la “centralidad del tablero”. Esta es la historia de cómo un partido herido y dividido en un proceso de primarias, consigue en apenas una semana colocarse en el centro del sistema político asturiano.


Centralidad del tablero no es – hace falta repetirlo – ser un partido de centro en lo ideológico, sino de centro en lo posicional. Es decir, en un parlamento en el que sólo estuviesen representados un partido de centro izquierda, otro de izquierda y otro de extrema izquierda; el centro lo ocuparía la izquierda; pues es el que tiene la capacidad de tender puentes a uno y otro lado. En Asturies, y también en España, el partido de centro siempre ha sido la FSA-PSOE. El PSOE ha sido capaz de llegar a acuerdos con Podemos, con Ciudadanos, con el PP, con ERC, con CiU… en realidad, con prácticamente todos los actores parlamentarios españoles menos la extrema derecha.

Así, en Asturies hemos visto cómo el PSOE de Areces gobernaba con IU y cómo el de Javier Fernández lo hacía con el apoyo presupuestario del PP. Barbón no ha sido una excepción, en la misma tradición “centrista” de la FSA autonómica, es capaz de tender puentes a un lado y a otro y conseguir que lo apoye Foro, Ciudadanos o IU. Así lo hemos visto a lo largo distintos ejercicios presupuestarios, pues sus cuentas las apoyó ya Ciudadanos (este año), Foro (el pasado) o IU (los dos).

La inacción de la FSA los dejó fuera de juego

El debate en torno a la fiscalidad y la oficialidad es otro ejemplo más en el que las posiciones centrales en el sistema político son las que permiten el acuerdo y ejercer de puente entre un campo y otro. Foro Asturias, quizás preocupado por ejercer de puente entre las “dos almas” que conviven en el partido (la regionalista, que prioriza la oficialidad y la liberal que prioriza lo económico) entra a negociar el estatuto de autonomía con la condición de que para dar el plácet a la oficialidad, exigen a cambio bajar los impuestos. Esta línea, aunque roja, es flexible. Es decir, Foro Asturias no va a votar a favor del nuevo estatuto y de la oficialidad si no hay reforma económica, pero está abierto a negociar sus condiciones.

Un manifestante saca una foto col teléfonu. Foto Iván G. Fernández


En un primer momento, IU se muestra inflexible: Hay que separar ambas negociaciones. La cuerda se tensa. La FSA-PSOE lanza un mensaje claro “O todos votamos todo, o no sale nada”. El partido de Barbón no quiere ser el único que pague el precio económico y fiscal de enfrentarse a unas elecciones y, encima, tener que pagar el precio electoral con una campaña a la contra desde su izquierda. La cuerda se tensa. Foro mantiene intactas sus posiciones y parece que todo se va al traste. Y ahí, de repente, cuando nadie lo esperaba, llega la propuesta de Podemos. Una propuesta desde la izquierda del PSOE que hace que Foro vuelva a sentarse en la mesa. Una propuesta de reforma fiscal, basada en la propuesta de Foro, pero en la que la progresividad es bien clara.

Podemos: ¿El partido de la oficialidá?

De repente el PSOE se queda fuera de juego (IU ya había salido del campo por iniciativa propia y cerril de no querer hablar de nada): Estos de Foro y de Podemos van en serio. La derecha anti artículo 3.2 de la Constitución de PP, C’s y Vox pide estar presente en las negociaciones. Algo se mueve en lo fiscal para su campo y quieren estar presentes. Foro dice que mientras que haya fiscalidad les da igual votar por un lado una cosa y por otro otra. De pronto Podemos ha hecho compatible lo que debiera haber hecho la FSA: Que se puede negociar la reforma fiscal con Foro al margen de IU y se puede negociar un estatuto a cuatro donde esté la oficialidá: Tenemos los tres quintos, los 27 para aprobar el estatuto (FSA, Podemos, IU y Foro) y también tenemos la mayoría absoluta, los 23 escaños, para aprobar una reforma fiscal que permita que Foro se sume al estatuto. Foro y Podemos se colocan en el centro y se perfilan como los artífices de una victoria fiscal del campo de la derecha (Foro) y de los derechos civiles y la oficialidá (Podemos). Un único escaño de Foro arranca una mayoría pro-bajada de impuestos, cuatro escaños de Podemos consiguen que esta bajada de impuestos sea progresiva  Existe la posibilidad de que Foro y Podemos voten una reforma fiscal con la derecha y que estos dos partidos voten, de nuevo, un estatuto con la oficialidad con PSOE e IU. La lucha, que hasta hace unos días, era por ver quién se llevaba la culpa acaba de dar la vuelta: Ahora estamos viendo quién se lleva la medalla y, como no reaccione la FSA, está claro que, de momento, Podemos.

Si la FSA o IU creen que esta audacia de Podemos los deja en mal lugar o les complica su posición de cara a las elecciones de 2023 entonces es que no han entendido nadani han estado escuchando el sonido de la calle: Lo que en este pequeño y verde país mueve a la gente no son manifestaciones para pedir “más impuestos”, ni siquiera son manifestaciones (¡Ya me gustaría a mí!) para pedir la Renta Básica Universal. No, lo que mueve año a año desde hace décadas a decenas de miles de personas en Asturies es la oficialidá y la lengua. Es un derecho civil. Es el único derecho civil que depende de Asturies y de los políticos asturianos. En una autonomía sin apenas competencias en la que el parlamento es prácticamente decorativo (ha habido años que las únicas leyes que se han aprobado han sido del crédito presupuestario y presupuestos) la gente sabe que de sus políticos no puede esperar milagros, pero sí derechos.

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