Víctor García Guerrero, mensajero en Kiev

El periodista asturiano está demostrando que la pública es el único medio con el músculo suficiente para no convertir la información en una sucesión de vídeos de móvil.

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Víctor Guillot
Víctor Guillot
Víctor Guillot es periodista y adjunto a la dirección de Nortes. Ha trabajado en La Nueva España, Asturias 24, El Pueblo de Albacete y migijon.

Todo se mezcla en Occidente mientras los tanques rusos avanzan hacia Kiev. Al tiempo que los hombres cavan zanjas y levantan sacos de trinchera, el miedo se va extendiendo por las calles y una delegación ucraniana se dirije hacia la frontera bielorrusa a negociar una paz sin ningún tipo de esperanza. Entre una cosa y otra, el Presidente Zelenski llama a la movilización de la legión extranjera, vestido en camiseta militar. Otras veces ha mandado mensajes paseándose por las calles vacías, embebido de una épica extraña, dificil. Lo importante es el medio. Lo de menos, el mensaje. El Presidente Zelenski es el soldado Zelenski. De cómico a héroe de la resistencia en cuestión de días.

Sigo apasionadamente las crónicas de Víctor García Guerrero, enviado especial de TVE en Kiev. Nadie mejor que él para contarnos los movimientos de tropas, los terriotorios tomados, las decisiones que desde un despacho de Moscú o desde un bunker ucraniano movilizan a miles de soldados, propicia exodos en las estaciones de tren. Sus informaciones nos hablan de una guerra químicamente pura, de un momento histórico que no necesita adjetivos para que el espectador se haga una idea de lo que está pasando. Un helicoptero sobrevolando la capital vacía, un coche aplastado en mitad de una calle de la perifieria componen imágenes suficientes para ilustrar la relación de datos que van componiendo el significado de una invasión: cuántos depósitos destruidos, cuántos aeropuertos conquistados, cuantos muertos y heridos, el último apagón, el próximo toque de quedan, cuántos soldados movilizados, de dónde y hacia dónde van y a cuantos kilometros amenaza la muerte el estado de sitio.

Maniobras militares del ejercito ucraniano previas al inicio del conflicto. Foto: El Salto.

Me pregunto si un reportero es capaz de levantar la audiencia de un canal de televisión. Guerrero y compañía lo hacen cada día con sus partes de guerra. Los corresponsales y enviados de TVE se han convertido en los baluartes de la información de nuestro país. Desde Berlín y Moscú, desde Bruselas y Kiev, desde Washington y un pequeño pueblo ucraniano o una estación de tren en la que se amontonan miles de personas esperando su salida a Polonia. García Guerrero, nuestro mensajero en Kiev, está demostrando junto al resto de sus compañeros, que la Televisión Pública Española es el único medio de comunicación con el músculo suficiente para contar el horror y el miedo sin necesidad de convertir la información en una exégesis de videos de móvil que transformen la guerra en aquello que algunos redactores llamarón “periodistmo de interés humano”. Todos ellos han conseguido que miles de espectadores se planten ante el televisor cada mañana, cada tarde, cada noche, puntuales a la hora exacta y encuentren en cada apertura del telediario un informe breve y claro, directo y conciso de los últimos movimientos, las últimas estrategias, sin restar un ápice de personalidad a sus crónicas y marcando límites severos a la emoción porque saben que una lágrima puede destruir los argumentos.

Cada mañana, García Guerrero se permite el lujo de salir a grabar con su móvil las palomas. En su cuenta de Twitter las palomas siguen volando, en una plaza vacía de Kiev, antes de que comience la jornada. Es un momento cálido y sobrecogedor, quizá el chute sentimental necesario para iniciar un nuevo día y seguir contando lo que pasa. Y lo que pasa es la Historia, amigo, eso es lo que pasa.

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