La Facultad de Psicología de la Universidad de Oviedo presenció con expectación la conferencia pronunciada por el sociólogo y activista trans Miquel Missé. La Sala de Grados contó con casi un centenar de personas que acudieron al acto organizado por la Asamblea Moza d’Asturies (AMA), y que contó también con la colaboración de la propia Universidad asturiana. La charla de ayer se enmarca en el ciclo de conferencias titulado ‘Género e identidad desde el feminismo y las teorías queer’.
Como representante de AMA, la militante feminista Sara Combarros introdujo la sesión destacando la necesidad de organizar espacios de conversación y debate en torno a las cuestiones fundamentales del movimiento feminista. Para disponer de estos espacios, es necesaria “una Universidad pública en la que las cuestiones complejas se aborden con honestidad y rigurosidad, sin sectarismos ni teorías de la conspiración”, señaló Combarros. Una Universidad pública que sea “faro hacia la igualdad”, tal y como expresó Paz Menéndez. La directora de la Unidad de Igualdad de la Universidad de Oviedo participó de la introducción a esta charla “con el convencimiento de que los derechos fundamentales son frágiles y requieren de un esmero especial, por lo que los poderes públicos tienen un papel fundamental”.

Miquel Missé se encargó de la primera parte de este ciclo con su charla titulada ‘Aportaciones del feminismo a la política trans’. En formato online, el sociólogo catalán abordó una serie de problemas y retos del movimiento trans en relación con el feminismo. Sin embargo, debido a las dinámicas de la información instantánea y los ritmos frenéticos de las redes sociales, estas cuestiones se han tratado de manera sectaria y quietizante: “no hay que reducir los debates a Twitter”. Además, advirtió Missé, “estos retos son extremadamente complejos y no se agotan en la propia experiencia trans. Ni hace falta ser trans para reflexionar ni yo tengo razón por el hecho de ser trans”, tal y como insistió Missé durante toda la charla. “Disentir conmigo no es ser tránsfobo”.
Tras la introducción, en la que el sociólogo catalán expuso su perspectiva de análisis y advirtió la complejidad de los asuntos relativos a lo trans, procuró dar un contexto a su conferencia. Para Missé, “el imaginario cultural sigue entendiendo la transexualidad como una patología, a pesar de que creamos que hemos avanzado mucho”. Este imaginario se reflejó en la pionera legislación trans de 2007 en España que, en opinión de Missé, era ya “patologizante”. Los medios de comunicación “presentaron al movimiento trans de manera homogénea” y crearon unos imaginarios que “siguen siendo la materia prima sobre las que hemos pensado otras cuestiones, como la legislación, las decisiones políticas…”. En suma, “La Veneno seguiría teniendo problemas para encontrar trabajo también en nuestra sociedad actual”.

La forma en que entendemos la transexualidad, como expresó Missé, “es una creación muy reciente, como categoría clínica de una enfermedad mental”. Esta condición clínica no se entendería sin el sistema de relación de sexo y género, según el cual “existe un tipo de cuerpos que se identifican con la masculinidad, por un lado, y otro tipo de cuerpos que se identifican con la feminidad”. Cuando no se establece esta relación lineal, según Missé, “es cuando surge el sufrimiento en las personas trans y se genera la idea del cuerpo equivocado”. Según esta idea, un hombre trans sería, en esencia, un hombre encerrado en el cuerpo de una mujer, y viceversa. Esto, no obstante, sería “una forma más del esencialismo” que se vería reproducido con los cánones de masculinidad y feminidad hegemónicos.
“Si la transexualidad no es una enfermedad mental, entonces, ¿qué es?” Esta es una “disputa histórica del feminismo” que, en opinión de Missé, está aún por resolver. La Ley trans intentó responder a esta disputa, cuyos acalorados debates duran hasta el presente. En opinión de Missé, que participó de la elaboración de esta nueva legislación, “la Ley trans tiene un enfoque feminista bastante pobre”, por lo que se necesitaría “hacer arqueología de esa parte del movimiento trans cercano al movimiento feminista”.
“No nacemos en ningún cuerpo equivocado”
De este modo, Missé apuesta por “disputar el relato”: “no queremos mantener lo trans como patología, pero necesitamos el término de ‘lo trans’ para orientarlo hacia un nuevo relato”. Missé se apoyó en el estudio que realizó Susan Stryker en su Historia de lo trans, considerando que la transexualidad “es una creación como itinerario de vida posible, una construcción médica”. Por tanto, concluyó Missé, “no hay una esencia trans previa a las relaciones sociales. No nacemos en ningún cuerpo equivocado”, por lo que el punto fundamental estaría en “disputar el relato sobre lo trans, y para ello necesitamos un análisis feminista: pensar de forma estructural la transexualidad”.

En definitiva, para Miquel Missé, “la transexualidad tiene una parte conservadora y una parte liberadora”. No obstante, “no hay que elegir”: a pesar de que lo trans “ha podido reificar la identidad binaria de género, también hay un elemento en el que la experiencia trans desmiembra y revela que es problemática. ¿Por qué negarse a aceptar esto?”. Missé finalizó con una llamada al debate: “debemos disputar las preguntas que el feminismo plantea al movimiento trans”.