Homenaje en Oviedo a George Brassens, el juglar ácrata

La velada poético-político-musical se celebrará este sábado 30 de abril y contará con las actuaciones de Pablo Und Destruktion, Elsa Roy y Roberto González

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Redacción Nortes
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Te contamos lo ocurrido centradas en la periferia.

Con Georges Brassens topamos con un espécimen mitad juglar, mitad trovador, en breve, “puñeteramente medieval”, pero que vivió, amó, compuso y cantó en el siglo XX. El grupo anarquista Higinio Carrocera quiere homenajear al cantautor francés en el 101 aniversario de su nacimiento. La velada poético-político-musical tendrá lugar este sábado 30 de abril a partir de las 19 horas en la Factoría Pepinum, cerca del Campus del Milán en Oviedo, y contará con las actuaciones de Pablo Und Destruktion, Elsa Roy y Roberto González.

Brassens nació en 1921 en Sète en la región de Provenza, en el mediterráneo francés. Antiguamente Occitania, tierra de trovadores, de herejes y de un modo del amor, el provenzal. En algunos versos de trovadores medievales de la Provenza se reivindicaba el derecho al amor carnal, y no sólo para los varones sino también para las mujeres. Y algún estudioso sugirió que en él “se erige a la mujer en complemento indispensable para un destino metafísico; ya no es objeto de pecado o de perdición…pues el amor era principio generador de riqueza interior y de todo proceso moral”. La Provenza junto a Languedoc y el sur del Ródano fue aquella tierra donde los heréticos cátaros negaban toda noción de jerarquía y habían abandonado los templos. Todo lo cual provocó la furia de la católica Roma, que entonces desencadenó la llamada ‘Cruzada Albigense’ (siglo XIII), con la consecuencia de la desaparición de Occitania, quedando sus territorios integrados y su cultura subsumida al Reino de Francia. De aquel trasfondo histórico, de ese ‘humus’ cultural, podemos encontrar elementos directrices en el cancionero de Brassens.

En los años de la II Guerra mundial, Brassens fue desertor del STO (Servicio de trabajo obligatorio) impuesto por los alemanes invasores a los varones franceses. Y una vez finalizada la contienda, se afilió a la Federación Anarquista y comenzó a ser colaborador regular de Le Libertaire, órgano oficial de la Federación. Pasaría luego a ser corrector y aun encargado editorial del mismo, en ese orden cronológico. En sus diatribas firmadas con seudónimo, Brassens tomó como objetivos a vapulear a los representantes de los aparatos represivos del Estado: el militar, el juez, el político, y muy especialmente los gendarmes –policías-.

Como en el guiñol, opera una suerte de justicia poética. Es a los dignatarios, uniformados y emperifollados de galones, togas y demás insignias, a los que en las crónicas de Brassens y más tarde en sus canciones, les toca recibir el escarnio y las patadas en el culo. En un célebre encuentro Brassens comentó: “Lo que tiene de inspirador la anarquía es que no existe un verdadero dogma. Es una moral, una forma de concebir la vida”.

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