Roberto Sánchez Ramos “Rivi” (Grao, 1953), es un clásico de la izquierda asturiana y ovetense. Azote durante dos décadas de la derecha gabinista desde las filas de Izquierda Unida, la Asamblea de Ciudadanos por la Izquierda y de nuevo IU, pudo terminar su paso por la vida política con la satisfación de participar por una vez en el gobierno local de la capital asturiana desempeñando la concejalía de Cultura. Fue con el tripartito, de 2015 y 2019. Aunque jubilado y sin ganas de estar otra vez en primera fila, ha rechazado ofertas de otras formaciones que no eran IU, sigue con pasión, atención y preocupación la actualidad política. Está convencido de que la izquierda está condenada a entenderse, como está sucediendo en Francia con Melènchon, y que el futuro pasa por la confluencia de IU y Podemos, junto a otros actores sociales y políticos, en un frente amplio.
¿Por qué Rivi?
El fútbol como el amor te pone nombres cortos. Me crié con mis tíos y mis abuelos. Cuando bajé de la aldea a Grao para vivir con mis padres los críos me pusieron el mote de mi pueblo, Riviellas, y de ahí luego quedó en Rivi.
¿Qué hubo antes del Rivi político?
La música y el fútbol. Fuí batería de “Los moscones”, una banda que tocaba música comprometida, “Chica Ye-Ye”, versiones de Raphael, “Los Pequeniques”… También algo de rhythm and blues americano, pero eso gustaba menos en las fiestas. Una vez un empresario nos dijo que o cantábamos en cristiano o no nos pagaba.
¿Y el fútbol?
Que te paguen por hacer lo que más te gusta es un sueño. Durante un tiempo pude compaginar la música y el fútbol pero con 15 tuve que tomar una decisión trascendental. O los entrenamientos o los ensayos del grupo. Escogí el fútbol, y curiosamente allí me politicé. Me ficha el Real Avilés para jugar de extremo y en el equipo conozco al hijo de unos emigrantes suizos que me empieza a pasar a escondidas el Mundo Obrero. En los desplazamientos hablábamos de política y me entero de lo que está pasando en el país más allá de la burbuja del fútbol.
¿En casa no se habla de política?
El franquismo logró una especie de amnsesia colectiva en la sociedad española. Mi madre nunca nos contó que a mi abuelo y a cuatro hermanos suyos los habían fusilado por rojos. Me enteré de mayor por otras personas que me lo dijeron. En general la familia respetó siempre mis inquietudes políticas. Solo tuve problemas con un tío de mi padre, falangista, que dejó de hablarme.

¿La clase obrera?
Tenía ganas de trabajar y de independizarme. También hacía falta ayudar en casa. Acabé el bachiller y encontré un buen empleo en las oficinas de Montajes Nervión, una compañía vasco-madrileña, de la burguesía que había ganado la guerra. Éramos unos 5.000 trabajadores. Hacía trabajo sindical entre los oficinistas y logré que fuéramos una de las primeras empresas del metal en la que Comisiones Obreras entraramos también en las oficinas. Emilio Huerta “Triqui” no se lo creía cuando le llegé con todos los afiliados que había conseguido para el sindicato.
La empresa le tendría fichado
Tuve problemas con el ingeniero jefe, pero aguantamos el tirón y ganamos. El sector del montaje estaba muy organizado y los salarios subieron en esos años del final del franquismo y la Transición entre un 25% y un 40%. Nos creíamos de verdad que el mundo del trabajo residía en nuestras cabezas y en nuestras manos, y por eso ganábamos las batallas. Tampoco teníamos hipotecas con los bancos. Te voy a contar una anécdota. A la empresa llegaba mucha gente campesina, andaluza y castellana, con muy poca formación cultural. Recuerdo uno de Zamora que en el puerto de Avilés le pegó con el escobón a un barco y se sorprendió, “Si es de hierro y flota” dijo. Fue la gente a la que logramos afiliar a Comisiones y para la que el movimiento obrero fue su universidad y su apertura al mundo. Entendieron muy rápido sus condiciones y rompieron con el mito franquista del Pepe, haz como yo y no te metas en política. Trabajaron duro y se sacrificaron por dar a sus hijos estudios y mejores condiciones de vida, pero también se politizaron. Hoy diríamos que fue un proceso de empoderamiento. Venían de trabajar 12 horas de lunes a sábado, y cuando logramos cambiar eso, la fuerza colectiva que adquiró la gente fue enorme.
“Nos creíamos de verdad que el mundo del trabajo residía en nuestras cabezas y en nuestras manos”
¿Cuándo entra en el PCE?
El 1 del 1 de 1974. De la mano de un militante muy conocido, Manolín el de Grao. Fue en una casa medio caída de Avilés, en la actual calle Liberatd, que de aquella debía estar dedicada a algún general. Entré con un grupo de ocho o diez jóvenes.
Y acaba de concejal del primer ayuntamiento democrático
Iba el 12 en la lista del PCE de Avilés. De relleno. Se forma un gobierno de coalición PSOE-PCE, pero al año, nuestro cabeza de lista, una gran persona, Manuel Menéndez, saca plaza en Pontevedra y tiene que dimitir. Se plantea el sustituto y me dicen que tengo que ser yo en una reunión que duró hasta las dos de la mañana. Yo les dije que ni sabía lo que era la Ley de Régimen Local, pero me termina tocando a mi. Esa noche cambió mi vida. A las 8 de la mañana fuí al trabajo y les pedí una excedencia. El jefe, que tenía unas ganas enormes de perderme de vista me dió un abrazo y me dijo “Roberto, ya sabía yo que su vocación era ser político”.
Entra en tareas de gobierno
Me convierto en teniente de alcalde, con responsabilidad en aguas y jardines. De mi dependían 200 trabajadores. Tuvimos que improvisar todo. No teníamos referentes de una gestión democrática, trabajábamos con una ley franquista y con un secretario municipal franquista que rechaza el 95% de las iniciativas del gobierno local. Vivíamos en la contradicción de hacer política democrática, pero con leyes y funcionarios franquistas.
¿Qué recuerda de aquel primer gobierno de izquierdas?
Queríamos situar a la clase obrera en el lugar en el que debía estar. Esa energía nos daba el aliento, y la juventud. Tenía 25 años y era el primero en entrar a las 07:30 y el último en salir. Era la forma de ganarte la confianza de unos funcionarios que desconfiaban de nosotros. Subimos el sueldo a los barrenderos y a los trabajadores peor pagados del Ayuntamiento, que tenían salarios miserables. Abrimos el Ayuntamiento a la participación ciudadana. En el barrio de La Luz fuimos el arquitecto y yo a presentar un proyecto de parque ante mil vecinos. La gente hizo un montón de críticas y me di cuenta de que todo se había sin planificado sin conocer las necesidades del barrio, así que decidimos que el proyecto se paralizaba y se revisaría entero escuchando a la gente.



En octubre de 1982 el PSOE arrasa y el PCE se queda en los huesos
Aquella noche electoral decidí dejar el Ayuntamiento y ponerme a trabajar en reorganizar el PCE. Trabajé con gente inolvidable como Conchita Valdés, Corsino García o Francisco Javier Suárez. Nos montábamos en el coche e íbamos al punto más lejano de Asturias. Todo sin autovías. Fue un trabajo de cuerpo a cuerpo enorme. Gracias a eso afrontamos bien las municipales y autonómicas de 1983. Con esfuerzo logramos mantenernos y sacar cinco diputados regionales.
La vida familiar se resintiría
Eran horas y horas. Perdimos muchas cosas por el camino.
Le toca organizar IU en Oviedo, una plaza difícil, donde la organización del PCE había quedado muy tocada por la crisis de Perlora
Apoyé la fundación de IU con entusiasmo. Decidimos organizar IU en los barrios y en el mundo del trabajo, y logramos crear seis colectivos territoriales en Oviedo.
“Apoyé la fundación de Iu con entuasiamo”
Casi al poco de llegar a Oviedo la izquierda pierde las elecciones
La de 1991 fue una campaña extraña. El PSOE había gobernado Oviedo ocho años pero apenas hizo campaña por Masip, que se presentaba a su tercera reelección. Desconozco las razones, pero apenas se veían carteles de Masip. Desconozco las razones, pero era extraño porque Antonio siempre había tenido un plus con respecto al partido. Era un candidato que sumaba otros votos.
Y emerge la figura de Gabino de Lorenzo
Los Vega descubrieron un mirlo blanco, un joven ingeniero, amante del boxeo, carismático… Una vez en el Ayuntamiento el gabinismo contó con todos los apoyos empresariales y mediáticos de los grupos a los que hizo ganar dinero.Gabino tenía una holgura política que le permitía hablar por la mañana con Dios y por la noche con el diablo. Y siempre con miles de billetes de mil para pagar a las empresas de comunicación. Así logró crear un clima social muy favorable a las privatizaciones y a la especulación inmobiliaria. Todo en un momento en el que la izquierda ovetenses está debilitada y desmovilizada.

Pese a todo logra construirse una oposición en la calle
Conseguimos que 20.000 personas votaran en el primer referéndum popular que se hizo en una capital de provincia contra la privatización del agua. Organizamos las grandes movilizaciones contra el catastrazo, la subida del IBI que siguió a las grandes obras.
¿Cómo fue su relación con él?
Estrictamente profesional. Con todo, tenía capacidad de llegar a acuerdos de conveniencia con la oposición, incluso teniendo mayoría absoluta, como pasó con los chiringuitos de San Mateo.
También hermana Oviedo con Santa Clara, en Cuba, y se entrevista con Fidel Castro
El hermanamiento llegó por unos profesores cubanos que vienen a la Universidad de Oviedo y nos los proponen. Gabino acepta y el PSOE vota en contra. Fue correcto y respetuoso en todo lo relacionado con el hermanamiento.
“Con Gabino Oviedo se convirtió en el laboratorio neoliberal del PP a nivel nacional”
Mientras en Cuba emula a Fraga haciéndose fotos con Fidel, en Oviedo practica el neoliberalismo más duro
Perdimos millones de euros en patrimonio público que se malvendió. También servicios esenciales que se quedaron en manos privadas. Con Gabino Oviedo se convirtió en el laboratorio neoliberal del PP a nivel nacional.

En 2007 IU se rompe y encabeza una candidatura alternativa, ASCIZ
Fue una ruptura muy desagradable. IU se había institucionalizado mucho con la participación en los gobiernos de Tini Areces. Llegó el pulso de la dirección regional con la organización de Oviedo y lo aguantamos porque teníamos el apoyo de la gente. Sacamos un concejal y estuvimos a poco de sacar el segundo. IU quedó fuera del Ayuntamiento. No ha pasado nunca algo igual en ninguna capital de provincia.
Las siguientes elecciones, con usted de nuevo en IU y Celso Miranda y sus ex compañeros en ASCIZ, fueron todavía más traumáticas para una parte de la izquierda carbayona
La gente nos pedía unidad y acuerdos, pero permanecían escuelas de odio. Me coloqué donde me parecía más justo. Volví a IU y sacamos tres concejales, pero fue un proceso duro en el que dejamos jirones de piel. Se llegaron a tirar octavillas contra mi. Hubo gente que me dejó de saludar…

En 2019 la izquierda logra contra todo pronóstico recuperar Oviedo 20 años más tarde
Confluyeron la desaparición de Gabino, la división de la derecha y una izquierda más movilizada que nunca. Somos e IU sacamos 9 concejales. El PSOE cinco.
¿Cómo valora el tripartito?
Lo llamaron tripartito para no llamarlo gobierno de izquierdas. Ahora también hay dos partidos y los medios no lo llaman bipartito. El gobierno fue un ejemplo de dignidad y honestidad política, pero para que los frutos pudieran verse necesitábamos otros cuatros años y que el Gobierno de España hubiera hecho cosas como entregar La Vega a la ciudad. A pesar de todo hubo cambios. Por ejemplo en cultura recuperamos el cine, la actividad en la calle, descentralizamos a los barrios…
¿Qué falló?
Faltó calma revolucionaria. Gobernar es muy complejo, más cuando lo haces atado de pies y manos, con la Ley Montoro, deudas millonarias y poco personal. Los nervios y las prisas no ayudaron al gobierno. Faltó tiempo para crear un clima de confianza entre las tres partes. Las empresas de comunicación tampoco ayudaron. Nos llamaban tripartito igual que nos podían haber llamado okupas.
Alfredo Canteli
No es el producto del PP sino de una coalición de lobbies: el de la hostelería y otros grupos de presión económicos. El PP solo pone la marca.
Yolanda Díaz
Viene de mamar la lucha desde niña, en casa. Es una persona de principios. Ya me gustaría más gente con esa trayectoria en el resto del Consejo de Ministros. En un momento de tanta incertidumbre es vital tener gente que infunda confianza en nuestra gente.
Perspectivas de cara a 2023…
Soy autocrítico por no haber hecho más porque la izquierda confluyera en las anteriores elecciones. De cara a las próximas Podemos e IU tienen que confluir en Oviedo y en Asturias. Hace falta un solo programa y una sola candidatura que debería ir más allá de los partidos y sumar a más actores. Hay que empujar en esa dirección para que la unidad se construya cuanto antes. Nuestra gente lo está pidiendo. La derecha no va a tener esa clase de problemas. El PP y Fuerza Nueva, que ahora se llama Vox, van a sumar si les dan los números.