Punk y filosofía convergieron con éxito en La Salvaje. La nueva edición de los ‘Alcuentros Nortes’, nuestro nuevo formato presencial de charlas y debates, contó con medio centenar de personas que se acercaron a la charla de Alberto Santamaría, que aprovechó la visita para presentar las ideas principales de su reciente ensayo, Un lugar sin límites (Akal, 2022). La organización del acto contó con la colaboración de la Sociedad Asturiana de Filosofía y del propio local de La Salvaje.

Diego Díaz, director de Nortes, presentó el encuentro y se percató de este inesperado, pero celebrado maridaje entre periodismo y filosofía. Además, anunció el próximo ‘Alcuentros Nortes’, que contará con la participación de Miquel Ramos y su nuevo ensayo, Antifascistas (Capitán Swing, 2022), cuya fecha está aún por determinar.
María José Miranda, profesora de Estética en el Grado de Filosofía de la Universidad de Oviedo, presentó la charla de Alberto Santamaría a través de su experiencia autobiográfica. Para Miranda, Santamaría ha sido “un interlocutor” con quien ha dialogado sobre filosofía en base a sus textos, “aunque Alberto no lo sepa”. El prólogo de Miranda, caracterizado por la emotividad de su experiencia vital propia, animó al público a abrirle las puertas a la filosofía y a dialogar, también, con Santamaría: “el libro de Alberto nos obliga a impulsarnos contra el neoliberalismo, haciendo posible que se escuchen las voces y los cuerpos que sufren la violencia sistémica. La filosofía nos ayuda porque todes tenemos las mismas heridas”.

Alberto Santamaría relevó a Miranda y prosiguió la charla, exponiendo las ideas y reflexiones que giran en torno a su ensayo. La música, las relaciones entre cultura y política, así como sus propios gustos como el punk o la escena disco, constituyen el núcleo a partir del que Santamaría desarrolla sus reflexiones. Para el autor, las prácticas culturales, y la música en particular, es un elemento central del ensayo, ya que “permite un acceso privilegiado para comprender las formas comunes de sentir, una llave para interpretar lo posible en un período determinado”.

Con este marco, Santamaría explicó las partes de su ensayo: una, desde un punto de vista más filosófico o académico; otra, desde una perspectiva de sus “obsesiones” vitales, como son el punk o la escena disco. En la primera parte, titulado “Un lugar”, utiliza ideas de autores como Raymond Williams para construir un mapa conceptual desde el que comprender las prácticas culturales y el modo en que intervienen y se entrecruzan con nuestra vida cotidiana. Más allá de los análisis culturales que se hicieron históricamente desde un marxismo más economicista, Santamaría dio cuenta de la complejidad de las prácticas culturales y del trasfondo político, económico y social que las producen.
“La generación del punk es la primera que se da cuenta de la caída del relato del progreso y cómo las promesas se fueron al traste”
La década de 1970 nos sirve, según Santamaría, para comprender nuestro presente porque, precisamente, es el momento en que surge una cultura neoliberal en cuya putrefacción nos encontramos hoy. Estos asuntos son especialmente tratados por Santamaría en la segunda parte del ensayo, “Sin límites”, en el que refleja de qué manera tanto el punk como el neoliberalismo intentaron dar respuestas a una misma crisis. “La generación del punk es la primera que se da cuenta de la caída del relato del progreso y cómo las promesas se fueron al traste”.

Los neoliberales, con Milton Friedman como uno de sus estandartes fundamentales, supieron ver que “la economía también necesitaba de la cultura y los sentimientos para lograr su hegemonía”. En palabras de Margaret Thatcher, “la economía es el medio; el objetivo es cambiar el corazón y el alma”. Por su parte, el punk intentó combatir el avance cultural neoliberal: la autopercepción como “los perdedores y la basura” frente a la retórica del éxito y el fracaso, el mito romántico de la infancia frente a la adultez disciplinada, la cultura como emancipación y el nihilismo de una “generación vacía”. Tal y como explicó Alberto Santamaría, el punk abrió espacios y nuevas formas de habitar el mundo en un momento histórico que acabaría dominando el neoliberalismo. Es precisamente porque seguimos en conexión con aquellos años que debemos indagar en las líneas de fuga de toda una generación, sus aspiraciones y posibilidades para orientarnos en un presente todavía incierto.