El fotoperiodista Javier Bauluz ha recogido este jueves en Palencia el XIII Premio Nacional de Fotografía Piedad Isla con una llamada al respeto de los derechos humanos en las fronteras de Europa, y una defensa del valor documental de la imagen para denunciar las violaciones de derechos.
Tras recoger el premio, que reconoce su trayectoria profesional, la calidad y tratamiento de sus fotografías y su compromiso social, Bauluz ha dedicado unas palabras a su madre por haberle enseñado “a pensar en los demás”, y para su padre por adiestrarle “en el respeto a la libertad propia y ajena”.
Minutos antes, en declaraciones a los periodistas, se ha confesado afortunado por poder dedicarse a un trabajo que le permite “visibilizar a los invisibles, a los que valen menos que la bala que los mata”, a través de un trabajo que conlleva “el riesgo de meterse una sobredosis de dolor ajeno que puede afectar mentalmente”, como ha experimentado personalmente, según ha reconocido.
Bauluz, el primer español en recibir un Pulitzer de Periodismo y que ha cubierto conflictos y dramas humanitarios en Centroamérica, África, los Balcanes y Oriente Medio, vive en un permanente estado de indignación especialmente ante la violación de los derechos “de los que menos tienen”, algo que “nos devuelve a los años treinta” del siglo pasado, ha comparado.
En concreto se ha referido al “escándalo” ocurrido en la valla de Melilla, “una masacre que se está tratando de tapar” y que está investigando sobre el terreno para documentar lo que ocurrió.
Precisamente, ha apelado al valor documental de la fotografía, que servirá de testimonio en el futuro sobre “lo que estamos haciendo en las fronteras de Europa”, y advertido de que “pasar una frontera no es un delito” y que “los que cometen delitos son los gobernantes cuando no respetan los derechos humanos”.
“El discurso de la xenofobia y el racismo lo empapa todo y hay que empezar a valorar los derechos humanos o vamos por el mal camino”, ha advertido este fotoperiodista que desde 1996 documenta las crisis migratorias en distintos continentes y ve cómo “en todas las fronteras de Europa se están haciendo violaciones masivas de migrantes y refugiados deportados ilegalmente”.
Por otra parte, ha lamentado que los medios de comunicación hayan dejado de invertir en fotoperiodismo profesional olvidándose de que “una buena fotografía cuenta cosas”, y que no se trata del medio con el que se consigue una imagen sino de que ésta “vaya al corazón y a la cabeza y no solo al estómago”, ha dicho.
Además, ha aprovechado para pedir la derogación de la ley orgánica de protección de la seguridad ciudadana (‘ley mordaza), a la que se ha referido como una “ley medieval” y “absolutamente antidemocrática”, una vez abonada la sanción que le fue impuesta el pasado junio, en aplicación de esta ley, mientras fotografiaba la llegada de inmigrantes a Canarias.
Por último, Bauluz ha mostrado su satisfacción al recibir un premio “tan prestigioso” como el Piedad Isla, por lo que supuso esta pionera, y porque lo comparte con grandes fotógrafos como Cristina García Rodero, Ramón Massats, Bárbara Allende (Ouka Leele), Isabel Steva, Chema Madoz, Marisa Flórez, Juan Manuel Castro Prieto, Tino Soriano Juan Manuel Díaz Burgos, José Manuel Navia y Pilar Pequeño.
Por su parte, la presidenta de la Diputación de Palencia, Ángeles Armisén, se ha referido a Bauluz como “uno de los grandes de la fotografía de este país y del mundo, un auténtico profesional capaz de poner los pelos de punta en su reflejo y defensa de lo humano”.
“Montones de premios te avalan, desde el primer Pulitzer español, allá por el año 1995 hasta nuestros días, y como impulsor del Manifiesto sobre Periodismo y Derechos Humanos: eres un ejemplo del compromiso con la sociedad y con la información”, ha subrayado Armisén después de entregar el premio al fotoperiodista asturiano.
El Premio Nacional Piedad Isla de Fotografía, convocado por la Diputación de Palencia, está dotado con 6.000 euros y recuerda la figura de Piedad Isla, etnógrafa y pionera de la fotografía en nuestro país, nacida en Cervera de Pisuerga en 1926, de cuyo fallecimiento se cumplirá una década el próximo 6 de noviembre.